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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

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martes, septiembre 16, 2025

A 70 años del golpe de Estado de 1955 (Entrega Nº 3). El antiperonismo al poder. Por Gustavo DALMAZZO.

 

Rojas y Aramburu dirigen un mensaje al país por cadena nacional,
desde la Casa Rosada, en 1956.


  • Lonardi es considerado como un militar nacionalista, profundamente católico, que comulgaba con la Doctrina Social de la Iglesia.
A 70 años del golpe de Estado de 1955 (Entrega Nº 3).

El antiperonismo al poder.

Por Gustavo Dalmazzo.

Relevado el general Eduardo Lonardi de la presidencia provisional, el grupo liberal se hizo cargo de la conducción de la autodenominada Revolución Libertadora. El general Pedro Eugenio Aramburu ocupó el sillón de Rivadavia.
Aramburu había nacido en Sampacho, provincia de Córdoba, el 21 de marzo de 1903. En 1919 ingresó al Colegio Militar del cual salió como subteniente del Arma de Infantería. Con el golpe de Estado de 1930, que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, ocupó cargos políticos menores en la provincia de Santiago del Estero donde, además, se casó con Sara Herrera, futura madre de sus dos hijos: Sara Elena y Eugenio.
Durante el gobierno peronista fue agregado militar en Brasil y en 1951, ya general de brigada, fue designado a cargo de la Dirección General de Sanidad del Ejército. Tres años más tarde ascendió a general de división.

ISAAC F. ROJAS.
En el ejercicio de la vicepresidencia continuó el marino Isaac Francisco Rojas. Porteño nacido en 1906, ingresó en la Escuela Naval Militar en 1925, de la cual egresó, en 1928, como guardiamarina. Durante el gobierno peronista tuvo importantes destinos como agregado militar en Brasil y Uruguay, como así también dentro de la fuerza naval, en donde llegó a ser director de la Escuela Naval. Todas designaciones que muestran a un oficial de confianza del poder político.
Durante los días posteriores al 16 de septiembre, Rojas, desde el buque 17 de Octubre, bombardeó las instalaciones petroleras del puerto de Mar del Plata y las de La Plata, operaciones que dejaron muertos y heridos. Su decisión lo convirtió en un adalid del “gorilismo”, fama que conservará toda su vida.
Rojas presidió la Junta Consultiva Nacional, una especie de comité asesor, que funcionó en el Palacio Legislativo, integrado por representantes de los partidos políticos antiperonistas, menos el Partido Comunista.
En realidad pretendió ser un sustento político del gobierno militar que pasó sin mayor pena ni gloria.

DESPERONIZACION.
La gestión Aramburu-Rojas llevó adelante un fuerte proceso de “desperonización” del país. Se prohibió al Partido Peronista, sus símbolos, cantar la marcha partidaria y la sola mención del nombre del presidente derrocado se convertía en un delito; se intervino la Confederación General del Trabajo; se borraron los nombres de Perón y Eva Perón de calles, instituciones y provincias; se impuso en actos oficiales y escolares la Marcha de la Libertad; se suprimió por decreto la Constitución reformada en 1949; se secuestró el cadáver de Eva Perón, que estuvo más de quince años escondido, y se fusiló a civiles y militares que se sublevaron contra “la Libertadora” en junio de 1956, antes de decretar la Ley Marcial.

CRISIS ECONOMICA.
La crisis económica que atravesó la Argentina peronista de los años cincuenta se la intentó corregir con consabidos planes de ajuste que estuvieron a cargo de los tres ministros que tuvo Aramburu: el radical Eugenio Blanco, que años más tarde lo será también de Arturo Illia; el liberal Roberto Verrier y Adalbert Krieger Vasena, que será, en 1967, el ministro estrella del dictador Juan Carlos Onganía. En estos años la Argentina ingresó al Fondo Monetario Internacional.
Los partidos políticos, la prensa y el movimiento estudiantil, opositores al gobierno de Perón, recuperaron las libertades perdidas. Pero lejos de pacificar al país, como deseaba Lonardi, la violencia contra el peronismo llegó a un grado superlativo. La cárcel y el exilio fueron aspectos cotidianos.
Y mientras el peronismo padecía la venganza, los liberales gozaron de plenos derechos. Cierto que en las universidades se levantó la censura anterior y comenzaron a vivir una etapa de esplendor que durará hasta el golpe de Estado de1966. También se dio luz verde, en educación, a la instalación de la universidad privada, conflicto que estallará en la presidencia de Arturo Frondizi.
Para reemplazar la derogada Constitución, el gobierno convocó a una Asamblea Constituyente en 1957. Diecinueve partidos políticos estuvieron representados, habiendo conseguido la mayor cantidad de votos la Unión.
Cívica Radical del Pueblo, la versión más antiperonista del partido de Alem y de Yrigoyen.
El resultado de la Convención fue restablecer la carta magna de 1853 y podar mayormente los derechos sociales consagrados en la de 1949.
El gobierno dictatorial convocó a elecciones nacionales para el 23 de febrero de 1958 para entregar el gobierno el 1 de mayo: “ni un minuto antes, ni un minuto después”, como había prometido Aramburu.
Seguramente “los libertadores” fueron a las elecciones de febrero confiados en que los resultados electorales de la Constituyente se repetirían. Se equivocaron.

