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LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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jueves, junio 13, 2024

Arturo Jauretche y su relación con la masonería.

 

Arturo Jauretche 
y su relación con la masonería.

Por Pablo A. Vázquez.

Al cumplirse días atrás, el 25 de mayo, el 50° aniversario del fallecimiento de Arturo Jauretche se produjeron varios homenajes en su memoria. Sea en jornadas de reflexión sobre el personaje, como las realizadas en la Universidad Nacional de Lanús y en el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, como en la edición del libro “Conocer a Jauretche: pensar en nacional” (2024), coordinado por Ernesto Jauretche, Osvaldo Jauretche y demás descendiente del escritor, e impulsado por la Comisión de Homenaje a Don Arturo Jauretche.

De los variados temas que abarcan la figura y accionar del político de Lincoln su relación con la masonería mereció estos años distintas precisiones. Emilio Corbière, estudioso del tema y de familia de masones, en “La Masonería II: Tradición y Revolución” (2001), refirió: “… Arturo Jauretche, que fue iniciado en 1934, de la mano de Gabriel del Mazo. Eso ocurrió después del sangriento levantamiento radical yrigoyenista de Paso de los Libres (Corrientes) y Jauretche se refugió en la masonería para lograr protección”. Y a su vez agregó el escritor “El periodista Rogelio García Lupo me dijo que cuando actuó con Jauretche en la intervención de Eudeba, en 1973, aquél le refirió la historia de su ingreso a la masonería que realizó junto a Atilio García Mellid. Como este último, al parecer tenía buena voz, los masones de la logia lo hicieron “orador” de ella. La represión del gobierno justista fue implacable con los revolucionarios radicales, pero – según Corbière – como Agustín P. Justo y Julio Argentino Roca (hijo) eran masones, miraron para otro lado con los masones insurgentes”.

GRAN LOGIA DE ARGENTINA.

Del lado de la masonería afirman la pertenencia de Jauretche, ya que tanto en el sitio web de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones https://www.masoneria-argentina.org.ar/ como en la página web de la Gran Logia Escocista Argentina https://www.granlogiaargentina.org/ se lo toma como masón, y detalla la primera que: “Según se sabe, Jauretche ingresó a la Masonería Argentina en la Logia Bernardino Rivadavia nº 364, hacia 1934. Fue presentado por Gabriel Del Mazo. Su iniciación se relacionó con su necesidad de obtener protección política, pero, también, fue el modo que encontró para alinearse ideológicamente con otros intelectuales”.

Años atrás, en la revista “Ñ” en la nota “El secreto de Jauretche” del 10 de octubre de 2011 se incluyó una imagen de un registro de la masonería con estos datos: “Arturo M Jauretche: 32 años, argentino, soltero, abogado, domiciliado en Florida 470, Capital Federal”. Aunque en este caso, si es que no se equivocaron en su fecha de nacimiento, ya que fue el 13 de noviembre de 1901, daría como resultado que en realidad se sumó a la masonería en 1933.

En el artículo “Arturo Jauretche y la masonería”, sin firma, del sitio web “Revisionistas: la otra historia de los argentinos” https://www.revisionistas.com.ar/ se incluye que “se había iniciado en la “Augusta y Respetable Logia “Bernardino Rivadavia” 2ª del Valle de la Capital (Federal)”, y precisó como notar al pie: “El nombre exacto de la logia masónica donde se inició Jauretche es Augusta y Respetable Logia Bernardino Rivadavia 2ª Nº 364, fundada el 1º de diciembre de 1932 en la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el barrio porteño de Boedo. Allí también estuvo Gabriel del Mazo”.

Incorporaron la referencia de “Ñ” que explicitó: “Arturo Jauretche ingresó a la Internacional en el mes de junio de 1933, de acuerdo con lo que publicó en ese mes y año el boletín oficial de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, la misma que funciona actualmente en la calle Tte. Gral. Juan D, Perón 1242, Buenos Aires. Y, dentro de dicho boletín oficial, la mención de Jauretche figura en la Circular de Propuestas Nº 359… en la Circular de Propuestas Nº 356 figura como iniciado en la masonería el genial Homero Manzi.”

Y agregaron un dato digno de Dan Brown, autor del “Código Da Vinci”: “Patricio Maguire fue un experto estudioso de la Masonería... dejó escritos inéditos que, poco antes de morir, donó a la Biblioteca Popular “Adolfo Saldías” del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas. Esos escritos se componen de voluminosos tres tomos, uno de los cuales contenía antecedentes masónicos de Arturo Jauretche. En la parte donde Maguire había escrito sobre Jauretche y la masonería, esa hoja estaba misteriosamente arrancada y hecha desaparecer… Eso lo corroboré la noche del martes 14 de diciembre de 2010 estando en la Biblioteca “Adolfo Saldías” junto al bibliotecario Sandro Olaza Pallero, Juan Manuel Cardoso y un hombre de apellido Lambruschini”.

UN PAR DE APORTES.

