GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

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domingo, agosto 10, 2025

Carlos Tarifa, testigo del penal “más largo del mundo” inmortalizado por Osvaldo Soriano. Por Beatriz Chávez.

 


Carlos Tarifa, testigo del penal “más largo del mundo” inmortalizado por Osvaldo Soriano.

Por Beatriz Chávez.

En el análisis de la historia oral reciente nos encontramos con valiosos testimonios que dan fe de lo vivido en estas tierras valletanas, y que nos enseñan a recrear su historia, valorar el trabajo de los pioneros que transformaron el valle. La historia de Don Carlos Tarifa es una de ellas. Nacido en Allen el 5 de julio de 1931, sus padres fueron Juan Tarifa (oriundo de Buenos Aires) y Teresa Garbín (proveniente de Almería, Andalucía). Ambas familias se habían instalado en 1907 en Allen y en Ingeniero Huergo, respectivamente.

Formaron su hogar en una quinta en la actual intersección de las calles San Martín y Mitre, por donde pasaba un canal de riego. En ese hogar nacieron Dolores (Lola) casada con Santos del Brío; Raúl (casado con María Carrera), Gladis (casada con Aroldo Bárcena) y Carlos, casado con Nora Álvarez, quien nació en Villa Regina en 1935. Carlos y Nora se casaron en Allen el 22 de octubre de 1955 y tuvieron dos hijos: Mónica y Juan Carlos, y dos nietos Andrés y Franco Buessio. “Los padres de mi madre –narró el hijo, Juan Carlos- fueron Rafael Álvarez (oriundo de Ciudad Rodrigo, Castilla y León) y Julia Santos, nacida en Choele Choel. Nora tiene una hermana Eva “Yaya” viuda de Ramasco que vive en Choele Choel. La familia Santos vivió en una isla del río Negro en Colonia Josefa, en el Valle Medio, y luego se trasladaron a Chichinales donde se dedicaron a labores rurales”. Carlos trabajó de adolescente en los talleres de la familia Santamaría y luego en la usina que Agua y Energía tenía en Allen, y cuyo edificio se desmanteló recientemente.

Carlos Tarifa nos dejó el pasado 26 de junio. Vivió siempre en Allen y le dedicó gran parte de su vida al Club Unión, su gran pasión. Fue uno de los jugadores del emblemático “Penal más largo del mundo” disputado el 12 de diciembre de 1953 entre los clubes Cipolletti y Unión, y que generó varias historias de ficción, como el cuento del escritor Osvaldo Soriano, que relata el encuentro en el que Unión se consagró campeón de la Liga Confluencia; el escritor llamó al Club “Estrella Polar” en la ficción.

La verdadera historia del partido contada por sus protagonistas y las Actas de la Liga Confluencia, había comenzado el 29 de noviembre. Cuando faltaban 8 minutos para la culminación, los equipos empataban 3 a 3, resultado que favorecía a Unión y así se consagraba líder de la Liga.

Pero el árbitro, en una confusa maniobra, cobra córner a favor de Cipolletti, lo que genera la protesta de los simpatizantes de Unión que invaden el campo de juego. La Liga Confluencia resuelve continuar los 8 minutos restantes del partido con el tiro penal en la cancha cipoleña y a puertas cerradas. A los 13 días se reanuda el partido de 8 minutos de duración, que comienza con el penal a favor de Cipolletti, que el jugador pateó fuera del arco. Y así se consagraba campeón el club de Allen”, continuó relatando Juan Carlos.

“Mi papá me ha contado que, luego del fallido penal, los 7 minutos restantes se les hicieron interminables. Los simpatizantes de Unión habían viajado a Cipolletti junto con el equipo en un camión y trataban de mirar desde el techo del vehículo para saber qué pasaba. También contó que, ante la falta de comunicaciones, habían ido a la estación del Ferrocarril para enviar un mensaje a la estación de Allen, porque era la única manera de comunicarse con la afición que los aguardaba”.

Don Juan Tarifa, el padre de Carlos, había integrado la primera comisión directiva de Unión en 1934 y Carlos, además de ser jugador durante varias décadas, también integró la comisión del club. Siempre recordamos los trabajos que hicieron de emparejamiento del terreno para la construcción de la actual cancha y el armado de las primeras tribunas en la década del ’60.

Una historia pionera, atesorada en los álbumes de fotografías y en los corazones de pobladores y familiares, que nos permiten, felizmente, dar testimonio y valorar el legado.

Por Beatriz Chávez.

Carta de lectores publicada en diario Río Negro.

Domingo 10 de agosto ddel 2025.

https://www.rionegro.com.ar/cartas/carlos-tarifa-testigo-del-penal-mas-largo-del-mundo-inmortalizado-por-osvaldo-soriano/

*** Otras publicaciones hacer click en etiquetas: Beatriz Chávez.

Enlaces de interés.

El cuento de Soriano.

https://guillermopirriargentino.blogspot.com/2010/02/cuento-de-osvaldo-soriano.html

Otro enlace de interés.

https://guillermopirriargentino.blogspot.com/2013/12/efemerides-patagonicas-12-de-diciembre.html

*** Para leer otras publicaciones de Osvaldo Soriano hacer click en etiquetas: Osvaldo Soriano.

jueves, febrero 20, 2025

La estirpe de los Castañeda en la ciudad de Choele Choel.



La estirpe de los Castañeda en la ciudad de Choele Choel.

3 de diciembre de 2019.

El apellido de origen toponímico Castañeda procede de diferentes lugares de España al hacer alusión a un sitio poblado de castaños, siendo uno de los principales el lugar de su nombre en la región de Cantabria. Tuvo casas importantes en Iguña, en Santander, en cuya Colegial tuvo capilla con sus armas Diego Herrera Castañeda y Escalante, caballero de Alcántara, en Selaya, en Sobremazas, en el lebaniego valle de Bedoya, en Sopeña y Selores, en Villasevil y otros lugares de Toranzo, en Reinosa y otros puntos de Cantabria. De las de Toranzo, sobre todo, deriva la rama americana, con profuso arraigo en varios países de habla hispana, especialmente México y Argentina.

Tal vez el más ilustre y conocido acá en nuestro país, sea el padre Francisco de Paula Castañeda, un  fraile de combate, célebre por la gran cantidad de diarios que fundó y por su polémica visión sobre la educación, que por sus ideas supo ser desterrado a Carmen de Patagones y al cual lo recuerda una calle de la ciudad de Buenos Aires.