ARTURO FRONDIZI.
El ganador resultó ser Arturo Frondizi, de la Unión Cívica Radical Intransigente, el sector más moderado y acuerdista del radicalismo, que contó con el voto del proscripto peronismo. Habiendo logrado casi el 50% de los votos, la UCRI obtuvo mayoría parlamentaria en las dos Cámaras y en todos los distritos electorales del país. Aramburu hizo caso omiso a las presiones castrenses que consideraban un mandato de Frondizi como un retroceso respecto de los postulados de 1955.
El nuevo Congreso Nacional ascendió a Aramburu al grado de teniente general y a Rojas a almirante. Sin embargo, ambos actuaron durante los gobiernos de Frondizi y de su sucesor José María Guido como la voz cantante del orden antiperonista en su versión más “gorila”.
Rojas participó en la última sublevación colorada, en 1963, durante los enfrentamientos entre Azules y Colorados. Terminó detenido. Su actuación política siguió en el Instituto Browniano, en su carácter de miembro de número. Presidió la Comisión Permanente de Homenaje a la Revolución Libertadora y la Comisión de Homenaje a los Libres del Sur, la sublevación de los hacendados bonaerenses contra Rosas en 1839. Exponente rancio del liberalismo vernáculo fue socio de numerosas entidades sociales y culturales como el Jockey Club, Rotary Club, Centro de Criadores Aberdeen Angus, Centro Naval, Círculo Militar y Círculo de Armas. Falleció el 13 de abril de1993. Dejó escrito un libro de memorias.
Aramburu, a diferencia de su vicepresidente, se metió en la vida política partidaria creando su propia estructura. Buscó organizar el voto liberal y antiperonista más decidido. Fue un importante protagonista de la política nacional hasta su trágica muerte en 1970.
A 70 años del golpe de Estado de 1955 (Entrega Nº 3). 
El antiperonismo al poder

*** Publicado en LA PRENSA.
14/9/2025
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A setenta años del golpe de Estado de 1955 (Entrega N.º 1)

El derrocamiento de Perón

Autor: Gustavo Dalmazzo.
24/8/2025.
Entrega Nº 1 se pueden leer haciendo click en enlaces:

lunes, septiembre 01, 2025

A 70 años del golpe de Estado de 1955 (Entrega Nº 2) “Ni vencedores ni vencidos”. Por Gustavo Dalmazzo.

 

Lonardi es considerado como un militar nacionalista, profundamente católico, que comulgaba con la Doctrina Social de la Iglesia.

  • Lonardi es considerado como un militar nacionalista, profundamente católico, que comulgaba con la Doctrina Social de la Iglesia.
23 de septiembre de 1955: Lonardi saluda desde el balcón de la Casa Rosada
después de asumir el cargo.

A 70 años del golpe de Estado de 1955 (Entrega Nº 2)

“Ni vencedores ni vencidos”.

Por Gustavo Dalmazzo.

El flamante presidente provisional, general Eduardo Lonardi, había nacido en Buenos Aires, el 15 de septiembre de 1896. En 1914 ingresó al Colegio Militar de la Nación, del cual egresó, cuatro años más tarde, como subteniente del Arma de Infantería. Llegará a ser director de la Escuela de Infantería.
La mayor parte de su carrera militar la hizo en la Provincia de Córdoba. Allí conoció a Mercedes Villada Achával, que pertenecía a una familia de clase alta relacionada con los círculos católicos, con quien se casó y tuvo cuatro hijos: Mercedes Susana, Eduardo, Marta y Luis Ernesto. Años después, su hija Marta escribirá un libro: “Mi padre y la Revolución Libertadora” en donde contará su visión sobre aquellos sucesos.
En 1942, revistando como agregado militar en Chile, Lonardi protagonizó una confusa situación, derivada de actividades de espionaje militar. Parece ser que al llegar a Santiago de Chile el agregado militar que dejaba el cargo y regresaba a Buenos Aires, le entregó un portafolio con documentación de actividades secretas del Ejército chileno, sabiendo que él no las podría sacar del país porque los chilenos, conocedores del espionaje, no lo dejarían salir.
Fue así que la documentación clandestina quedó en poder de Lonardi, pero los agentes de la Inteligencia chilena cayeron sobre él y lo detuvieron durante varios días. El antiguo agregado militar, Juan Domingo Perón, pudo tomar el avión sin inconvenientes.
Lonardi no participó en el golpe de Estado de 1943 pero fue pasado a retiro con el fallido de 1951, encabezado por el general Benjamín Menéndez, contra el gobierno peronista. La idea de Lonardi al ponerse al frente del derrocamiento a Perón fue la de terminar con un régimen que consideraba autoritario, pero no retrotraer la política social del peronismo y así mantener los derechos adquiridos por los trabajadores y la organización gremial.

