La provincia de Neuquén atraviesa una sequía que afecta al 70 por ciento del territorio y que motivó que el Ejecutivo decretara el estado de alerta máxima. La ganadería, en grave riesgo.
Más de mil familias son abastecidas por camiones con agua potable. Los crianceros pierden animales por la falta de pastura.
La escasez de agua para consumo humano y de riego para la agricultura junto a la falta de pastura para los animales, e inclusive el cambio en el ciclo de la tradicional trashumancia, son algunos de los efectos de una sequía que afecta a más del 70% del territorio neuquino.
Una de las causas que derivó en el fenómeno fue la falta de nieve durante el invierno, lo que provocó que distintas vertientes se secaran afectando gravemente el ecosistema. Esto dentro de un contexto de precipitaciones por debajo de los promedios en los últimos 12 años, que se acentuó por un ciclo de seis años de sequía que se agravó por la caída de cenizas del Cordón Caulle en 2011.
Las precipitaciones de enero a agosto de este año, comparadas con la media del período entre 1997 y 2012, demuestran que el “94% de la superficie de la provincia ha recibido precipitaciones por debajo de la media”.
Así se desprende del “Informe de la situación ganadera en la provincia de Neuquén”, realizado en octubre por los ingenieros Sebastián Villagra, Juan Gaitán y Marcos Easdale de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del INTA Bariloche.
“Casi no hubo nieve, que es el origen de las vertientes secas y si no hay vertiente no hay filtración de agua. Es un problema grave, serio y difícil”, comunicó a La Mañana de Neuquén una autoridad provincial.
El fenómeno motivó la reacción del Ejecutivo que resolvió decretar a principios de noviembre el alerta máxima por “carencia extraordinaria de lluvias y nevadas”. El alerta se basó en informes de la Autoridad Interjurisdicional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro (AIC) y del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) que informaron que se esperan “importantes descensos en los caudales y niveles de los cursos de agua superficiales para todas las cuencas hídricas de la provincia.
En esta línea, el último informe hidrometeorológico de la AIC reafirma la crítica realidad al indicar que las precipitaciones de noviembre están por debajo del promedio histórico comparadas con el mismo período en los últimos 15 años.
Por ende, se creó una unidad ejecutora integrada por funcionarios y técnicos del Ministerio de Energía, de Economía y Producción, con un presupuesto de 8 millones de pesos para llevar soluciones de norte a sur y este a oeste de la provincia.
Prioridades.
Las prioridades son asegurar el recurso para consumo humano y atender las necesidades de los crianceros de distintos sectores que no pueden evitar la muerte por desnutrición de sus animales.
“Es fundamental llevar agua potable y también las majadas porque la gente del interior vive y come de eso. La economía doméstica es de ganadería familiar y es parte de una cultura ancestral”, se explicó desde el organismo.
En relación a la obtención de agua, el mayor inconveniente radica en las bocas de toma que se ven afectadas por la gran baja de los caudales de los ríos debido a la carencia de nevadas.
La situación perjudicó el agua para consumo, como en Paso Aguerre, y en otros casos, como los productores de Añelo y Picún Leufú, a la agricultura, dado que no pueden regar con la periodicidad requerida.
“Cuando baja el pelo de agua las tomas quedan colgadas a nivel superior, entonces hay que hacer una adecuación de las tomas yendo hacia el curso central del río. También se pueden colocar módulos potabilizadores dado que la concentración de la turbidez puede ser mayor”, explicó Mauro Millán, director provincial técnico de la unidad ejecutora.
Se altera la trashumancia.
Otro factor que preocupa al Gobierno es la realidad de los crianceros del Norte que practican la ancestral trashumancia. La sequía es tan intensa que algunas familias salieron antes de tiempo hacia la cordillera a buscar las mejores majadas. Una situación que en el futuro inmediato traerá complicaciones porque la invernada se adelantará y el ganado no encontrará el forraje necesario cuando emprendan el camino de regreso.
“Los crianceros fueron a la cordillera antes para tener pasto pero también van a bajar antes y cuando eso suceda (en abril) se va a armar otro embudo para asistirlos con fardo. La solución es que llueva en el verano para recuperar el pasto de la invernada”, se afirmó desde la unidad ejecutora.
Volcán.