Ante estos datos realizo un par de aportes. Por un lado, el propio Arturo Jauretche, en su libro “De memoria: pantalones cortos” (1972) refirió sus recuerdos de juventud, incluyendo en el capítulo XIV sus vivencias sobre las “casas malas”, la policía, la Iglesia y la masonería.

Y, por otro lado, en la biografía de dos tomos “Jauretche y su época”, publicada en 1985, y reeditada en 2003, del historiador Norberto Galasso, se consignó que Don Arturo impulsó la creación de la logia masónica “Leandro N. Alem” en 1931.

En los primeros años del siglo XX en Lincoln, Jauretche, haciendo un paralelo con los prostíbulos de su pueblo, rememoró: “Igual cosa me pasaba con los locales de la masonería, aunque los pecados eran otros, pero tal vez el diablo el mismo. Seguramente en este otro asunto había intervenido mi abuela materna que no terminaba de hacerse cuces porque había descubierto tarde que su marido era también tres puntitos. Eran tanto los masones entre los vecinos de la primera época que no les había bastado con un solo edificio y había dos templos: el que nosotros llamábamos la masonería nueva, bastante grande y de buena construcción, y el que llamábamos masonería vieja, que era más chico… He tratado de saber si la existencia de los dos templos era el producto de la existencia de dos ritos distintos, pero terminé por llegar a la conclusión de que, simplemente, era efecto de una rivalidad entre italianos, pues predominaban en la nueva , los italianos del norte con abundantes dosis de españoles republicanos intercalados y en la otra los del sur, todo cosa de la no estoy tampoco muy seguro dado que en general los meridionales, como se ha visto al hablar de la Sociedad de Socorros Mutuos Príncipe de Nápoli eran monárquicos y oscurantistas”.

Agregó Jauretche: “Es curioso el fin que han tenido los dos locales: el de la masonería nueva… fue comprado por los evangelistas… La dificultad la creó el esqueleto – en todo templo hay un esqueleto, imprescindible para ciertas exigencias del ritual -… nadie quería hacerse cargo, seguramente porque olía a azufre. Optó por dejarlo allí… En cuanto a la masonería vieja, o chica, en algún momento quedó disuelta y, por disposición estatutaria o por prescripción adquisitiva los bienes pasaron a la Municipalidad, que la cedió más tarde a los hermanos Urcola… para que la utilizaran como sede de la academia donde además del dibujo enseñan el manejo del papel maché y la construcción de las figuras… (del) carnaval”.

En el caso de Galasso, tras el golpe de Estado de 1930, señaló: “Arturo y sus amigos recurren entonces -dada la represión del uriburismo- a la creación de la Logia “Leandro N. Alem”, que vinculan orgánicamente por un tiempo, a la masonería como forma de obtener una cierta cobertura para sus reuniones. Poco después, sin embargo, los masones descubren las intenciones poco “fraternales” de estos “hermanos” exaltados y los devuelven “a la intemperie”. Curiosamente, logra ahora el cobijo de la Iglesia y en el convento de San Francisco, con el apoyo del sacerdote Gabriel Cuello, se realizan varias reuniones con oficiales yrigoyenistas”. Añado que la referencia que se vale Galasso fue aportada de la revista “Informaciones sobre Masonería y otras sociedades secretas”, N° 1, abril 1982, dirigida por, el ya citado, Patricio J. Maguire.

TRADICION RADICAL.

En síntesis, la pertenencia de Jauretche a la masonería fue concreta, siguiendo la tradición de Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen y otros dirigentes de la Unión Cívica Radical que lo fueron, aunque hay divergencias en la fecha de adhesión, ya que la referencia que difundió Galasso, tomando a Maguire, sería de 1931, y no 1934, sostenida por la mayoría de los estudiosos del tema. Sobre las adhesiones masónicas de Gabriel del Mazo, Homero Manzi y Atilio García Mellid también correría con la misma consideración por su origen en la UCR. Del Mazo, supuesto introductor de Jauretche a la masonería, en sus memorias “Vida de un político argentino: convocatoria de recuerdos” (1976) nada referencia del hecho citado ni de su pertenencia a ninguna logia, aunque leyendo el texto, utiliza un lenguaje con algunas aristas “simbólicas”, pero puede ser una interpretación mía nomás. De Manzi tampoco tengo referencias concretas en sus textos y dichos de su familia, y de García Mellid, de radical forjista a peronista, y, en especial, nacionalista anticomunista, miembro del Instituto Juan Manuel de Rosas, nada se vislumbra en sus textos, en los cuales condena tanto al liberalismo como al marxismo, sobre alguna simpatía a la masonería.

Finalmente, la imagen, según el sitio Revisionistas, de la reunión de cuatro hombres solos, consultando textos sobre la masonería, una noche de diciembre, queda librada a la imaginación del lector.

Jauretche, a 50 años de su fallecimiento, sigue vigente en sus textos, en su impronta nacional de “prosa de hacha y tiza” y en su espíritu de interpelar a la “intelligentzia” local con una visión propia, enraizada en nuestros valores.

Por Pablo A. Vázquez.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Arturo-Jauretche-y-su-relacion-con-la-masoneria-545847.note.aspx

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