NACIONALISTA Y CATOLICO.
Lonardi es considerado como un militar nacionalista, profundamente católico, que comulgaba con la Doctrina Social de la Iglesia, pero hay algunas excepciones a la primera caracterización.
El académico Isidoro Ruiz Moreno, especialista en el tema y antiperonista visceral, sostiene que Lonardi fue, antes que nada, un demócrata preocupado por volver a instalar el Estado de Derecho que consideraba vulnerado.
Señaló que su gobierno no tendría más duración que la impuesta por las circunstancias. No tuvo Lonardi conceptos de censura para los seguidores de Perón; aseguró el mantenimiento de las legítimas conquistas de los trabajadores y de sus sindicatos.
Asumió la presidencia provisional pronunciando el lema que había utilizado Justo José de Urquiza después de derrotar a Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Caseros: “ni vencedores ni vencidos”.
Sí, se rodeó de nacionalistas como el mayor Juan Francisco Guevara, un militar nacionalista y antiperonista; también contó con la colaboración de otro nacionalista, su cuñado Clemente Villada Achával, aunque este llegó a decir que: “no siempre tuve la suerte de coincidir con Lonardi”. Otro fue el secretario de Prensa, Juan Carlos Goyeneche, simpatizante del nazismo que supo estar además en la Alemania nazi; el ministro de Relaciones Exteriores, Mario Amadeo y el ministro de Ejército, general León Justo Bengoa.
Pero si rodeaban a Lonardi algunos nacionalistas, también lo hicieron algunos liberales como los ministros del Interior, Eduardo Busso; de Marina, almirante Teodoro Hartung y Atilio dell’Oro Maini en Educación, entre otros. Por otra parte, el presidente provisional contó también en su gabinete con peronistas desilusionados como Luis Cerruti Costa, ministro de Trabajo, y el general Juan José Uranga, ministro de Transporte.
Pero Lonardi, partidario de la concordia inmediata entre los argentinos no fue bien visto por los liberales, los más “gorilas”, decididamente opuestos a mantener vestigio alguno del régimen anterior. Por otra parte, desconfiaban de los nacionalistas, temían algún tipo de alianza de estos con el peronismo.

DEFENESTRACION.
Inspirados en el pensamiento de que la llamada Libertadora era la continuidad histórica de la línea Mayo-Caseros, y que Lonardi era demasiado condescendiente con los vencidos, empezaron prontamente el proceso de defenestración. Por otra parte, era ya sabido que Lonardi estaba seriamente enfermo.
La avanzada contra el presidente comenzó. Se lo presionó para sustituir al ministro Bengoa por el general Arturo Ossorio Arana, representante del antiperonismo más rabioso. Pero Lonardi no claudicó y firmó un decreto por el cual se separaba el Ministerio del Interior y Justicia en dos. En Justicia se quedó Busso y en el del Interior nombró al nacionalista Luis María de Pablo Pardo.
También le jugó en contra a Lonardi, la designación del general Bernardino Labayru en la Casa Militar, amigo del presidente, pero muy vinculado al general Aramburu y al almirante Isaac Francisco Rojas. Este último va a expresar el antiperonismo más radical después de 1955 y hasta 1989 cuando la política de conciliación nacional llevada adelante por el presidente Carlos Menem lo dejará sin argumentos.
También el capitán de navío Francisco Manrique y el jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo, unidad militar escolta de los mandatarios, teniente coronel Alejandro Agustín Lanusse, formaron parte del círculo que socavó el poder de Lonardi.

“USTEDES ME ECHAN”.
En el amanecer del 13 de noviembre se presentaron en la residencia presidencial los tres ministros militares: el de Guerra, general Ossorio Arana, el de Marina, almirante Hartung, y el de Aeronáutica, brigadier Abrahim. Ossorio Arana tomó la palabra y le dijo a Lonardi: “Señor General: Debo manifestarle, en nombre de las Fuerzas Armadas, que le han perdido la confianza y exigen su renuncia en no más de cinco minutos. para presentarla”. Lonardi respondió alzando la voz que no renunciaría: “ustedes me echan”. Hubo entonces vencedores y vencidos.
La salud de Lonardi fue en detrimento. Murió poco después, el 22 de marzo de 1956. Sus restos mortales fueron velados en el Colegio Champagnat, en la calle Montevideo al 1000, frente al edificio de departamentos en que, tiempo después, viviría Aramburu, hasta que de ahí saliera secuestrado, en 1970. Circularidades de la historia.

A 70 años del golpe de Estado de 1955 (Entrega Nº 2) “Ni vencedores ni vencidos”.
*** Publicado en LA PRENSA.
31/8/2025.
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A setenta años del golpe de Estado de 1955 (Entrega N.º 1)

El derrocamiento de Perón

Autor: Gustavo Dalmazzo.
24/8/2025.
Entrega Nº 1 se pueden leer haciendo click en enlaces:

miércoles, agosto 27, 2025

El hombre del misterio. Por Diego Barovero.


C
onocido como ‘El hombre del misterio’, Hipólito Yrigoyen a través de su larga vida pública se dedicó a cultivar la persistencia de ese mito forzando al estreno tal aspecto de su personalidad naturalmente hosca al exhibicionismo. Ello puede constatarse en la escasez de fotografías que existen sobre el hombre público, la mayoría de las cuales han sido tomadas en ceremonias oficiales o en trajines de campaña electoral sobre todo en el interior del país. Por el contrario, existe una muy interesante y rica iconografía pictórica que se extiende a lo largo y ancho del país en los más variados e incluso llamativos lugares. Por caso, en museos, instituciones, comités y ateneos, colecciones particulares.