En la provincia de Río Negro el apellido está presente en varios lugares y desciende sin ninguna duda de don Miguel Castañeda y su esposa Manuela Castro (mis bisabuelos) los que provenientes de Carmen de Patagones se radican definitivamente en Choele Choel en el año 1881, estableciendo una casa de comercio, según consta en varios archivos, entre ellos en el libro “Río Negro, pasado y presente”.

En un poema de la historiadora Cruz Engracia Palacio titulado “Las casas” se la cita recordando que siendo niña habitó en la amplia casona que hiciera para posta Castañeda y que fue oportunamente asiento del gobierno rionegrino.

El historiador Omar N. Cricco en su ameno libro “Una historia de Choele Choel” también recoge este dato aportando que “aún en pie está la casa de don Miguel Castañeda, llegado a la localidad en 1882 (hay un año de diferencia) para dedicarse al comercio, primero con hotel y después con ramos generales. Y agrega Cricco que “según la tradición local, el señor Castañeda, también llegó a atender el servicio de postas en el corto período en que las galeras corrieron por el valle”.

Con respecto a la diferencia de fecha debe tener razón Cricco pues hay una fotografía de doña Manuela Castro de Castañeda fechada en el año 1881.

El ensayista César Vapñarsky en su libro “Pueblos del Norte de la Patagonia” le dedica unas líneas  e inserta una fotografía de la casona en cuestión.

El padre Entraigas cita en su libro “El ángel del Colorado”, donde describe la misión del Padre Pedro Bonaccina junto al padre Stefenelli por el Valle Medio en el año 1888, que ambos sacerdotes “llegaron a la población de Choele Choel que estaba bajo las órdenes del Coronel Pablo Belisle. Era entonces un acantonamiento de unos 2.000 soldados, otros tantos indígenas y algunos provincianos. Los misioneros –relata Entraigas- se alojaron en la casa de comercio de don Miguel Castañeda. La lluvia pertinaz no les permitió hacer gran cosa; pero siempre pudo el Padre bendecir algunos casamientos, bautizar algunas criaturas y rezar una misa de campaña para la tropa. La lluvia le hizo anticipar el regreso; temía que le interceptara el camino. Y emprendieron la vuelta a Patagones después de dos meses de aventuras misioneras”.

Carlos María Gorla en “La capitalización de Viedma” refiriéndose a la famosa creciente que azotó la zona en el año 1899 cita que “En la estación la creciente llegó hasta veinte metros del edificio. Siguiendo el camino al pueblo se encuentran dos poblaciones, del campamento, las que fueron rodeadas por el agua, pero que no han sufrido nada por no haber alcanzado a penetrar en el interior de ellas. En cuanto al pueblo se han inundado completamente cuatro pequeñas poblaciones, situadas más hacia el valle, y las casas de los señores Gaviña y Castañeda, la primera casa de comercio, y fonda y un pequeño almacén la segunda, éstas se encuentran, unas hacia la falda de la loma, habiendo alcanzado en ambas a tener cincuenta centímetros de agua”. El texto precedente reproducido por Gorla figura en una nota del entonces Juez de Paz de Adolfo Alsina Isidro Burrieta al gobernador Tello, con  fecha 3 de Agosto de 1899.

Fueron así don Miguel Castañeda y su esposa Manuela Castro verdaderos pioneros del desarrollo del Valle Medio y han dejado una frondosa familia con ese apelativo cuyos integrantes se han destacado en  la docencia, en las filas de la policía de Río Negro, en la actividad política y en la cultura tanto de esta provincia como en otros lugares donde la vida los ha llevado.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta.

Publicado en Mas Río Negro.

https://www.masrionegro.com/2019/12/03/la-estirpe-de-los-castaneda-en-la-ciudad-de-choele-choel/

domingo, febrero 16, 2025

Hilarión Moreno ‘Ramenti’: marino, músico y diplomático.

 


Hilarión Moreno ‘Ramenti’: marino, músico y diplomático. 

Por Roberto Elissalde.


domingo, enero 12, 2025

Raúl “Valladares” Ventureira: llevaba en su alma la vida de los ferroviarios y en su voz la locución.

 

Raúl “Valladares” Ventureira: llevaba en su alma la vida de los ferroviarios y en su voz la locución.

Por Beatriz Chávez.

La historia de Raúl Valladares está ligada a la vida del ferrocarril: proviene de una familia ferroviaria que desde mediados del siglo pasado vivió unida a los rieles. Raúl nació en Villa Maza, Adolfo Alsina, pueblo de la Provincia de Buenos Aires. Su padre, Enrique Ventureira, hijo de españoles de Galicia, nació en La Plata y fue criado en Las Flores. Don Enrique se casó con Catalina Bustos, con quien tuvo tres hijos: Raúl, Carlos y Enrique “Coco”. Debido al trabajo de Enrique como maquinista del ferrocarril, la familia Ventureira se tuvo que trasladar a diferentes lugares: General Dorrego, Darwin y Mar del Plata.
En 1951 los ferroviarios le realizaron una huelga al general Perón, lo que les costó el despido del trabajo y el encarcelamiento, condena que cumplió en Bahía Blanca. A raíz de este episodio la familia se dividió: Raúl y su hermano Carlos se fueron a vivir a Mar del Plata con su abuela materna, Gervasia Valladares (de ella tomará el apellido para el trabajo de locución) y su tío. El hermano menor y su mamá se quedaron en Darwin hasta 1952, año en que liberaron a Enrique, y comenzó a trabajar en el gasoducto que estaba construyendo la empresa Techint y tenía la base en Choele Choel, localidad cercana a Darwin.
Su padre llevaba en la sangre el amor por los rieles. Al poco tiempo de la cesantía fue reincorporado al ferrocarril. Raúl evocó “las bondades del ferrocarril construido por los ingleses”. Debido a que los sueldos de la provincia de Buenos Aires no eran tan generosos como los del sur, a fines de 1955 se produjo una vacante en Neuquén y arribaron a esta ciudad. Vivían en la colonia ferroviaria de la segunda cuadra de la calle San Martín, frente a la Farmacia del Pueblo. Raúl cursó a partir de tercer año en el Colegio San Martín y fue uno de los alumnos del profesor Benedicto Ocampos, que realizó una movilización de protesta cuando fue declarado cesante por su condición de peronista.
“El acercamiento a la radio fue vocacional. En el sector del bajo, segunda cuadra de la calle Perito Moreno, había una empresa, de Juan Mirabete, que era de servicio propaladora y que tenía altoparlantes ubicados en Avenida Olascoaga y Sarmiento. La línea seguía hasta Láinez y Sarmiento, donde se colocaban otros altoparlantes”. Este servicio era para transmitir música y avisos en determinados horarios. “Fue allí que escuché que necesitaban un locutor y fui a lo del señor Mirabete, donde trabajaba Gladis Mesplatere, y enseguida me tomaron. Esta empresa tenía chatitas Ford A que anunciaban en los barrios propagandas y tiraban papelitos a las calles; los niños se colgaban de la chatita, era muy divertido”.

