Solari Yrigoyen junto al autor de la nota. |
Entre las perplejidades del final de año en Argentina, con cambio de administración gubernamental y cambio de régimen incluidos y el algo ensombrecido clima festivo por la Navidad y el Año Nuevo, llegó a las manos de este cronista -por la generosidad de su propietaria original que lo obsequió amablemente- una obra editada hace cuarenta años, precisamente cuando el país se encaminaba a la refundación democrática.
‘Los años crueles’ (Editorial Bruguera, 1983) es una compilación de artículos, estudios, declaraciones y ponencias del doctor Hipólito Solari Yrigoyen durante su forzado exilio del país entre 1977 y 1983 luego de padecer un ilegal e ilegítimo encarcelamiento por parte del régimen militar dictatorial en el que estuvo desaparecido y sufrió tormentos hasta su expulsión del país.
Solari Yrigoyen persona de nuestra amistad, estima y respeto no requiere presentación alguna. Su impecable trayectoria ciudadana y su honroso cursus honorum (senador nacional dos veces, embajador itinerante, presidente de la Convención Nació al de la UCR) además de defensor de la democracia, la justicia y los derechos humanos son ampliamente conocidos por la sociedad y en esta columna se los ha glosado con motivo de haber cumplido 90 años el pasado mes de julio.
Lo especialmente valioso del libro consiste en la comprobación -una vez más- de la absoluta e insobornable coherencia de ideas y accionar de su autor desde entonces a hoy a pesar del tiempo transcurrido, así como la actualidad que algunos de sus más elocuentes y prístinos conceptos.
TENDENCIAS PENDULARES.
La Argentina suele ser un país de tendencias pendulares. Aún las más consistentes doctrinas y teorías llegan a su aplicación al extremo de su agotamiento por efecto de la persistencia de los responsables, hasta la aparición de efectos negativos en el sistema y un hastío en la misma sociedad que las apoyó, sostuvo e hizo propias en un tiempo.
La consecuencia de esa suerte de enamoramiento original con una receta es que, pasado un tiempo más que prudencial en que se comprueban los efectos nocivos que la misma arriba, el país reclama su abandono y la adopción tajante de su absoluto contrario. De modo tal que cada tanto se debate entre sus antípodas con escasas o nulas posibilidades de correcciones parciales que resultarían menos dañinas en el cuerpo social.
Dicha situación vuelve a evidenciarse en el presente cuando a poco de asumir la Administración Milei anuncia a través de instrumentos legales o seudolegales (DNU 70 y Ley Ómnibus) una serie de drásticas medidas y decisiones en orden a la adopción de una típica receta neoconservadora y monetarista -con antecedentes de conocidos efectos en oportunidades anteriores, los más recientes en 1976 y 1989 con los dañosos resultados comprobados- que es presentada como las bases para la libertad.
A la visión totalizadora del estatismo aplicado como dogma en los últimos lustros por el peronismo, el remedio elegido por el nuevo gobierno es el modelo neoliberal que reniega en absoluto de la existencia del Estado y lo condena a la subsidiariedad. De un extremo al otro sin escalas. A esto nos referimos cuando hablamos de las recetas antagónicas que pendularmente se ofrecen en nuestro país cada determinada cantidad de tiempo revistiéndolas siempre con el pretenso halo de la milagrosidad.
COHERENCIA IDEOLOGICA.
Volvamos a la historia. Durante su exilio europeo cuando la dictadura aplicaba recetas por medio de su superpoderoso ministro de Economía de entonces Martínez de Hoz, Hipólito Solari Yrigoyen impugnaba el dogma neoliberal en artículos y conferencias ofrecidas en ámbitos académicos que se compilan en ‘Los años crueles’ y que registran una asombrosa actualidad y que bien podrían esgrimirse hoy en un debate para controvertir las políticas enunciadas por el gobierno de Milei. Insistimos en la coherencia ideológica que a través del tiempo y su extensa trayectoria cívica exhibió este vástago de la noble estirpe radical a través de los textos que hemos elegido para glosar en este artículo.