Sin embargo, hay una obra emblemática y señera que sintetiza quizás de manera sublime que sintetoza quizás de manera sublime todos los misterios y certezas que existen sobre la figura y la obra de Hipólito Yrigoyen. Se trata, a mi juicio, del retrato más excelso del repúblico obra de la exquisita artista argentina Emilia Bertolé, pintora de destacada trayectoria e incluso autora de notable obra poética.

Emilia Isabel Bertolé (1896–1949) fue una artista plástica, retratista y poeta nacida en Santa Fe, Argentina. Desde temprana edad demostró pasión y talento por el arte. A los 12 años, participó en un Concurso Municipal presidido por la artista Lola Mora, y luego ingresó becada en el Instituto de Bellas Artes Doménico Morelli.

En 1915, envió tres obras al V Salón Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires: un pastel llamado Ensueño fue seleccionado. En 1927, se convirtió en la primera artista mujer en participar y ser premiada en el Salón de Mayo, con su obra Claridad: un pastel en donde se puede apreciar una figura de mujer de medio cuerpo con los brazos cruzados sobre la falda y en actitud pensativa, detrás una vasija con flores.

En la década de 1920, Emilia Bertolé se instaló en Buenos Aires y se enamoró de la bohemia porteña. Así, formó parte del grupo Anaconda, liderado por Horacio Quiroga, y cultiva amistad con Alfonsina Storni, Victoria Ocampo y Alfredo Bufano, de quien pintaría un retrato en 1921. En 1923 Regina Pacini de Alvear, esposa del presidente Marcelo T. Alvear, adquiere una de sus obras que luego dona al Salón Nacional. En 1925, Bertolé intervino como jurado en el Salón de Otoño, junto con Alfredo Guido y Emilio Ortiz Grognet, integrantes de la Comisión Municipal de Bellas Artes.

La artista se dedicó especialmente a la pintura de retratos, ya que se destacaba como pintora de moda en los círculos de la alta sociedad y de la bohemia. En las obras de Bertolé se filtra la influencia del Simbolismo y del Romanticismo, movimientos estéticos que la artista supo desplegar con maestría en sus lienzos. En muchas de sus obras pueden verse personajes contemplativos y melancólicos, que se pierden en atmósferas densas, repletas de colores pasteles, pero que son sumamente expresivos. Además, a la par de su trabajo como pintora desarrolló su vocación por la escritura, publicando en 1927 su primer libro de poesías titulado “Espejo en sombras”, un preciso reflejo de su personalidad artística y de su sensibilidad visual.
Tras la crisis de 1930, los encargos para retratos se vieron afectados, por lo cual la artista se las ingenió para generar otro tipo de ingresos, colaborando con ilustraciones para el diario La Capital y la revista El Hogar.

En 1944, y tras la muerte de su padre, volvió a Rosario donde permaneció hasta su muerte en 1949. Falleció a los 53 años, dejando una vasta obra pictórica y literaria.

SU ENCARGO MÁS IMPORTANTE.

Si bien su obra en materia de retratos es extensa, es claro que Bertolé no tuvo encargo más importante que el de pintar al entonces Presidente de la Nación Hipólito Yrigoyen a quien retrató tres veces. Es una de las pinturas más ambiciosas bajo este tópico por su minuciosa realización y por su fuerte impronta fotográfica. El personaje mira sesgado y ligeramente por encima de nosotros, ya que el punto de vista de la composición se encuentra apenas debajo de la cabeza, lo cual nos hace contemplarlo con cierto respeto en una sutil perspectiva jerárquica. Luce tranquilo, pero imponente, grave pero sereno. Denota el cargo que ocupa, pero también emana la admiración de la artista que lo retrata. Existen pocos óleos de Bertolé que posea tan denso rigor compositivo y esta dedicada concentración.

Tal vez no exista otra manera de pintar un personaje con tan alta investidura. Pero cobra nueva y significativa dimensión por tratarse de un presidente democrático argentino. En 1930 fue derrocado por la dictadura del general José Félix Uriburu, que dio comienzo a la llamada década infame. En este contexto histórico puede aventurarse que la obra resuelve el dilema de la artista planteado anteriormente: entre los tediosos encargos burgueses y la auténtica "obra que brota de las entrañas", como reclamaba el romanticismo, esta pintura coloca a la artista en su lugar. Plasma lo que más sabe estéticamente, obtiene dinero por ello e inmortaliza a un destacado referente de la política argentina.