En el sur de la provincia, en algunos parajes de los departamentos Los Lagos y Lácar persisten acumulaciones de arena y piedra volcánica en el suelo que perjudica la alimentación de los animales. Así se desprende del Informe elaborado por el INTA Bariloche.
Se agrega que técnicos de la Agencia Experimental Regional de San Martín de los Andes han medido acumulación de ceniza volcánica desde 5 a más de 40 centímetros. En estos últimos casos el forraje no puede atravesar dicha capa, y por lo tanto determinaron que “la situación allí también es crítica”.
La sequía afecta a la gran mayoría de habitantes aunque de distintas maneras. En Zapala hacia Junín de Los Andes y hacia Las Lajas alrededor de mil familias son asistidas diariamente con agua que se les lleva en camiones dispuestos por la Provincia.
A pocos kilómetros de Zapala, además, ya se hicieron 21 pozos para buscar el recurso preciado. Mientras tanto, en Villa del Nahueve, Barrancas, El Sauce, Paso Aguerre y Los Menucos se están construyendo plantas potabilizadoras para depurar el agua que -por el bajo caudal de los ríos y arroyos- arrastra sales que vuelven inviable el consumo.
Por otra parte, en El Huecú, Ranquilón y Los Miches se distribuye agua mediante cañerías y se buscan nuevas vertientes que se secaron por la falta de nieve.
“Hasta el momento se ejecutó el 50 por ciento de las obras previstas para unas 40 localidades y parajes. Para la unidad es un desafío porque es un lío la logística dado que hay que actuar en todas partes y con obras distintas”, se expresó desde la Unidad Ejecutora.
Además se compraron tanques australianos para almacenar agua y se realizan estudios geoléctricos para realizar nuevas perforaciones que posibiliten encontrar agua potable para consumo humano o baja en minerales para abastecer a los animales.
“La acción es de emergencia pero dependemos de la lluvia”, se expresó desde la unidad.
Por ahora, la Provincia decretó un alerta máxima aunque las autoridades reconocen que se vive una situación de emergencia hídrica en todo el territorio que tendrán que anunciar si las condiciones climáticas no cambian en el corto tiempo.
Mientras tanto se esperan lluvias en el verano y una buena nevada en el invierno para que el ciclo del agua retome su curso habitual y dé un giro al panorama desolador.
La escasez de agua para consumo humano y de riego para la agricultura junto a la falta de pastura para los animales, e inclusive el cambio en el ciclo de la tradicional trashumancia, son algunos de los efectos de una sequía que afecta a más del 70% del territorio neuquino.
Una de las causas que derivó en el fenómeno fue la falta de nieve durante el invierno, lo que provocó que distintas vertientes se secaran afectando gravemente el ecosistema. Esto dentro de un contexto de precipitaciones por debajo de los promedios en los últimos 12 años, que se acentuó por un ciclo de seis años de sequía que se agravó por la caída de cenizas del Cordón Caulle en 2011.
Las precipitaciones de enero a agosto de este año, comparadas con la media del período entre 1997 y 2012, demuestran que el “94% de la superficie de la provincia ha recibido precipitaciones por debajo de la media”.
Así se desprende del “Informe de la situación ganadera en la provincia de Neuquén”, realizado en octubre por los ingenieros Sebastián Villagra, Juan Gaitán y Marcos Easdale de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del INTA Bariloche.
“Casi no hubo nieve, que es el origen de las vertientes secas y si no hay vertiente no hay filtración de agua. Es un problema grave, serio y difícil”, comunicó a La Mañana de Neuquén una autoridad provincial.
El fenómeno motivó la reacción del Ejecutivo que resolvió decretar a principios de noviembre el alerta máxima por “carencia extraordinaria de lluvias y nevadas”. El alerta se basó en informes de la Autoridad Interjurisdicional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro (AIC) y del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) que informaron que se esperan “importantes descensos en los caudales y niveles de los cursos de agua superficiales para todas las cuencas hídricas de la provincia.
En esta línea, el último informe hidrometeorológico de la AIC reafirma la crítica realidad al indicar que las precipitaciones de noviembre están por debajo del promedio histórico comparadas con el mismo período en los últimos 15 años.
Por ende, se creó una unidad ejecutora integrada por funcionarios y técnicos del Ministerio de Energía, de Economía y Producción, con un presupuesto de 8 millones de pesos para llevar soluciones de norte a sur y este a oeste de la provincia.
