El Martín Fierro tiene su contracara y muchas veces se
repiten, más, los consejos del Viejo Vizcacha que los de Fierro.
Los "Consejos del Viejo Vizcacha", de la “avivada”,
que le dice a un hijo de Fierro que debe mantener una relación de obsecuencia
con el poderoso. Emplea la metáfora de la rata y su madriguera para elogiar el
conformismo; y la del burro para decir que lo importante es saber donde
"comer".
Desprecia a los pobres ("jamás llegués a parar / ande
veas perros flacos") y lo aleja del “gauchismo” el dar la mano al que menos tiene, recomienda
dejar que el otro trabaje, y propone dedicarse a sacar provecho del esfuerzo
ajeno "el que gana su comida / bueno es que en silencio coma".
El resultado de esa cultura de la propia conveniencia
también fue descripto por el Viejo Vizcacha: "...cada lechón en su teta /
es el modo de mamar. / Ansí se alimentan muchos / mientras los pobres lo pagan;
/ como el cordero hay quien lo haga / en la puntita, no niego; / pero otros,
como el borrego / toda entera se la tragan".
¿Cómo llegó el hijo de Fierro a conocerlo? Un juez lo nombró como tutor, fue presentado
como un señor, que lo cuidaría, le enseñaría a trabajar y le daría educación Cuando
el juez me lo nombró pero que después se dio cuenta que era un viejo chillón
ratero y haragán.
El mismo que le enseñó: “Hacete amigo del Juez,/ no le des
de qué quejarse,/ que siempre es bueno tener/ palenque donde rascarse”.
El poeta Olegario Andrade dijo “Y no todo está todo como era
entonces. Fierro aconsejaba hacerse amigo del Juez, ahora ellos lo nombran y
éstos parece que tienen un grado de compromiso con quien firma el nombramiento.
Pero no nos quedemos en el detalle del funcionario que se expone. Nadie sale solo
sin permiso de la toldería a cometer tropelías sin que el cacique sepa donde
anda la indiada”.
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