Conviene señalar un detalle que proviene de la tradición oral. Las citas de Yrigoyen con la artista para someterse al tedioso rol del modelo, se extendió para varias semanas. Fue siempre comidilla de la época la especial sensibilidad de Yrigoyen hacia las mujeres y su eficacia en la galantería y conquista del sexo femenino. Para el momento en que la obra fue realizada, el presidente era ya un hombre anciano aunque conservaba un recio porte, bastante cabello y su penetrante mirada no dejó de observar la belleza misteriosa que irradiaba aquella joven artista que parecía arrobada por esa figura imponente que además era una leyenda viva de los argentinos de la época. En 1928 Yrigoyen había alcanzado la plenitud de su prestigio y poderío cuando una abrumadora mayoría lo condujo a su segunda presidencia. La obra corresponde a ese año (se encuentra en la colección del Museo Historico Nacional) y es verosímil colegir que la sensualidad que también trasunta la escena de pintar un retrato, influyó en ambos protagonistas.

*** Publicado en LA PRENSA.

5/5/2024.

https://www.laprensa.com.ar/El-hombre-del-misterio-544288.note.aspx

Por Diego Barovero.

Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.

martes, agosto 26, 2025

El derrocamiento de Perón. Por Gustavo Dalmazzo.

 

El 23 de septiembre de 1955 el general Lonardi y el almirante Rojas llegaron a Buenos Aires, una multitud los esperaba. Fue común ver a grupos arrastrando bustos de Perón y Evita por la calles.


Momento en el que el general Perón sube a la cañonera Paraguay de la Armada guaraní que lo llevaría al exilio.
El derrocamiento de Perón.

Por Gustavo Dalmazzo.

El 16 de septiembre de 1955 un nuevo levantamiento militar, con apoyo civil, dio por terminado el gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón. El régimen que había nacido el 17 de octubre de 1945, hijo de la Revolución autodenominada Nacional de 1943, se desmoronó en pocos días.
Perón se refugió en la embajada del Paraguay en Buenos Aires y luego fue hasta el puerto para subirse a la cañonera Paraguay de la Armada guaraní, que lo llevaría al exilio. El flamante canciller del nuevo gobierno, el nacionalista Mario Amadeo, otrora simpatizante del régimen depuesto, evitó que Perón se cayera al agua, dándole la mano ante un equívoco movimiento.
De la Paraguay, el derrocado pasó a otra cañonera, la Humaitá, pero su seguridad no estaba garantizada yendo a su destino por el Río Paraná. El presidente paraguayo, general Alfredo Stroessner, no quiso correr riesgo y envió un hidroavión para sacar a Perón del Río de la Plata, después de todo conducía a un amigo caído en desgracia, pero también a un general del ejército del Paraguay, grado que le había sido otorgado a Perón, en 1954, en retribución de haber devuelto al Paraguay los trofeos de guerra capturados durante la contienda iniciada en 1865.

DECADA DE CAMBIOS.
Atrás quedó una década de significativos cambios en la política y la sociedad argentina. La Reforma de la Carta Magna que incorporó los derechos sociales al rango constitucional; las centrales eléctricas y las obras públicas necesarias para la industrialización del país; el pujante desarrollo del mercado interno y plena ocupación de mano de obra; la acción social de la Fundación Eva Perón que protegió a las mujeres y dio recreación y turismo a miles de niños argentinos.
Lo que no quedó atrás fueron los inconvenientes económicos que el interrumpido, por el nuevo gobierno, Segundo Plan Quinquenal pretendía superar desarrollando la industria pesada y controlar la inflación. Los problemas económicos continuaron.
Y si el régimen depuesto había abusado de su poder con acciones autoritarias y persecuciones políticas, el que se instaló aumentó con creces la represión y la persecución de miles de argentinos peronistas.

CRISIS CON LA IGLESIA.
¿Cómo se llegó hasta este punto? ¿Qué había sucedido para que un régimen político que refrendó títulos en las elecciones de 1954 tuviera este final, inclusive habiendo superado la crisis económica de los años 1951 y 1952?
La respuesta hay que buscarla en el enfrentamiento del gobierno con la Iglesia Católica y viceversa. Una batalla declarada del gobierno a la jerarquía eclesiástica; un estado de ánimo de persecución política y el exacerbamiento del culto a la personalidad de Perón y Evita.
Pero también el cobijo que la Iglesia dio a la oposición más violenta contra el gobierno, más bien la organización que prestó para el cometido golpista como también la fundación de la Democracia Cristiana en la Argentina, con conspicuos miembros de la gran burguesía para arrebatarle al peronismo las banderas de la Doctrina Social de la Iglesia.
Cierto que el régimen había endurecido su accionar frente a los opositores, el discurso del presidente, el 31 de agosto de 1955, clamando “cinco por uno”. Pero cómo olvidarnos del alzamiento del 16 de junio que bombardeó a población civil en pleno Centro porteño, dejando centenares de víctimas, desde aviones navales y de la Aeronáutica que llevaban la inscripción ”Cristo vence”. Cuán profundo tuvo que haber sido el odio de clase para semejante acción. La política de inclusión social del peronismo despertó las peores pasiones revanchistas de la gran burguesía argentina, que contagió a vastos sectores medios, aferrados a un país para algunos y no para todos.

