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LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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domingo, junio 30, 2024

La historia del auge y la caída de la producción azucarera en Patagonia.

 


La historia del auge y la caída de la producción azucarera en Patagonia.

La producción de remolacha azucarera en el territorio Nacional de Río Negro constituyó uno de los emprendimientos más importantes de la Patagonia y el más perdurables del país en su rubro. El ingenio San Lorenzo se construyó en la década del 20 en cercanías a lo que hoy es General Conesa.

Por Mariana Lesa Brown.

La producción de azúcar de caña en Argentina tiene su epicentro en el Norte del país, especialmente en las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán. Sin embargo, la Patagonia Argentina, junto a otras regiones, contó con una importante experiencia de producción de azúcar elaborada a partir de la remolacha azucarera, una variante de la remolacha común, que se diferencia por su color claro y mayor tamaño de sus hojas de color verde.

Hacia finales de 1800 y principios del 1900 hubo varias estaciones experimentales con estos cultivos en Tucumán, Córdoba, Mendoza y en la provincia de Buenos Aires que no prosperaron. Con estas experiencias se buscaba producir cultivos que dieran mayor rentabilidad, ya que el azúcar de caña tenía ciertas limitantes en ese aspecto.

Entre idas y venidas, recién en la década 1920 lograron concretarse dos importantes emprendimientos. El primero de ellos se instaló en San Juan a cargo de la Compañía Azucarera de Cuyo y, el segundo, fue en el territorio Nacional de Río Negro con la S.A. Compañía Industrial y Agrícola San Lorenzo Ltda., de capitales privados y que se instaló en San Lorenzo a 15 km de General Conesa, como lo describen los historiadores Daniel Moyano y Susana Bandieri.

El emprendimiento de San Lorenzo se basó en la buena experiencia en base a las pruebas que se hicieron en Cinco Saltos con la remolacha azucarera, que es muy resistente a los climas fríos.

El ingenio San Lorenzo y las colonias donde se proyectó su infraestructura fueron creadas por Benito L. Raggio, miembro de una familia de empresarios de Buenos Aires quien se asoció a Juan Pegasano, quien había adquirido tierras en la margen derecha del Río Negro.

Los comienzos del ingenio azucarero de la Norpatagonia.

Por ese entonces, se instalaron fábricas en Colonia La Luisa y San Juan. A estas se sumaron plantaciones en Valcheta y cerca de Viedma, que sumaron un total de 1.184 hectáreas cultivadas.

Dichas fábricas encendieron sus calderas, a vapor construidas en material, en mayo de 1929, dando inicio a las primeras zafras de remolacha azucarera en la Argentina. Para esta incipiente producción se utilizaron maquinarias Skoda que se importaron de Checoslovaquia.

Para realizar las diferentes tareas en el ingenio, se instalaron obreros de diferentes partes. Por un lado, Juan Pegasso trajo trabajadores de Buenos Aires que se instalaron en chacras de 15 hectáreas que tenían casas y todos los servicios. También vinieron inmigrantes de Europa del este y de otras provincias del país.

Debido a esta industria agro-productiva se construyeron edificios para galpones, talleres, viviendas, almacenes y otras dependencias. La fábrica principal estaba en San Lorenzo, mientras que a los alrededores estaban las plantaciones y demás instalaciones, todo un pueblo constituido en torno al ingenio.

El Ingenio San Lorenzo era el primer paso de un proyecto industrial más ambicioso, se pensaban instalar más fábricas de azúcar y de productos derivados.

El riego que se utilizaba era mecánico con bombas y motores, lo que implicaba un alto costo, mientras que para el transporte se construyó un tendido de 107 kilómetros de trocha angosta desde la estación Lorenzo Vintter, hasta la Colonia San Juan. Este tren permitió el traslado de la materia prima y del azúcar y además funcionó como transporte de pasajeros y de mercaderías para las colonias.

Todo este esplendor tuvo su broche de oro hacia 1935, cuando se obtuvo la mayor producción de remolacha que alcanzó las 5.000 toneladas. Para ese tiempo, las hectáreas cultivadas llegaban a las 3500 sumando las de Viedma, Río Colorado y el Sur de Buenos Aires.

Diferentes factores llevaron a su caída.

Luego de 12 años de producción ininterrumpida, los problemas comenzaron a aflorar. Los diferentes historiadores nombran diversos factores que podrían haber influido en la caída del ingenio. Uno de los más populares, sostenido por Inés Luna, historiadora autodidacta de general Conesa, se basa en el enojo de los empresarios azucareros del Norte, a quienes no vieron con buenos ojos el éxito de la producción azucarera en la Patagonia.

El costo del azúcar producido con la remolacha era menor que el costo de la producción con caña y permitía precios más competitivos. A este factor, se sumó la aparición de una plaga que afectó a los cultivos y que implicó una importante baja en los volúmenes de producción, además del aumento de costos debido a que la empresa tuvo que traer expertos europeos para paliar la enfermedad.

Otros motivos, que describen los mismos pobladores de las colonias es la explosión de una caldera que implicó la muerte de un trabajador, en el medio de la producción. Asimismo, se aprobó una Ley en la cámara de senadores, que luego no prosperó en diputados que imponía cupos de elaboración a los ingenios del país.

“Ante este cúmulo de acontecimientos adversos, más una inesperada enfermedad de Raggio, el directorio de la Compañía tomó la decisión de terminar con la explotación en 1941. Se liquidaron los bienes de la sociedad, las maquinarias fueron adquiridas por industriales uruguayos mientras que los edificios y el resto de las instalaciones quedaron en poder del Centro Azucarero Regional del Norte Argentino… que, según testimonios, exigió la demolición de los mismos y el compromiso de no volver a establecer otro ingenio de remolacha en el lapso de diez años”, describen Susana Bandieri y Daniel Moyano.

Más allá de estos factores que se encuentran en el imaginario popular, las causas de esta debacle aún son materia de estudio e investigación de estos autores, quienes han puesto en consideración otras cuestiones como la falta de experiencia con estos cultivos en el país, además de cuestiones de coyuntura empresarial, entre otros.

El Ingenio San Lorenzo fue testigo de una Argentina donde la diversificación de la producción azucarera en diferentes zonas del país fue posible. Hoy, ese pasado aún sigue vivo en la memoria de un pueblo y de los rastros que dejó en el territorio rionegrino.

Fuentes consultadas: Moyano, D. y Bandieri, S. (2018). Producir azúcar en la Patagonia. El ingenio San Lorenzo, un malogrado proyecto de industrialización de remolacha azucarera (Río Negro, 1927-1941).Luna, Inés. (2007). Vivencias de mi gente II. Ingenio Azucarero de remolacha. Historia Oral, Gral. Conesa, Río Negro. Rafael Ontiveros y equipo Documental: “El Ingenio San Lorenzo”.

Publicado en Más Producción de LA MAÑANA DEL NEUQUÉN.


https://masp.lmneuquen.com/agricultura/la-historia-del-auge-y-la-caida-la-produccion-azucarera-patagonia-n1124231

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