Milei y Trump viven en mundos distintos.
Por ser Estados Unidos tan grande y opulento, Trump puede darse el lujo de soñar con la autarquía, pero la Argentina no puede aspirar a recrear dentro de sus propias fronteras un simulacro de la economía mundial.
Por motivos comprensibles, Trump tiene el apoyo de los que vieron las ciudades pujantes en que nacieron arruinadas al cerrarse de golpe las fábricas gigantescas y plantas siderúrgicas en que habían trabajado generaciones de empleados bien remunerados, pero puesto que es más que probable que las industrias repatriadas dependan más de la automatización que de la mano de obra humana, sorprendería que tuviera éxito la estrategia que ha elegido.
Lo que tiene en mente Milei difícilmente podría ser más diferente. Como señaló hace un par de semanas el exjefe de la política monetaria estadounidense, Larry Summers, la estrategia de Trump se asemeja mucho a la de Juan Domingo Perón que en opinión de Milei sólo sirvió para consolidar la decadencia de la Argentina y que está resuelto a revertir. Puede que la presunta amistad de Milei con el presidente norteamericano lo ayude a conseguir préstamos blandos del FMI y, tal vez, algunas inversiones privadas importantes, pero en términos ideológicos la distancia entre los dos es astronómica. Lo único que tienen en común es el desprecio virulento que ambos sienten por lo hecho por quienes los precedieron en los puestos que ocupan y, desde luego, por las extravagancias de la progresía que, dicho sea de paso, han sido mucho más dañinas en los países anglosajones que en los latinos.
Por ser Estados Unidos tan grande y opulento, Trump puede darse el lujo de soñar con la autarquía, un ideal que a través de los años ha obsesionado a los peronistas; en 2011, Cristina Kirchner se afirmó resuelta a prohibir la importación de hasta clavos para la construcción. Se trataba de una fantasía, claro está. La Argentina no puede aspirar a recrear dentro de sus propias fronteras un simulacro de la economía mundial. Tendrá forzosamente que aceptar la división del trabajo internacional; si bien podría competir con éxito en algunos rubros, no le será posible hacerlo en todos.
Tanto en Estados Unidos como en la Argentina, llegará el día en que un candidato contrario a lo que están haciendo el gobierno actual gane una elección presidencial. Sin embargo, para lograrlo, tendría que convencer a los votantes de que es capaz de solucionar o, por lo menos, de atenuar los problemas que habían posibilitado el triunfo de un outsider combativo que se afirmaba resuelto a llevar a cabo una multitud de cambios drásticos. Hasta ahora, no hay indicios de que los recién desplazados estén esforzándose por elaborar alternativas convincentes a los proyectos radicalmente distintos que están impulsando el chovinista Trump en la superpotencia norteamericana y el “anarco-capitalista” Milei en la Argentina.
Publicado en Diario Río Negro.
https://www.rionegro.com.ar/opinion/milei-y-trump-viven-en-mundos-distintos-4265725/
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