LOS SUCESOS.
El 2 de septiembre de 1955, el general Dalmiro Videla Balaguer intentó vanamente sublevar la Guarnición Militar de Río Cuarto; el 7 la plana mayor de la Marina de Guerra, acaudillada por el contralmirante Isaac Francisco Rojas, se compromete a participar del golpe en curso; en la región de Cuyo, las unidades militares se dividen entre leales y golpistas; el general Carlos Toranzo Montero intenta sin éxito sublevar las unidades blindadas de Curuzú Cuatiá pero la Guarnición Militar de Córdoba logra aglutinar voluntades y que un general, hasta entonces alejado mayormente de las conspiraciones, Eduardo Lonardi, se contactará con la otra cabeza del golpe, el general Pedro Eugenio Aramburu y se pusiera a la cabeza del levantamiento.
Los días posteriores al 16 muestran cierto desconcierto tanto en las tropas leales como en las sublevadas. En casi todas las unidades del Ejército hubo representación de los dos bandos. En cambio, la Aeronáutica pareció encolumnarse detrás del gobierno. No así la Marina de Guerra, la fuerza antiperonista más recalcitrante y en donde el componente de odio de clases era contundente. Tal vez fue esto último lo que volcó el resultado para un lado y no para el otro.
El 19 de septiembre las tropas golpistas fueron acorraladas por otras leales al mando del general Miguel Iñíguez, pero la Escuadra de Mar al mando de Rojas, lanzó un ultimátum: si el Perón no renunciaba, bombardearían Buenos Aires. Para demostrar la decisión, el crucero ARA 17 de Octubre abrió fuego contra los depósitos de combustible del puerto de La Plata, que estallaron y se incendiaron.
Más tarde, los destructores San Juan y San Luis cañonearon la Escuela de Artillería Antiaérea, unidad leal al gobierno constitucional. Comandos civiles llevaron acciones terroristas y dentro de la fuerza más leal al gobierno, los golpistas lograron sublevar la Escuela de Aviación y la de Suboficiales de Aeronáutica.
Dada la gravedad de los acontecimientos, el ministro de Guerra, general Franklin Lucero convocó una Junta Militar, integrada por los generales de división. Los de brigada solamente tendrían voz, pero no voto y concurrirían observadores de la Marina y la Aeronáutica. La Junta, presidida por el general Emilio Forcher recibió la renuncia de Perón a la presidencia de la Nación.

LONARDI Y ROJAS.
El 23 de septiembre el general Lonardi y el almirante Rojas llegaron a Buenos Aires, una multitud los esperaba. Ese mismo día el primero prestó juramento como presidente provisional, y un día después lo hizo el almirante Rojas como vicepresidente provisional. Y mientras la manifestación reunida en la Plaza de Mayo cantaba consignas como: “Argentinos sí, nazis no”; “San Martín sí, Rosas no” y “No venimos por decreto, ni nos pagan el boleto”, el 25 de septiembre los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido -este último le había brindado importante apoyo a los insurrectos- reconocieron al nuevo gobierno.

*** Publicado en LA PRENSA.

A setenta años del golpe de Estado de 1955 (Entrega N.º 1)

El derrocamiento de Perón

Autor: Gustavo Dalmazzo.
24/8/2025.

domingo, agosto 10, 2025

Las Casuchas del Rey. Por Roberto Elissalde.


Las Casuchas del Rey.

Por Roberto Elissalde.

"Las Casuchas del Rey" están vinculadas a don Ambrosio O’Higgins, que nació a fines de la segunda del siglo XVIII en Ballenary, Irlanda; en el hogar de Charles O'Higgins y Margaret O'Higgins.

Poco se sabe de sus primeros años, sólo que pasó a Cádiz adolescente aún, donde vivía un tío suyo sacerdote de la Compañía de Jesús, donde se abocó al estudio con el fin de recibir las sagradas órdenes, pero no por vocación sincera, ya que pronto cambió la vida religiosa por el ejercicio del comercio; empleado de la firma Butler Trading House, una de las grandes casas mayoristas establecidas en ese puerto. Como irlandés y católico no tuvo obstáculo alguno en emigrar a América cinco años más tarde.

Funcionario de confianza de la empresa, en 1756, viajó a Buenos Aires, para dirigirse luego por tierra a Mendoza para cruzar la Cordillera y llegar a Santiago de Chile y, seguir a Valparaíso para recibir una carga. La travesía del macizo andino fue una experiencia que don Ambrosio nunca olvidó.

Cuatro años después, retornó a Cádiz, donde solicitó su cédula de naturaleza, que lo convertía en súbdito de Su Majestad Católica, en atención a no haber trabado vínculo notable con la nación inglesa. En enero de 1763 partió hacia la Capitanía General de Chile para cooperar con su amigo y coterráneo, el ingeniero y delineador Juan Garland, en el estudio del traslado de la ciudad de Concepción. Concluida la investigación, regresó a la Península Ibérica en 1766.

Regresó a la Capitanía de Chile, donde comienza su carrera militar, en la que ocupó cargos de relevancia que merecieron el continuo reconocimiento por parte de la corona. Su prestigio habría de llevarlo al gobierno de Concepción, luego al de la Capitanía General de Chile y finalmente al virreinato del Perú. Don Ambrosio O´Higgins murió en Lima el 20 de marzo de 1801.