En 1960 Raúl se trasladó a la ciudad de La Plata a estudiar Ciencias Naturales, estuvo allí dos años y medio y regresó a nuestra ciudad. Hace algunos años hablamos con Raúl: nos contó que a fines de la década del 30 se organizaron las transmisiones radiales con tres estaciones de cabecera: radio El Mundo, radio Splendid y radio Belgrano. El destino quiso que se encontrara con Dante Morosani (Lombardo), que le propuso trabajar en la radio. Dante, con Juan Mantelli, organizaron un programa en el que los jóvenes hablaban de cultura. Se llamaba “Un impulso a las nobles inquietudes”.

En 1961, Raúl se incorporó como personal suplente a la radio. A partir de allí su carrera fue interminable: transmitió desde el Club Pacífico la visita del gran Atahualpa Yupanqui en 1964, por ejemplo. En Canal 7 entrevistó a Jorge Luis Borges, quien estuvo con el Dr. Gregorio Álvarez en los festejos del primer médico de la provincia del Neuquén en 1970, como lo podemos observar en la foto que acompaña el escrito. En diciembre de 1965 se inauguró el Canal 7 de Neuquén, y Raúl y Margarita Aguilar (hermana del recordado poeta Milton) fueron sus primeros locutores.

En 1976 recibió el Pehuén de Oro junto con Osvaldo Arabarco y Pepe Ramos Paz por el programa “Damas y Caballeros”. En el año 1965 se casó con María Elena Martinolich, una maestra jardinera nacida en Guardia Mitre (Río Negro). Con ella tuvo tres hijos, dos de ellos viviendo en el exterior, que les dieron varios nietos. Hoy lo volvemos a homenajear, ha partido a otra vida hace pocos días: su imborrable recuerdo quedó grabado en su familia, en el Neuquén, en los medios de locución.

Carta de Lectores de la historiadora neuquina Beatriz Chávez.

Publicado en Diario Río Negro.

Domingo 12 de enero del 2025.

https://www.rionegro.com.ar/cartas/raul-valladares-ventureira-llevaba-en-su-alma-la-vida-de-los-ferroviarios-y-en-su-voz-la-locucion-3964064/

Imagen de la misma publicación. A la izquierda el escritor Jorge Luis Borges, en el centro Raúl Valladares, conductor, periodista de Canal 7 de Neuquén y del programa en L.U.5 "Damas y Caballeros" y a la derecha el Dr. Gregorio Álvarez en los festejos del primer médico de la provincia del Neuquén en 1970.

domingo, noviembre 03, 2024

CET N°18, un Centro de Educación Técnica pionero en Regina.

CET N°18, un Centro de Educación Técnica pionero en Regina.

Un establecimiento ejemplar en tierra de pioneros, de economía regional frutícola y petrolera.

Por Beatriz Chávez.


Es de destacar la labor llevada a cabo por la Supervisora Prof. Laurentina Swenger, y la Delegada de Educación en Villa Regina, María Rosa Pulgini quienes trabajaron arduamente para lograr abrir una institución técnica. Se recolectaron 5000 firmas, gestión que impulsó su creación ante el municipio. En poco tiempo se alcanzó el cupo de alumnos inscriptos: había que buscar el edificio.

En los primeros tiempos se habilitó un Club Deportivo sobre el cual se construyeron paneles para los talleres, aulas y se designaron los docentes. Poco después se logró inscribir a la escuela en el Plan Nacional de las 700 Escuelas. En 2005 se dio inicio a la apertura del ciclo escolar con primer año, con la directora Sra. Noemí Luppi y la supervisora mencionada. Las aulas para las tres divisiones de primer año quedaron inauguradas el 29 de abril de 2005 con la presencia de alumnos, docentes, padres, la directora mencionada, la supervisora de Nivel Medio y la subdelegada del CPE, Mónica Aon. Hoy, la institución hace hincapié en formar técnicos en energías renovables: cuenta con un proyecto de laboratorio didáctico sobre energías solares, eólicas y del agua. La infografía elaborada por el equipo revela:

“Somos una joven institución educativa secundaria, con especialidad electromecánica, que desde sus inicios está atravesada por la enseñanza basada en proyectos y una gran impronta de inclusión social, trabajo comunitario y vinculación con distintos sectores de la economía regional. El fin principal es formar a las primeras generaciones de técnicos en esta materia, que contamos con muy pocos en el país. La construcción de un Aula Taller o Laboratorio bajo los requerimientos específicos de la propuesta, permitirá un espacio físico de formación adecuado donde alojar los equipamientos técnicos y didácticos específicos. Lograremos la formación y aplicación práctica en eficiencia energética y energías renovables de los recursos humanos del sector productivo local, favoreciendo el incremento de la generación de energías renovables y aumentando la capacidad instalada actual”.

Éste es un proyecto innovador que ganó un concurso organizado por una empresa de energías de origen de Estados Unidos. Triunfó por su creatividad, por su aula laboratorio con tecnología de punta, y al ser premiada consiguieron el financiamiento para montarlo. Cristian Liberatore, profesor y jefe general de Enseñanza Práctica, nos narró que tuvieron que redactar el proyecto en español e inglés para enviarlo al concurso de la empresa SLB, ex Schlumberger, la que selecciona a nivel mundial un proyecto anual y lo financia. El año pasado fue elegido este proyecto, primero a nivel nacional y luego latinoamericano y a nivel global. Liberatore nos contó que “el propósito que se persigue es trabajar en la enseñanza de energías limpias para ponerlas al servicio de la fruticultura”.

