A pleno. Así jugó la Sociedad Rural Argentina contra Juan Perón en las elecciones de febrero del 46. Tenía sus motivos, claro. Y válidos desde sus intereses, por supuesto. Y le dolían.Le dolía, por caso, la sanción, en octubre del 44, del Estatuto del Peón de Campo. Decisión fogoneada desde la dictadura militar instaurada en el 43 por el entonces joven coronel fungiendo de secretario de Trabajo, un tropero audaz que ignoraba por dónde lo llevaría la historia. Y en la bota ruralista había otra piedra: los proyectos de modificar la ley de Arrendamientos para mejorar la posición de los arrendatarios.Y un día fue 17 de octubre del 45. La Rural asumió a mandíbula apretada el quiebre de la historia que germinaba. Y no dudó en hacer saber dónde estaba su rodeo. En el marco del proceso abierto para las presidenciales de febrero del 46 tiró la taba a favor de la Unión Democrática. "Metimos todas las vaquillonas ahí", solía ironizar a finales de los 60 Celedonio Pereda, que llegó a titular de La Rural muchos años después. Rostro duro, estilo amable.Fueron meses en los que la entidad definió con extrema dureza el lote liderado por Perón. Hoy resulta atrapante detenerse en Florida al 100 –sede de la SRA– y meterse en su biblioteca. Y ahí rastrillar la saludable cultura con que la entidad deja testimonio de sus posiciones. Los famosos "Anales". Y así encontrar que lo más medido que los ruralistas dijeron de ese aparecido en política que era el peronismo fue acreditarle "prédica de proselitismo destinada a lograr objetivos mezquinos".Pero ganó Perón. La Rural asumió el nuevo cuadro a fuerza de "calma, ganaderos". Y el militar no puso sal en la herida. Ya tenían mucho con la desconfianza con que se pispeaban.Un día las miras coincidieron. Fue sobre finales de los 40. Inglaterra se recuperaba lentamente de una guerra en la que combatió con una dignidad que sigue emocionando. Y buscaba alimentos para británicos con estómago muy estrecho luego de tanta pelea y entonces, la reconstrucción.Para Argentina esa necesidad era negocio. Se firmaron acuerdos con Londres para venderle carnes, cereales. E incluso una partida de dulce de leche que no parece haber generado sustantiva seducción en las islas británicas.La Rural y Perón, chochos. Los Anales del 51 hablan de ganaderos consustanciados con "la Argentina justa, libre y soberana" –madre de todos los apotegmas del peronismo–, país al que "aspiramos, de acuerdo a nuestra síntesis feliz". Y reconoce, entre torrentes de halagos al gobierno, que vía "su inteligente celo en las negociaciones se seguirá hacia el constante e indefinido progreso" del país.Claro, el idilio ruralistas-Perón fue breve. Pero ésa es otra historia.
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LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
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jueves, diciembre 27, 2012
De botas y botas por Carlos Torrengo.
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