Durante su estadía en Santiago conoció en 1777 a la joven Isabel Riquelme natural de Chillán con la que se unió bajo promesa de matrimonio, que nunca pudo concretar porque la legislación española prohibía a los funcionarios hacerlo sin autorización real.

Fruto de esa unión fue el Bernardo O´Higgins, nacido al año siguiente y futuro libertador de Chile. En algún momento encontramos en el Archivo de Asunción una serie de datos sobre familiares de O´Higgins radicados en esa ciudad, que pronto daremos a conocer en el Boletín de la Academia Paraguaya de la Historia.

EL RETO INVERNAL.

Uno de los grandes desafíos fue unir Mendoza con Santiago de Chile en la temporada invernal, por el camino de Uspallata. Don Ambrosio que había vivido esa experiencia tan particular propuso construir resguardos en la cordillera a fin de garantizar el servicio de correos por el mencionado de que durante unos seis meses del año se paralizaban.

O´Higgins pensó hasta en los menores detalles y apuntó la necesidad de “avisar a Cádiz para que los cajones de pliegos de S.M. y los del comercio no pasen del peso de doce libras, pues de lo contrario, proviene que siendo tan pesados y voluminosos no pueda conducirlos el correo”.

Esto se debía a que en los meses de invierno los correos lo hacían caminando, porque los animales de carga no podían recorrer los caminos cordilleranos por la nieve.

En el informe de don Ambrosio apuntaba: “Se hacen sesenta y cinco leguas y media desde el valle del Aconcagua hasta la ciudad de Mendoza, y de estas se pueden caminar en todo tiempo a caballo las cuarenta y tres, pero las veintidós y media de tantas desde Hornillos hasta la punta de las Vacas, es indispensable caminarlas a pie por la mucha nieve que se carga en aquellas estaciones, y para hacerlo con fijeza soy de dictamen que se establezcan casas en los siguientes sitios…”.

Proponía seis lugares: Ojo de Agua, en lo alto de las lagunas al reparo de los peñascos, en la misma cumbre, en el paraje llamado las Cuevas, inmediata al Puente del Inca y a la orilla del río los Orcones, y en la punta de las Vacas.

No pocos viajeros que hicieron esa travesía dejaron su testimonio, quizás uno de los más interesantes es el del alemán Johann Moritz Rugendas que lo hizo en compañía de su colega, amigo y compatriota Robert Krause, que en todos los recorridos siguió la ruta que le señalara von Humboldt.

En su reciente libro, "Las casuchas del Rey” que Beatriz Aguirre Urreta y Víctor A. Ramos , bajo el sello de Eudeba en magnífica versión ilustrada apuntan: “...y trató siempre de documentar las regiones que atravesaba. Es así como paso a paso, interrumpiendo el continuo camino de los arrieros elaboraba bosquejos de los diferentes bosquejos de los diferentes paisajes que posteriormente convertía en exquisitas pinturas. Las vicisitudes de ese viaje son relatadas por Krause, donde destaca las penurias de dibujar con los dedos casi congelados ante las duras inclemencias climáticas”.

En la tarea de reconstruir la historia de estos albergues de caminantes, los autores siguieron el camino trazado por Rugendas, sus dibujos y lograron en buena parte su cometido merced a su valioso aporte.

Cada una de esas casuchas que fueron en total ocho, tienen interesantes historias de baqueanos, arrieros, y porqué no también de pasajeros, aventureros, contrabandistas, espías de San Martín, y tantos otros personajes.

EL CRUCE SANMARTINIANO.

Pensemos lo que significaban cuando cruzó el Ejército de los Andes, cuando era el mes más propicio de acuerdo a la previsión del Libertador. Se relatan estos episodios: “Al llegar a los puntos más culminantes se sentía un frío glacial y tan repentinamente se experimentó este cambio atmosférico, que ni los hombres ni las bestias podían soportarlo. La pelada montaña nada ofrecía para precaverse contra ese elemento, la leña no se encontraba, y las raíces de la valeriana y las maderas de las casuchas pronto quedaron agotadas en infinitas hogueras que de pronto se incendiaron”.

Mudo testigo por su cercanía del combate de Potrerillos fue la Casucha de las Vacas, apenas iniciado el cruce de los Andes en la vanguardia al mando del general Juan Gregorio de Las Heras el 25 de enero de 1817. Al amanecer de ese día cargó sobre el enemigo que ocupaba una sólida posición en los Potrerillos, después de dos horas y media de combate, los realistas se replegaron y emprendieron la retirada repasando la cordillera precipitadamente. Los patriotas no pudieron perseguirlos “por lo flacas y fatigadas que estaban las mulas, razón de la marcha forzada que habían hecho la noche anterior”.

Fue el bautismo de los Granaderos a Caballo, en esa campaña mandados por el mayor Enrique Martínez. Aguirre Urreta y Ramos, pasaron cuarenta años buscando material en archivos del país, de Chile, de España y de Alemania, fruto de esa paciente búsqueda es este libro sobre un tema tan apasionante, que su lectura es como cruzar los Andes cómodamente sentados, donde todo está documentado pero en ciertos momentos como en el túnel del tiempo, nos sentimos protagonistas de esta historias, que en apretada síntesis rescatamos en estas líneas.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Las-Casuchas-del-Rey--562783.note.aspx

Carlos Tarifa, testigo del penal “más largo del mundo” inmortalizado por Osvaldo Soriano. Por Beatriz Chávez.

