AGRESIONES A DOCENTES Y PAROS SIN SENTIDO por Jorge R. Enríquez.

TEMAS DE OPINIÓN Y DEBATE.
LA EDUCACIÓN Y LOS PAROS DOCENTES.

AGRESIONES A DOCENTES Y PAROS SIN SENTIDO por Jorge R. Enríquez.

La semana pasada un profesor de un colegio de Pergamino fue agredido por un alumno y por la madre de éste, con golpes y cuchillazos. Las fotos del profesor con el rostro desfigurado conmovieron a la sociedad.
Ante ese hecho de barbarie, el gremio docente sólo atinó a hacer lo que parece ser el único modo de reacción que gran parte de nuestro sindicalismo conoce: el paro.
El paro sistemático ya es cuestionable aún cuando constituya un modo de presión respecto de los clásicos temas salariales, y lo es más en el ámbito de la educación, pero en este caso surge una pregunta inevitable: ¿a quién le hicieron el paro?
Cuando se adopta una medida de fuerza, se pretende que alguien haga algo que puede hacer para satisfacer cierto reclamo. El paro del otro día pareciera solamente la manera de expresar un repudio. ¿No había otras? ¿Era necesario dejar a los chicos sin clases?
Por lo demás, solucionar estos problemas no es sencillo ni puede hacerse de un día para el otro. Lo que hace falta es todo un cambio cultural.
Los gremios docentes parecen ser más parte del problema que de la solución, porque las condiciones que están tornando cada vez más frecuentes estas agresiones se deben en gran medida a lo que podríamos llamar un populismo escolar, que consiste, entre otras cosas, en la degradación de la autoridad de las instituciones educativas y de los maestros a favor de una creciente soberanía de los alumnos, que no reconocen ni respetan límites.
¿Qué proponen los gremios docentes para superar este problema, si es que proponen algo?
¿No rebajan ellos mismos su autoridad con paros constantes, con una indebida politización de su actividad, con la renuencia a perfeccionarse y a vincular sus ingresos con sus méritos?
También los padres tienen su cuota, tal vez la más grande, de responsabilidad. Antes eran aliados de los maestros; ahora son sindicalistas de sus hijos. En lugar de reforzar y legitimar desde la casa la autoridad docente, la cuestionan.
Revertir esta situación será largo y difícil, porque requiere un cambio de mentalidad que hoy no es alentado -todo lo contrario- desde el vértice del poder.
OTRO PARO DOCENTE SIN SENTIDO
Otro paro del gremio docente. Esta vez, en la Ciudad de Buenos Aires.
¿El motivo? Un proyecto de ley destinado a reordenar las juntas de calificaciones, que tiende -según los fundamentos de la iniciativa- a simplificar y transparentar el sistema, que hoy es engorroso y discrecional.
Se trata de un proyecto que aspira a mejorar la calidad educativa, que puede o no ser compartido por los distintos sectores gremiales y sociales. Lo que quiero destacar aquí es la curiosidad de que se le haga un paro a un proyecto de ley.
De esa forma se presiona para que la Legislatura no lo trate. Es decir, se intenta abortar el debate democrático.
Si los gremios tienen objeciones frente a esa propuesta, lo que deben hacer es plantearlas en el que es por excelencia el ámbito de la democracia, es decir, el Poder Legislativo.
Si las objeciones son fundadas, seguramente serán atendidas. El PRO no cuenta con mayoría propia en la Legislatura, por lo que sólo con el apoyo de otras fuerzas políticas podrá convertir ese proyecto en ley.
Un proyecto es sólo una idea que genera un debate. Si hay consenso parlamentario, se transforma en ley. Muchas veces, entre la ley sancionada y el proyecto original hay enormes diferencias.
Por eso, hacerle un paro a un proyecto es lo mismo que pretender censurar las ideas distintas.
La democracia se funda en la deliberación y en la regla de la mayoría, con respeto de los límites constitucionales y de las minorías. Pero en última instancia, si no se violan esos límites, debe prevalecer la mayoría, no un sector determinado.
En definitiva, nos cuesta dejar de lado una cultura corporativista y poco afecta a los procedimientos democráticos.