22 de Mayo de 1984: desde el puerto de Tenerife, cinco
Argentinos iniciaban la “Expedición Atlantis”.
EXPEDICIÓN ATLANTIS. "Que el hombre sepa que el hombre
puede".
Hace 40 años de la “Expedición Atlantis”, que llevó a cabo la
proeza de cruzar el océano Atlántico en una balsa primitiva de troncos a vela,
sin timón.
Un día como hoy, 22 de mayo, pero de 1984, la Expedición
Atlantis partió del puerto de Tenerife, en las Islas Canarias, y llegó 52 días
después al puerto de La Guaira, en Venezuela: la idea del grupo de cinco
argentinos al mando de la balsa era probar que 3.500 años antes de Cristóbal
Colón navegantes africanos podrían haber llegado a las costas americanas, tal
vez en forma accidental, llevados por las corrientes marinas.
Habían partido el 22 de mayo, 52 días antes, del puerto de
Santa Cruz de Tenerife, en las Islas Canarias, ante la mirada incrédula de
autoridades e isleños. Junto a Barragán protagonizaron la travesía marítima
Jorge Iriberri, Horacio Giaccaglia, Daniel Sánchez Magariños y Félix Arrieta.
La balsa medía 13,6 metros de largo por 5,8 de ancho. Se
construyó con troncos, sin timón y con una sola vela. La embarcación utilizada
para recorrer las 3.200 millas marinas era una réplica de las utilizadas hace
3500 años por los africanos, que bien pudieron haber utilizado la Corriente de
las Canarias para arribar a las costas del Golfo de México, 3.000 años antes
que Colón descubriese América.
La Expedición Atlantis salió el 22 de mayo de 1984 y llegó
el 12 de julio del mismo año, tras recorrer unas 3.200 millas náuticas (5.000
kilómetros).
Barragán dio por concluido el viaje con esta frase "La
oceanografía nos volvió a demostrar que cualquier cosa que flote y caiga al
agua en las Canarias, es arrastrada hacia las Antillas, a la entrada del
Caribe, esta deriva tarda entre cuatro o cinco meses, con una vela, este tiempo
se acorta".
Llegando al puerto de La Guaira, todos los buques en las
cercanías hicieron sonar sus sirenas para homenajearlos. Allí, en una
entrevista radial, el capitán Barragán expresó la frase que lo inmortalizó "Que
el hombre sepa que el hombre, puede", frase que figura al pie del
monumento erigido en honor a la expedición en la Ciudad de Mar del Plata.
“Inspirado en la historia de la Kon-tiki, una balsa que en
1947 cruzó el Océano Pacífico, liderada por el noruego Thor Heyerdahl
demostrando que los americanos pudieron haber llevado su influencia a la
Polinesia, el abogado argentino Alfredo Barragán, natural de Dolores (provincia
de Buenos Aires) estudió el tema y observó que había un tipo de balsas hechas
con un número impar de troncos de madera muy liviana, unidos con cuerdas
vegetales, que navegaban en Australia, en la costa occidental de América, y en
África. Eso unido a sus lecturas sobre las cabezas colosales olmecas, unas
esculturas de 20 toneladas y de casi 3 metros de altura hechas por la cultura
olmeca le hicieron madurar la idea de demostrar la posibilidad de que navegantes
africanos pudieron haber llegado a América.
Así surgió la idea de construir una embarcación artesanal y
llegar a América desde África. La embarcación diseñada fue una balsa de 13.6
metros de largo por 5.8 metros de ancho construida con troncos, sin timón y con
solo una vela. La Fragata Libertad donó parte de sus viejas velas, el barco de
regatas de la Armada Fortuna les cedió una radio VHF, y el presidente de
"La Balsera Ecuatoriana", la empresa de Ecuador que tenía los árboles
que necesitaban, les regaló los troncos. Al no tener timón, la balsa no podía
virar ni volver sobre su rumbo; por ello no había chance de rescatar a quien
cayera al agua. Tampoco nadie podría tirarse a rescatar al supuesto náufrago.
“Es preferible perder a un hombre y no a dos” era la regla a bordo. De caer,
solo existía la oportunidad de aferrarse a un cabo de 70 metros que arrastraba
la popa de la embarcación.
La balsa llevaba 60 bidones de agua, 27 barriles de comida,
un botiquín médico y equipo cinematográfico para filmar el viaje, que quedaría
inmortalizado en una película que finalmente llegó a los cines en 1988 y se
convirtió en un gran éxito. El material fue recolectado y preparado en
Argentina, llegando a Canarias en un barco de la extinta Empresa Líneas
Marítimas Argentinas (ELMA)”. (Wikipedia).
La expedición contó con el auspicio y avales de la
Presidencia de la Nación; del Congreso Nacional; de la Cancillería, de la
Armada y la Fuerza Aérea Argentina; de la Gobernación del Guayas, Ecuador; del
Cabildo y Gobierno Autónomo de las Islas Canarias; de la Presidencia de
Venezuela y del Comité Olímpico, entre muchos otros.
La balsa fue transportada a la Argentina y fue exhibida
frente al obelisco de Buenos Aires donde el público pudo subir y ver en las
condiciones en que estos 5 valientes Argentinos reescribieron una parte de la
historia.
"Que el hombre sepa que el hombre puede".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.