La institución se vio favorecida con la compra de equipamiento pertinente de tableros didácticos de energías renovables eólicas, solares y del agua. La inauguración del laboratorio se realizó en diciembre de 2023, estando presente la directora de la escuela, Victoria Caldiero, y Jorge Vidal, en representación de la empresa que financió la infraestructura. Los estudiantes de 5to. y 6to. años colaboraron en la construcción y la puesta en marcha de los tableros, bancos de pruebas, bancos híbridos, eólicos solares, bancos de pruebas de motores eléctricos, un calentador solar. El laboratorio tuvo que ser readecuado. La escuela está en condiciones de ser nodo de cursos, capacitaciones, talleres, seminarios. De esa manera se formarán técnicos para las economías que nos rodean, con el conocimiento de las energías renovables eólicas, solares, colectores de agua, y se podrán abrir las puertas del laboratorio para formar a productores, emprendedores, pymes o empresas interesadas en estas temáticas. Esta es una síntesis de la inmensa tarea realizada para llevar a cabo la innovación educativa; en la foto vemos una parte del laboratorio. Hoy, nuestro homenaje a instituciones públicas que brindan una educación de excelencia, que abogan por mejorar la calidad de vida de las comunidades donde están insertas. 

Beatriz Carolina Chávez.


*** Publicado en Diario Río Negro.

Domingo 3 de noviembre del 2024.

https://www.rionegro.com.ar/cartas/cet-n18-un-centro-de-educacion-tecnica-pionero-en-regina-3867156/

domingo, octubre 06, 2024

Hermanas y destacadas: la huella de las Medina Onrubia en Valle Azul y Neuquén. Por Melina Ortiz Campos.

Hermanas y destacadas: la huella de las Medina Onrubia en Valle Azul y Neuquén.

Empoderadas en su tiempo, vivieron aquí después de los años ‘20, donde Salvadora escribió uno de sus libros, antes de ser la primera directora de un diario. Carmen fue maestra rural, jueza, partera y una de las raíces que aportó a la familia Sapag.

Por Melina Ortiz Campos.


Salvadora Medina Onrubia ayudó a poner en agenda la lucha por los derechos de la mujer.

Este 2024 se cumplieron 100 años de la publicación del libro que escribió  desde su estancia en Valle Azul. Poco divulgado, el vínculo con la región Salvadora Medina Onrubia de esta referente, sirvió para conocer un entramado mucho más grande.

Las conexiones de la historia sorprenden y por eso cautivan. La curiosidad de la escritora valletana Ana Giovanini y el trabajo de archivo que hizo mucho antes la periodista jubilada Giselle Jensen en el el CEDIE (Centro de Documentación e Información Educativa), sirvieron para destacar años de un pasado dormido, en torno a estas protagonistas, que vivieron cuando sólo se destacaban los roles masculinos.

“Akásha” (término en sánscrito, que significa eter, cielo o espacio) es el libro de Salvadora que surgió de los años de inspiración en Río Negro, cuando vivió aquí esta escritora nacida en La Plata, también poeta, novelista y dramaturga (por sus guiones teatrales). Recordada por las ideas anarquistas y por sus aportes a la lucha por los derechos de las mujeres, en contra de los prejuicios, allí retrató la vida de Florencia Denise, una muchacha de la clase alta porteña que tenía entre sus ancestros, la sangre de su abuela, una “joven india patagona, casi pura, de color cobrizo”.

De ésta última no se nombra la identidad pero sí los “anchos campos” que poseía y que “se extendían desde la cordillera hasta el mar”. Fruto de esa unión con un “francés aventurero” que se había internado “en el Sud” nació Eladio Denise, el padre de la protagonista en esa historia centenaria. Orígenes reprimidos, no contados, se sumaron en esa narración a las vidas superficiales de una clase social que sólo cuidaba las apariencias, detrás del juego, los viajes y las infidelidades. Enarbolando el derecho de las mujeres a elegir, Salvadora lo llevó al extremo, al permitir que el personaje de Florencia viviera una pasión con el candidato menos conveniente, desde una óptica muy alejada de la mirada conservadora religiosa, incluyendo el consumo de opio y la entrega de su propia vida.

Con todo eso en mente llegó esta autora al territorio de Río Negro, a la estancia que antes era conocida como “La Farruca”, propiedad de Tomás López Cabanillas, y que luego su esposo Natalio Botana, el emblemático fundador del diario “Crítica”, compraría para construir allí un bello chalet que todavía sigue en pie. Faltaba mucho todavía para que la zona se llamara “Valle Azul”, algo que recién pasó en 1971.

Para ese entonces eran sólo tierras en desarrollo, cerca de la estación ferroviaria “Julián Romero”, inaugurada en 1916, que funcionaba entre Chelforó y Chichinales, en el kilómetro 1079. Por eso, cuando Salvadora terminó el final de “Akásha” puso fecha (“Diciembre 18 de 1923) y como lugar, simplemente “Estancia La China”, porque con ese nombre bautizaron a esas hectáreas, en honor al apodo de su hija mujer, Georgina Nicolasa, la única entre tres varones: Carlos, Helvio y Jaime.

En la obra queda en evidencia algo de lo que Salvadora aprendía de su participación en la Sociedad Teosófica, fraternidad nacida a fines del siglo XIX, con sede en la India, que buscó “la sabiduría divina, oculta o espiritual”. Fueron creencias de moda en esos tiempos, cuando los grupos de académicos y de artistas buscaban el “pensamiento libre” y el abordaje del espiritismo, contradicción a la vez dentro suyo, porque el anarquismo es ateo y racionalista, según analizó su nuera Alicia Villoldo Botana. “Akásha” terminaría siendo publicado ya en los meses de 1924, con M. Gleizer Editor, en Triunvirato 537, Buenos Aires.