"En materia económica se constata que los salarios reales han disminuido a límites de máxima tolerancia social, obligando a sectores de bajos y medianos ingresos a restringir consumos. Esto ha afectado a la actividad productiva, orientada en su casi totalidad al abastecimiento interno. La especulación y las colocaciones financieras ofrecen más atractivos de seguridad y renta que la inversión productiva, mientras que la presión tributaria asfixia y condena a desaparecer a las pequeñas y medianas empresas. El sistema financiero y los sectores básicos de la economía, como el de la energía, han sido sometidos a estrategias privadas transnacionales que no preservan la decisión del país y conducen a la concentración capitalista y los privilegios". (Artículo publicado en la revista Nueva Sociedad, Caracas octubre 1977).
"Los regímenes dictatoriales que se inspiran en la DSN aplican una política económica unitaria que tiende a internacionalizar la economía de los países poniéndolos al servicio del capital multinacional, siguiendo los lineamientos fundamentales de la teoría neoliberal desarrollada por la escuela de Chicago y, en especial, por su fundador, Milton Friedman… La escuela de Chicago nace como una reacción del gran capital contra el avance y el arraigo de la tesis levantada por quien posiblemente sea el más brillante economista de este siglo, el inglés de Cambridge John Maynard Keynes. Desde una perspectiva capitalista, Keynes había puesto en tela de juicio los principios de la teoría clásica liberal. Profundamente impresionado por la gran crisis de 1930, Keynes había propiciado el pleno empleo, lo que implicaba una condena a las políticas que preveían la desocupación como algo natural. Keynes reclamaba el acrecentamiento de los gastos del Estado para efectuar los trabajos públicos...en la introducción a su libro Inflación y sistemas monetarios, Friedman revela en qué medida sus teorías están impulsadas por el deseo de destruir la influencia que Keynes y sus discípulos tienen hasta nuestros días, animando programas de cambio social. El punto de partida de Friedman es una ortodoxia monetarista. Para él y su escuela, la inflación es un problema esencialmente monetario "La causa inmediata de la inflación es siempre y en todas partes un incremento demasiado rápido de la cantidad de dinero en circulación con respecto a la producción". Para detener la inflación, "el gobierno debe gastar menos, debe disminuir la creación de moneda y debe reducir el aumento de circulante".
Al combatir la inflación se producen dos efectos "secundarios", según Friedman: la recesión y el aumento del desempleo".
"Para actualizar el desarrollo ultra capitalista propuesto se hace necesario concentrar el ingreso en una clase dinámica, según los neoliberales de Chicago y sus discípulos latinoamericanos, los sacrificios inmediatos de los sectores populares se verán compensados con beneficios mediatos". (Conferencia en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, España 1980: "La luchas por la democracia en América Latina").
TENDENCIA REITERADA.
Finalizamos estas líneas con la advertencia de que no presumimos de la verdad revelada, sino que nos resulta preocupante la reiterada tendencia argentina a través de la historia, que consiste en abrazarse a rajatabla y de modo absolutista a la aplicación totalizadora de doctrinas antinómicas y extremistas en uno y otro sentido, las que arrojan resultados cuestionables y cuyo saldo es un altísimo costo social y económico con condena a la pobreza y marginalidad a amplios sectores de la sociedad, en lugar de tomar de aquellas los aspectos que por razones socioeconómicas, culturales, políticas y estratégicas resulten más provechosos y positivos para lograr un modelo autónomo de crecimiento y desarrollo sostenido del país a través del tiempo.
*** Diego Barovero Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.
Publicado en Diario LA PRENSA.
Imágenes: Diario LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/Las-ponencias-de-Hipolito-Solari-Yrigoyen-539551.note.aspx
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