 


Carlos Tarifa, testigo del penal “más largo del mundo” inmortalizado por Osvaldo Soriano.

Por Beatriz Chávez.

En el análisis de la historia oral reciente nos encontramos con valiosos testimonios que dan fe de lo vivido en estas tierras valletanas, y que nos enseñan a recrear su historia, valorar el trabajo de los pioneros que transformaron el valle. La historia de Don Carlos Tarifa es una de ellas. Nacido en Allen el 5 de julio de 1931, sus padres fueron Juan Tarifa (oriundo de Buenos Aires) y Teresa Garbín (proveniente de Almería, Andalucía). Ambas familias se habían instalado en 1907 en Allen y en Ingeniero Huergo, respectivamente.

Formaron su hogar en una quinta en la actual intersección de las calles San Martín y Mitre, por donde pasaba un canal de riego. En ese hogar nacieron Dolores (Lola) casada con Santos del Brío; Raúl (casado con María Carrera), Gladis (casada con Aroldo Bárcena) y Carlos, casado con Nora Álvarez, quien nació en Villa Regina en 1935. Carlos y Nora se casaron en Allen el 22 de octubre de 1955 y tuvieron dos hijos: Mónica y Juan Carlos, y dos nietos Andrés y Franco Buessio. “Los padres de mi madre –narró el hijo, Juan Carlos- fueron Rafael Álvarez (oriundo de Ciudad Rodrigo, Castilla y León) y Julia Santos, nacida en Choele Choel. Nora tiene una hermana Eva “Yaya” viuda de Ramasco que vive en Choele Choel. La familia Santos vivió en una isla del río Negro en Colonia Josefa, en el Valle Medio, y luego se trasladaron a Chichinales donde se dedicaron a labores rurales”. Carlos trabajó de adolescente en los talleres de la familia Santamaría y luego en la usina que Agua y Energía tenía en Allen, y cuyo edificio se desmanteló recientemente.

Carlos Tarifa nos dejó el pasado 26 de junio. Vivió siempre en Allen y le dedicó gran parte de su vida al Club Unión, su gran pasión. Fue uno de los jugadores del emblemático “Penal más largo del mundo” disputado el 12 de diciembre de 1953 entre los clubes Cipolletti y Unión, y que generó varias historias de ficción, como el cuento del escritor Osvaldo Soriano, que relata el encuentro en el que Unión se consagró campeón de la Liga Confluencia; el escritor llamó al Club “Estrella Polar” en la ficción.

La verdadera historia del partido contada por sus protagonistas y las Actas de la Liga Confluencia, había comenzado el 29 de noviembre. Cuando faltaban 8 minutos para la culminación, los equipos empataban 3 a 3, resultado que favorecía a Unión y así se consagraba líder de la Liga.

Pero el árbitro, en una confusa maniobra, cobra córner a favor de Cipolletti, lo que genera la protesta de los simpatizantes de Unión que invaden el campo de juego. La Liga Confluencia resuelve continuar los 8 minutos restantes del partido con el tiro penal en la cancha cipoleña y a puertas cerradas. A los 13 días se reanuda el partido de 8 minutos de duración, que comienza con el penal a favor de Cipolletti, que el jugador pateó fuera del arco. Y así se consagraba campeón el club de Allen”, continuó relatando Juan Carlos.

“Mi papá me ha contado que, luego del fallido penal, los 7 minutos restantes se les hicieron interminables. Los simpatizantes de Unión habían viajado a Cipolletti junto con el equipo en un camión y trataban de mirar desde el techo del vehículo para saber qué pasaba. También contó que, ante la falta de comunicaciones, habían ido a la estación del Ferrocarril para enviar un mensaje a la estación de Allen, porque era la única manera de comunicarse con la afición que los aguardaba”.

Don Juan Tarifa, el padre de Carlos, había integrado la primera comisión directiva de Unión en 1934 y Carlos, además de ser jugador durante varias décadas, también integró la comisión del club. Siempre recordamos los trabajos que hicieron de emparejamiento del terreno para la construcción de la actual cancha y el armado de las primeras tribunas en la década del ’60.

Una historia pionera, atesorada en los álbumes de fotografías y en los corazones de pobladores y familiares, que nos permiten, felizmente, dar testimonio y valorar el legado.

Por Beatriz Chávez.

Carta de lectores publicada en diario Río Negro.

Domingo 10 de agosto ddel 2025.

https://www.rionegro.com.ar/cartas/carlos-tarifa-testigo-del-penal-mas-largo-del-mundo-inmortalizado-por-osvaldo-soriano/

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Enlaces de interés.

El cuento de Soriano.

https://guillermopirriargentino.blogspot.com/2010/02/cuento-de-osvaldo-soriano.html

Otro enlace de interés.

https://guillermopirriargentino.blogspot.com/2013/12/efemerides-patagonicas-12-de-diciembre.html

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