Controvertida personalidad si las hay, con la que se puede acordar o no, lo cierto es que con su irreverencia Salvadora ayudó a poner en agenda la necesidad de transformaciones sociales que quizás hoy ven los frutos: el derecho de la mujer a la elegir, a opinar, a militar por sus convicciones, a su realización personal. Nacida en La Plata hace 130 años, el 23 de marzo de 1894, esta hija del matrimonio de Ildefonso Medina y de Teresa Onrubia, con ascendencia catalana, se crió en Entre Ríos y vivió en Rosario hasta que se mudó a Buenos Aires, donde fue la primera mujer en hablar en una manifestación pública, en este caso, contra la represión a los reclamos de trabajadores.

Por la huella que dejó, fue uno de los personajes históricos que la docente y escritora Ana Giovanini eligió para su libro “La Principessa y el contadino” (La princesa y el campesino), el que está a punto de publicar. Oriunda de Chichinales pero radicada en Villa Regina, esta autora indagó en todo lo que pudo sobre vida y obra de Salvadora, para hacerla dialogar con otros de su talla, en su relato que combina la historia regional y la ficción.

En ese exhaustivo trabajo, pudo saber que la esposa de Botana había tenido una hermana, Carmen Eloísa, apodada “Mane”, tres años menor. Lo que desconocía Giovanini y que se conectó para esta nota, es que del lado neuquino, el CEDIE había profundizado en esa segunda figura, por haber sido una de las tantas maestras rurales que hicieron posible la educación en los parajes del interior territoriano.

Giselle Jensen al frente de la investigación en libros históricos y documentos, averiguó más sobre el legado de “Mane” como maestra rural y el impacto de su descendencia. Es que la hija de su primer matrimonio con Juan Fausto Cavallo, Alma Teresa Natalia Cavallo, fue la esposa del intendente y senador Elías Sapag, cuñada de Felipe y madre de Jorge, estos últimos, gobernadores de la provincia en distintas épocas.

Con 39 años llegó Carmen a Aguada Las Cortaderas, según reconstruyó Jensen, cuando éste era era “un paraje en el que se divisaban unos cuantos ranchos de adobe y paja”. En uno de ellos funcionaba la Escuela Nacional N° 45, allá por 1936. Docente como Salvadora y como la madre de ambas, también había sido actriz de radioteatro y compartía con su hermana la amistad con figuras de la época como Alfonsina Storni y otros referentes.

Arribó designada desde Buenos Aires, como directora, por orden del Consejo Nacional de Educación, aunque ya en terreno terminó siendo todo lo que faltaba en el poblado disperso, como jueza de paz y partera. “Los niños que asistían al colegio eran parcos, porque venían de hogares donde se sufría la pobreza. Entonces “Mane”, el primer día de clases, les dijo: ‘Niños, lo primero que les voy a enseñar es a reír’. Ella tenía una empatía natural y un compromiso social muy fuerte, con lo que logró la confianza y el respeto de la comunidad”, afirmaron en el archivo del CEDIE.

En ese lugar Carmen dio forma a un internado, en el que alimentó diariamente a 50 niños, con los recursos que obtenía haciendo kermeses en Cutral Có, cercano a unos 20 kilómetros del paraje. Fue junto con Lucio, un inmigrante español, que lograron construir las nuevas aulas de adobe y piedra, que pintaron de distintos colores, con arcilla extraída de los cerros cercanos. También reemplazó la letrina por sanitarios, avance que resultó una novedad para los niños que nunca habían utilizado un inodoro.

Nacida el 20 de agosto de 1897, se volvió a casar en 1927, esta vez con Ernesto Cantoni, con quien tuvo tres hijos más: María Luz, Carlos y Luis. Su nieta, Alma «Chany» Sapag, fue quien aportó muchos de los datos difundidos por Jensen, que hoy tiene este legado entre sus archivos. En honor a su labor, la Escuela N° 272 de Cutral Co lleva su nombre y también fue homenajeada en la Legislatura neuquina.

Cuentan las anécdotas que siendo “Mane” la jueza de paz, ocurrió una vez que “una madre de ocho hijos no sabía el año de nacimiento de los niños y ella, en su afán por inscribirlos, le preguntó: ‘¿No recuerda algo del nacimiento que nos lleve a determinar el año?’. ‘Si’, contestó la mujer. ‘Recuerdo que nació un día jueves’». Y en otra ocasión, le tocó intervenir en una pelea entre dos hombres, que se agredían con armas blancas. Dicen que los separó “a golpes con una escupidera, quedándose con el mango en la mano”.

Salvadora, por su parte, después de los años de juventud, de haber salido adelante con su primer hijo como madre soltera, de haber dado clases (1910 – 1913) y de haber publicado sus escritos en medios gráficos como el diario de Gualeguay, “Pebete”, “La Protesta” y “Fray Mocho”, debió enfrentar muchas tragedias, como el suicidio de Carlos, el primero de sus muchachos, y el accidente teñido de sospechas de homicidio, que se llevó la vida de Botana, con quien se habían casado en 1919, a pesar de su defensa del amor libre. Sin embargo, eso no la inhabilitó, porque fue ella quien siguió dirigiendo a “Crítica” por años, convirtiéndose en la primera mujer en ese cargo también.

Con Natalio aún vivo, sufrieron la detención junto a otros periodistas por la dictadura de José Félix Uriburu, a la que habían dejado de apoyar, y debieron exiliarse a Uruguay. Pese a los pedidos por su liberación, Salvadora se animó a dirigirle una carta al presidente de facto, para rebajarlo. “Guárdese su magnanimidad junto a sus iras y sienta cómo, desde este rincón de miseria, le cruzo la cara con todo mi desprecio”, le dedicó, sin medias tintas.

Finalmente fue el gobierno de Juan Domingo Perón el que declaró al diario “Crítica” como su enemigo y lo terminó expropiando, recordó el historiador Felipe Pigna. Habían llegado a vender 800.000 ejemplares en cinco ediciones diarias.

Atrás en el tiempo quedó lo vivido en “La China”, aquí en la Patagonia, donde permanece la casona, llena de mitos, porque Botana la utilizaba para reunirse con figuras de la época. Atrás quedaron los vuelos que aterrizaron en la pista que hicieron construir, atrás quedó la cancha de pelota paleta, la piscina, la planta tomatera, una bodega y el sistema de riego.

