LA YAPA
Del lazo o de regalo,
Del lazo o de regalo,
es un término bien criollo.
Autor: Raúl Finucci, periodista y escritor argentino. Director de "El Tradicional".
Estoy escuchando a don Atilio "Cacho" Reynoso, cantando una milonga que dice: "Soy del tiempo de la yapa,/ de los boliches y almacenes./ Tiempo de liyes en trenes...", recordando a través de la música, un tiempo pasado, que debo decir, creo que ha sido mejor.
La "yapa", para los hombres de a caballo de esta patria nuestra, es la parte más gruesa y fuerte del lazo, que con algo más de un metro de longitud, termina en la argolla, por donde pasa la presilla, para conformar la "armada".
La argolla del lazo puede tener unas cinco o seis argollitas chicas, para que hagan un ruido particular al ser revoleada la armada sobre la cabeza del gaucho. A esta argolla se llama "silvadora", pero no eran bien vistos los hombres que se arrimaban a pedir trabajo a una estancia con esa argolla en el lazo, porque se lo tomaba como fanfarrón, y podía traer problemas.
La mencionada "yapa", no solo le da más resistencia al lazo, "donde corre y se ciñe la argolla" sino que, además, agrega peso en el extremo de la armada, lo que beneficia el tiro.
Pero volviendo al recuerdo " del tiempo de la yapa", digamos que ésta era, para "Tito" Saubidet, autor del "Vocabulario y Refranero Criollo" (1943): "Pequeño regalo que da el vendedor al cliente, como agradecimiento por lo que éste ha comprado". La yapa del lazo es un agregado al largo trenzado original, por eso, el término "de yapa", se utiliza como "encima", "por añadidura".
Como bien ejemplifica Saubidet, se puede oír "... de yapa habló mal de la mujer".
En el "Diccionario del habla de los argentinos", editado en 2004, dice que "yapa" es "lo que se se añade o agrega", y como ejemplo, se reproduce un párrafo de Roberto J. Payró de 1920: "El ginebrón y las barajas con la yapa de la taba y de los gallos, hicieron que de repente comenzaran a llover demandas...".
Con respecto a la faz comercial, el diccionario mencionado coincide con Saubidet, dice: "Pequeño obsequio que se hace al comprador". Y también se menciona la acepción: "Por añadidura".
Atahualpa Yupanqui contaba que cuando apareció "El gaucho Martín Fierro", que sabemos fue en 1872, la primera parte, y en 1879 "La vuelta del Martín Fierro", se imprimía en forma de folletín con "mala impresión y peor papel" (según una crónica de la época), y que se ha llegado a dar, en algún comercio, " como yapa tras un barril de yerba". Atilio Reynoso menciona, en la milonga que acaba de terminar, a los "linyes", y si bien sabemos que "linyeras" es una "persona
que vaga de pueblo en pueblo, viviendo pobremente de variados recursos", en realidad el vocablo responde a: "Atado en el que se guardaba la ropa", y por extensión, a quien llevaba atado. Ricardo Güiraldes describe a uno de esos personajes como quien "reposaba un instante su cabeza, en la blancura de su linyera".
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