Prioridades.
Las prioridades son asegurar el recurso para consumo humano y atender las necesidades de los crianceros de distintos sectores que no pueden evitar la muerte por desnutrición de sus animales.
“Es fundamental llevar agua potable y también las majadas porque la gente del interior vive y come de eso. La economía doméstica es de ganadería familiar y es parte de una cultura ancestral”, se explicó desde el organismo.
En relación a la obtención de agua, el mayor inconveniente radica en las bocas de toma que se ven afectadas por la gran baja de los caudales de los ríos debido a la carencia de nevadas.
La situación perjudicó el agua para consumo, como en Paso Aguerre, y en otros casos, como los productores de Añelo y Picún Leufú, a la agricultura, dado que no pueden regar con la periodicidad requerida.
“Cuando baja el pelo de agua las tomas quedan colgadas a nivel superior, entonces hay que hacer una adecuación de las tomas yendo hacia el curso central del río. También se pueden colocar módulos potabilizadores dado que la concentración de la turbidez puede ser mayor”, explicó Mauro Millán, director provincial técnico de la unidad ejecutora.
Se altera la trashumancia.
Otro factor que preocupa al Gobierno es la realidad de los crianceros del Norte que practican la ancestral trashumancia. La sequía es tan intensa que algunas familias salieron antes de tiempo hacia la cordillera a buscar las mejores majadas. Una situación que en el futuro inmediato traerá complicaciones porque la invernada se adelantará y el ganado no encontrará el forraje necesario cuando emprendan el camino de regreso.
“Los crianceros fueron a la cordillera antes para tener pasto pero también van a bajar antes y cuando eso suceda (en abril) se va a armar otro embudo para asistirlos con fardo. La solución es que llueva en el verano para recuperar el pasto de la invernada”, se afirmó desde la unidad ejecutora.
Volcán.
En el sur de la provincia, en algunos parajes de los departamentos Los Lagos y Lácar persisten acumulaciones de arena y piedra volcánica en el suelo que perjudica la alimentación de los animales. Así se desprende del Informe elaborado por el INTA Bariloche.
Se agrega que técnicos de la Agencia Experimental Regional de San Martín de los Andes han medido acumulación de ceniza volcánica desde 5 a más de 40 centímetros. En estos últimos casos el forraje no puede atravesar dicha capa, y por lo tanto determinaron que “la situación allí también es crítica”.
La sequía afecta a la gran mayoría de habitantes aunque de distintas maneras. En Zapala hacia Junín de Los Andes y hacia Las Lajas alrededor de mil familias son asistidas diariamente con agua que se les lleva en camiones dispuestos por la Provincia.
A pocos kilómetros de Zapala, además, ya se hicieron 21 pozos para buscar el recurso preciado. Mientras tanto, en Villa del Nahueve, Barrancas, El Sauce, Paso Aguerre y Los Menucos se están construyendo plantas potabilizadoras para depurar el agua que -por el bajo caudal de los ríos y arroyos- arrastra sales que vuelven inviable el consumo.
Por otra parte, en El Huecú, Ranquilón y Los Miches se distribuye agua mediante cañerías y se buscan nuevas vertientes que se secaron por la falta de nieve.
“Hasta el momento se ejecutó el 50 por ciento de las obras previstas para unas 40 localidades y parajes. Para la unidad es un desafío porque es un lío la logística dado que hay que actuar en todas partes y con obras distintas”, se expresó desde la Unidad Ejecutora.
Además se compraron tanques australianos para almacenar agua y se realizan estudios geoléctricos para realizar nuevas perforaciones que posibiliten encontrar agua potable para consumo humano o baja en minerales para abastecer a los animales.
“La acción es de emergencia pero dependemos de la lluvia”, se expresó desde la unidad.
Por ahora, la Provincia decretó un alerta máxima aunque las autoridades reconocen que se vive una situación de emergencia hídrica en todo el territorio que tendrán que anunciar si las condiciones climáticas no cambian en el corto tiempo.
Mientras tanto se esperan lluvias en el verano y una buena nevada en el invierno para que el ciclo del agua retome su curso habitual y dé un giro al panorama desolador.
Por Javier Cantarini. Publicado en "La Mañana de Neuquén" (edición Nro. 7542) 26-12-12, páginas 10-11.
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