La vendieron en 1947, a los hermanos Manzano, quienes en 1955 a su vez, la pasaron a manos de Manuel Gerardo Rebella y Jocobo Shilman. Estos últimos dieron inicio al proyecto de colonización de las tierras, y por iniciativa de Rebella, la localidad recibió el nombre definitivo, habilitada la comisión de fomento. Hoy el chalet forma parte del establecimiento “La Sureña”, de la familia Thurin, y está ubicado a 300 metros del casco urbano, dedicado a la fruticultura, a la ganadería bovina y porcina, según archivo de este medio de 2016.

Los que mantuvieron su trato, recuerdan a Salvadora como a esa mujer que amó a sus nietos y siguió en conflicto con sus hijos. Tampoco pudo superar nunca la repentina decisión de Carlos, hasta que terminó falleciendo en la tristeza, afectada por la batalla contra la leucemia, en Buenos Aires, el 21 de julio de 1972, con 78 años. Su hermana Carmen había partido dos años antes.

Los restos de la “Venus Roja”, por su color de pelo, descansan en el Cementerio de la Chacarita. En un fragmento de una poesía suya, de 1918, opinó: “Cuando era pequeña/ en cosas creí/ tan encantadoras…/ jugando y soñando/ pasaban mis horas/ y yo me decía:/ el mundo es así. (…) Pero al que pide luz/ como yo pedí/ al que abre al ensueño/ las almas cerradas/ lo clavan a un leño/ como al Nazareno/ El mundo es así…”

Publicado en Diario Río Negro.

https://www.rionegro.com.ar/sociedad/hermanas-y-destacadas-la-huella-de-las-medina-onrubia-en-valle-azul-y-neuquen-3824288/

miércoles, junio 26, 2024

Había una vez un inmigrante: Francesco Turi.

 

Había una vez... un inmigrante.

Por Franco Ricoveri.
Había una vez un inmigrante: Francesco Turi. Venía del sur de Italia, de un pueblo de pescadores llamado Peschici. Cuando vi fotos de ese lugar me expliqué la tremenda melancolía que llevaba siempre a mano, aunque nunca, nunca se quejaba.
Por el contrario, era un agradecido y, a pesar de que nunca llegó a hablar bien el español, él se consideraba “bien gaucho”. Así vestía, siempre de bombachas, elegante, pañuelo al cuello, chambergo y bien montado. Buen jinete… Tenía un overo negro imponente y verlo entrar al pueblo, al trotecito, era toda una postal. Era Don Pancho para los vecinos. Cuando llegó de Italia lo tentaron para que se sume a las colonias de pescadores de Mar del Plata, fue, miró ese mar, se le enturbiaron los ojos y sin decir nada, le dio la espalda. Para siempre. Nunca dijo nada a nadie del porqué evitaba siempre ver el mar, ni siquiera a Catalina, su dulce compañera. Se conocieron a los dos o tres años de su llegada. Ella era una linda criollita, morena y menuda. Habladora y compañera fiel. Don Pancho le daba todos los gustos, menos ir al mar.
Don Pancho era herrero de forja y con fama de bueno. Además del trabajo pesado que le traían del campo: enllantar ruedas de carros, arreglar arados y otras cosas por el estilo, que lo hacían manejar el pesado martillo como si fuese una nada, era el que arreglaba todas las cosas que le traían al taller… ¡hasta relojes! Eran desafíos para sus grandes manos, que no trabajos. Por esas cosas, nunca cobraba, es más, las agradecía. Como cuando el cura del pueblo le llevó su cáliz para reparar. ¡Pobre cura! Sólo tenía ése y así no lo podía usar. Era algo urgente. Cuando Don Pancho lo tuvo en sus manos se emocionó como si le hubiesen dado un hijo… Y trabajó toda la noche para que el cura pudiese tenerlo pronto al día siguiente. Con la delicadeza de un orfebre terminó de pulirlo al amanecer. Cuando apareció el cura a media mañana, Don Pancho estaba en la fragua, no le prestó mucha atención.
-“Buon día signor cura, ¡Catalina! ¡Vino el cura! – fue lo único que dijo-. Y siguió con la fragua. Raro. Apareció Catalina, emocionada llevando una caja como si fuese un bebé. Como si fuese el niñito que siempre esperaron y nunca llegó. En la caja, envuelto en una larga tela de seda blanca había un cáliz. Tenía un lejano parecido con el que había traído a reparar. Aquél era simple, pobre, éste merecía estar en una catedral. Sin embargo, había algo que le recordaba al suyo.
- “Don Pancho, Pancho amigo mío, ¡qué lindo cáliz! ¿Dónde lo tenía guardado?”
- “Es el suyo Padre Cura, tuve que hacerle unas reformitas.”
- “Pero el mío era de bronce y éste es todo de plata, cincelada, ¡es obra de un artista…!”
- “Las cosas se hacen bien…” Fue lo único que le dijo invitándole a tomar unos mates.
El cura, que ya lo tenía por un santito, no solo por su piedad, sino porque siempre estaba al servicio de los demás, comenzó a tirarle de la lengua, pero solo le sacaba información de su pasado cuando le preguntaba cómo eran las oraciones que rezaba en italiano. Su viejo idioma lo usaba únicamente para hablar con Dios.
Comenzó a anotar algunas. Ésta se la aprendió él mismo de memoria para decirla todos los días: “Stati bene Madonna mia / domani ci vediamo ancor / e se non vi vedremo più, / in Paradisso ci porti tu!”.

“...ASI ES ESTA VIDA”
Había una vez un inmigrante que se llamaba Francesco, como él vinieron muchos miles. De Italia y España, sobre todo. Eran pobres, pero riquísimos… Venían sabiendo lo que es el hambre, pero también lo que es la belleza. Cuando llegaron a estas tierras se enamoraron de ella y trabajaron duro para forjar un porvenir mejor. Muchos lo lograron, otros no. Así es esta vida.
En ellos se veía una mezcla de melancolía por la tierra que habían dejado, con la certeza de que la que hoy pisaban también era propia y que se debían a ella. Porque solo hay dos formas de encarar los vientos de la vida: con agradecimiento o con resentimiento. No hay más.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Habia-una-vez-un-inmigrante-546363.note.aspx

domingo, junio 23, 2024

Las huellas del Dr. Víctor Peláez: la Clínica Pasteur y su obra como legislador.

Las huellas del Dr. Víctor Peláez: la Clínica Pasteur y su obra como legislador.

Por Beatriz Chávez.

Conmemorar significa “recordar con”, es decir traer a la memoria un hecho que, por su relevancia comunitaria, no merece yacer en el olvido. Es por eso que hoy conmemoramos al Dr. Víctor Peláez, su importante trayectoria profesional y como hombre de la política. Cordobés de nacimiento, pero neuquino por adopción, estudió en su provincia hasta obtener el título de médico. El destino hizo que Víctor recalara en la capital neuquina donde la “generosidad de la gente y su cordialidad me sedujeron”, escribió en un primer momento cuando vino solo. Cursando el cuarto año de la carrera, Víctor conoció a Beatriz Battisti, con quien contrajo matrimonio. Ambos se recibieron el 19 de abril de 1955, y se casaron el 19 de noviembre del mismo año. Una vez casados eligieron la ciudad como residencia y ámbito para formar su familia: aquí los esperaba prolífica tarea.

El 3 de diciembre de ese mismo año -no por casualidad se celebra el Día del Médico- llegaron a Neuquén, con un ventarrón espantoso que recién paró el 15 de enero, recordó alguna vez el matrimonio. Acá nacieron sus ocho hijos, quienes estudiaron y desarrollaron sus actividades en la capital neuquina. Recién arribados, los doctores ingresaron al Hospital Regional; en marzo de 1958 se fundó el Centro Materno Infantil, y el Dr. Luis Ramón, su fundador, nombró a Beatriz directora y a su esposo como médico. Posteriormente don Víctor sería también director. En su libro “Cosas del Neuquén”, Víctor Pelález escribió: “Vinimos a estas latitudes, con nuestros títulos de médicos, con muchas ganas de trabajar, y con una motoneta, elementos fundamentales para el trabajo profesional. Nuestras tareas no se redujeron exclusivamente al ejercicio de la medicina. Tanto Betty como yo incursionamos en otras áreas. Dejábamos que las circunstancias nos fueran haciendo nuestros destinos”.

En efecto, la doctora fue la primera médica y pediatra de esta comarca, de acuerdo con los datos aportados por la Revista del Colegio Médico en 2001. Los niños fueron su vocación. La tarea de Betty en pediatría fue realmente grandiosa: dedicaba largas horas al cuidado de los pequeños. Su consultorio estaba permanentemente abierto y, al decir de su hija mayor, Cristina (médica igual que sus padres): “Mamá atendía 3 ó 4 pacientes y luego iba a casa para ver qué hacíamos nosotros, si hacíamos la tarea o nos peleábamos, si habíamos comido, entre otras cosas”.

El primer domicilio de la noble pareja de médicos fue Independencia 114 de Neuquén. Posteriormente construyeron su casa en Rioja 46. En 1963, con seis camas, una sala de operaciones y partos, inauguraron la Clínica Peláez. El 19 de diciembre de 1970 se inauguró la Clínica Pasteur, eran socios los Dres. Ángel Nicanor Romero, Beatriz Battisti, Víctor Peláez y el Dr. David Abraham, quien falleció meses antes de la inauguración; él había propuesto el nombre debido a que tenía admiración por el científico francés Luis Pasteur. Por la clínica han transitado numerosos e importantísimos profesionales de la salud. En la foto vemos al matrimonio Peláez con enfermeras del Centro Materno Infantil.

A su vez, el Dr. Peláez desarrolló amplia labor política: fue presidente del Comité provincial de la UCR y delegado de la Convención y del Comité Nacional. En la década del ’90 fue Diputado Nacional.

En 2017 fue declarado vecino Ilustre de la ciudad, y también fue miembro de la Junta de Estudios Históricos.

Escribió sobre el caso Carrasco, tuvo especial protagonismo en la derogación del servicio militar obligatorio. En su libro recopila fechas en la historia neuquina y en la historia de la medicina del Neuquén; allí nos muestra el desarrollo neuquino, y rescata la solidaridad y el trabajo organizado de la población.

Pero, cauto hombre de ciencia, aclara: “Algunas de las referencias aquí contenidas las leí, otras las escuché y las hay también aquellas de las que fui espectador y aún donde tuve cierto protagonismo”. Como vemos, el nombre del matrimonio está grabado en iniciativas importantes para la ciudad. En la década del ‘60 comenzó el proyecto para la concreción del Centro de Deportes y Recreación neuquino, y la Dra. Beatriz fue presidenta de su Cooperadora. Además, fue miembro activa del Rotary Club, catequista, administradora de la clínica y madre. El Dr. Víctor Peláez falleció el 15 de junio próximo pasado, hoy lo homenajeamos. Lo despide la provincia y el Valle que lo recibió con los brazos abiertos, escenario al que le devolvió con creces y trabajo fecundo.

Publicado en Diario Río Negro.

Domingo 23 de junio del 2024.

https://www.rionegro.com.ar/cartas/las-huellas-del-dr-victor-pelaez-la-clinica-pasteur-y-su-obra-como-legislador-3653473

lunes, mayo 06, 2024

La doncella Mapuche que visitó a su amor en el mundo de los sueños después de haber muerto.

 


Scheypuquin y Juan Benigar tuvieron una historia que trascendió el plano físico para mantenerse unidos.

Juan Benigar fue una de esas personalidades de novela desde que llegó a la Patagonia de una lejana Europa en 1098. Figura trascendental, cuya trayectoria resulta imprescindible recordar, para poder entender la historia y cultura de la región.

El “Sabio Blanco”, como lo llamaron los pueblos originarios con los que vino a convivir, fue uno de los tantos apelativos que resumen su formación integral en múltiples disciplinas que van desde la ingeniería y la antropología hasta el manejo de las disciplinas esotéricas y las religiones comparadas.

No menos apasionante es la historia de una de sus esposas, la doncella mapuche Scheypuquin, con quién Benigar vivió una historia de amor que trascendió la dimensión de la muerte y que fue narrada en la obra musical Cantata de Scheypuquiñ y Juan, memoria cantada”.

Raúl Mansilla docente, historiador y poeta, es uno de los autores de la obra coral “Juan Benigar – Voz sutil de la tierra” que en 2019 reunió miradas diversas sobre el legado del sabio. “Al poco tiempo de llegar Juan Benigar a esta zona allá por 1908, conoció a Eufemia Scheypuquiñ Barraza. Ella era una mapuche pampeana catrielera", contó a LMNeuquén.

"Los Catriel habían solicitado tierras por la zona Río Colorado, para luego encontrarse que esas tierras ofrecidas por el gobierno, hacia fines del siglo XIX, estaban ya ocupadas y tuvieron así que trasladarse a otras tierras menos fértiles", agregó.

Mansilla contó que entre los viajes que hacía Scheypuquiñ hacia la Confluencia, conoció a Juan Benigar en el año 1909 aproximadamente y se casan en 1910 en Cipolletti.

"Es interesante visualizar acá que, ella no hablaba muy bien el castellano, ya que su lengua era el mapudungun y tampoco hablaba castellano Benigar, que recién venido a nuestro país, aún lo estaba aprendiendo, si bien se trataba de un políglota con manejo en varios idiomas. Con todo esto podemos imaginar lo que fueron los inicios de esa relación, los primeros días de ese amor. Ella fallece en 1932, que en las propias palabras de Benigar fue 'el año de la fatalidad', un año muy duro porque con ella había tenido 6 hijos varones y 5 mujeres, 11 en total", agregó el historiador.

En palabras de Mansilla, Benigar, como teósofo consumado, cuando vino a esta zona se interesó en las características de vidente de Scheypuquiñ. "No nos olvidemos que ella era nieta de una de las 'machis' más reconocidas de toda la Patagonia que era Bibiana García, una vidente catrielera. Los profundos conocimientos de la disciplina teosóficas le permitieron a Benigar, sin dudas entrever en los saberes de los pueblos mapuches, a través de su vasta cosmogonía puntos de contacto con los misterios ancestrales de ambas culturas”, dijo.

La teosofía es una tradición filosófica de inspiración espiritual, cuyo objetivo es el estudio comparativo de las Religiones, Ciencia y Filosofía, con el objeto de descubrir la enseñanza fundamental en cada una de ellas. Fundada en 1875 por la escritora y esoterista Helena Blavatsky, plantea que todas las religiones tienen un origen común.

La muerte de Scheypuquiñ y la tradición mapuche.

Las crónicas registran que después de su muerte, Scheypuquiñ visitaba a su esposo en el mundo de los sueños, prolongando así en la dimensión astral, un contacto espiritual que trascendía los límites tiempo y del espacio.

La idílica relación del sabio y de su amada fue plasmada en el año 1986 en la obra musical del rosarino José Luis Bolea y escritor catamarqueño Carlos “Tata” Herrera. Hace unos días al realizarse un homenaje a la memoria de Tata Herrera, al cumplirse un año de su partida en la Casa Museo Gregorio Álvarez, la intérprete musical Fernanda Gazzari rescató el fragmento de la obra en el que se narra poéticamente el encuentro espiritual de Benigar con su amada.

“Juan, Janko, Ivan con su extraordinaria cultura, y ella, con su cosmovisión mapuche, mantuvieron una comunicación amorosa de un plano evolutivo superior, visitándose en sueños. Su romance alumbró once hijos y se sazonó con respeto y cuidados mutuos", comentó Gazzari.

"Cuatro rituales días tardó ella, luego de su desaparición física, en aparecerse en el sueño de él para despedirse de su Juan, plasmado en la letra de la Canción del Adiós que integra la cantata. La obra nos muestra cómo el sabio se refiere a su Sheypukiñ, lleno de ternura y respeto. Esto, sumado a la profunda comprensión que alcanzó sobre su cultura, la lengua mapudungun y el tayil/tahil mapuce, revela un espíritu libre de límites geopolíticos, rebelde a sistemas injustos y opresores, conectado con lo esencial, reivindicando la vida hasta en la tierra más yerma. Pudo haber aceptado favores de gente acaudalada pero eligió vivir de acuerdo a su convencimiento y le brindó a Sheypukiñ un amor despojado de dogmas y prejuicios, idioma que ella comprendió naturalmente y retribuyó con generosidad", agregó.

"La pluma del Tata Herrera a lo largo de la cantata nos acerca a ese plano de entendimiento, lo transmite con maestría y nos deja en un estado de bella conmoción del que no queremos salir. Yo tomé conocimiento de la existencia de Sheypukiñ y Juan, Memoria Cantada, hace unos cuantos años. Esta cantata escrita por nuestro querido poeta Carlos Horacio Tata Herrera, con música del talentoso José Luis Bollea, pone el ojo en esta bella e inmortal historia de amor”, explicó Gazzari.

Lucio Herrera, actor, docente y gestor cultural, hijo del “Tata Herrera”, recordó que de la Cantata se hicieron unas cuatro o cinco presentaciones en el Aula Magna de la Universidad del Comahue con una pequeña orquesta de cámara y dos cantantes excepcionales y un locutor de Radio Universidad.

"Mi padre vivió en Catriel muchos años y allí se consustanció con la historia de la vida y el periplo de Juan Benigar. La obra tiene partes sumamente emotivas que a todos quienes la escuchábamos era inevitable que nos surgieran las lágrimas. Contaba además con el agregado de los coros que por aquel entonces integraban los alumnos del talentoso músico José Luis Bolea”, contó.

De la vida prolífica e inquieta de Juan Benigar se pueden resaltar infinidad de anécdotas y eventos que generarían material para hacer una serie con numerosos capítulos y temporadas.

Su viaje a pie desde Cipolletti (la antigua colonia Lucinda) hasta Catriel, donde llega casi moribundo por la deshidratación, su obra de riego, su estancia en la localidad de Aluminé, donde contrae matrimonio por segunda vez, y el árbol bajo cuya sombra exhaló su último aliento, pasando por los misteriosos símbolos que secundan su tumba en la que descansa junto a sus dos amadas, son algunos de los momentos de su vida.

La Cantata de Scheypuquiñ y Juan constituye a su vez una obra inspirada e inspiradora que nos acerca a los misterios humanos que sólo parecen tener respuesta en la música y la poesía, que tanto el Tata Herrera como José Luis Bolea supieron plasmar para el asombro de varias generaciones.

Scheypuquin y dos de sus hijas.

Por Santiago Rosa.

Publicado en LA MAÑANA DEL NEUQUÉN.

Sábado 4 de mayo del 2024.

https://www.lmneuquen.com/neuquen/la-doncella-mapuche-que-visito-su-amor-el-mundo-los-suenos-despues-haber-muerto-n1110937