La Meseta De Somuncura, sus micro-valles aledaños. Somera descripción de su naturaleza.
La meseta de Somuncura ocupa una amplia porción de la provincia de Río Negro, su Centro-Sur, entre meridianos 66 y 68 de longitud Oeste aproximadamente y entre los paralelos 41 y 42 de latitud Sur (y un poco más al penetrar en la provincia del Chubut con las Sierras Apas). Esta área natural protegida de Río Negro, es una gran unidad geomorfológica de unos 13.000 a 15.000 Km2. Es una altiplanicie basáltica, con relieves sobre-impuestos: conos volcánicos, sierras, cerros, cerritos mamilares, con alturas máximas que se acercan a los 1.900 m.s.n.m., -el cerro Corona-, intercalados por depresiones ocupadas por lagunas temporarias, arecillosas, situadas entre los 900 y 1.500 m.s.n.m.. La meseta –“Mesada” o “Planicie”, como la llaman sus pobladores-, es una formación de bordes que presentan hendiduras –cañadones-, escotaduras –denominadas localmente “rincones”- por donde bajan los arroyos que las provocaron. Estos cursos de agua, de régimen temporario se alimentan de precipitaciones níveas que se infiltran por las diaclasas de basalto y producen manantiales que dan origen a los arroyos. Arroyos que se agostan a corto tramo de su recorrido, en consecuencia las poblaciones –de curtidos habitantes-, se ubican al pie de la meseta, en microvalles que la circundan.
Son pequeños pueblos con álamos y sauces, algunas huertas con frutales. La humedad es relativamente baja, los vientos fuertes y cambiantes, predominando los de dirección O.-S.O. En invierno suelen darse temperaturas mínimas de 25ª bajo cero y en verano las marcas superan con frecuencia los 35º. Llueven de 100 a 150 mm anuales. Dos grandes formaciones fitogeográficas ocupan el área, la del monte (jarillal) que rodea y sube a la meseta y la Patagónica (estepa graminosa de coirones) en sus planicies y ambientes de ecotono en la Mesada. La región de estudio es de excepción ya que por una serie de causas –que se verán más abajo- está más empastada que otras mesetas patagónicas.
El área es de gran interés biológico por la existencia de especies y subespecies endémicas (que habitan en un solo lugar del planeta) vegetales como una compuesta y una malvácea, o animales como la antiquísima mojarra desnuda (pececillo sin escamas), la ranita de Somuncura, la lagartija de las rocas, algunas subespecies del piche patagónico y un habitante de las rocas, el pilquín o chinchillón. Cuentan los naturalistas que la valoran y conocen como Chevez: “Alguna vez en un pasado remoto y en algún momento de su historia, Somuncura se izó como una isla entre las olas de aquel mar que cubría buena parte de la hoy sobreelevada Patagonia. Al retirarse las aguas, ese aislamiento la siguió para siempre, permitiéndole albergar una interesante variedad de especies que continuarían usándola como única morada y que no se extenderían a ninguna otra región(…) Somuncura es un libro abierto al aire libre con muchas páginas en secreto. Es probable hallar más endemismos”.
La Meseta de Somuncura, totalmente adscripta al concepto de zona marginal reúne –como se ve- peculiaridades que atrajeron tanto a los primeros cazadores nómades, a los que la poblaron después, a los que viven hoy, como a viajeros e investigadores, naturalistas y ambientalistas.
Pero hay más, la gente de la región siempre se refiere a la Mesada y al Cerro Corona –su centro-, con tono legendario y cierto temor reverencial y cuentan el enojo del cerro descomponiendo el tiempo ante la visita forastera.
Queda para el final, el significado de Somuncura, según Casamiquela: “El nombre es araucano: “piedra, peñasco que suena o que habla”. En efecto zunún, voz de la que deriva somun. Según han establecido Claraz y Harrington, aquel en 1.865 y éste en las primeras décadas del siglo XX, de informantes de lengua tehuelche septentrional, se trata de una traducción de ésta lengua: Chiyü a Wülwus o chiyü a wülwue, en leve variante. En esta versión, wúlwüs (Claraz) o wúlwüe (Harrington) significa directamente “suena, sonadora”, Piedra que suena o Piedra Sonadora. Para Harrington, quien obtuvo muchas de sus informaciones del Adolfo Nahuelquir Chiquichano, sobrino del cacique tan conocido (por su ayuda a la colonia Galesa del Chubut en los primeros años) que precisamente hallara la muerte cuando atravesaba la meseta de Somuncura, el topónimo se relaciona con el sonido de las rocas, presumiblemente basaltos, tal vez en relación, a su vez, con el sonido del viento.
La meseta de Somuncura ocupa una amplia porción de la provincia de Río Negro, su Centro-Sur, entre meridianos 66 y 68 de longitud Oeste aproximadamente y entre los paralelos 41 y 42 de latitud Sur (y un poco más al penetrar en la provincia del Chubut con las Sierras Apas). Esta área natural protegida de Río Negro, es una gran unidad geomorfológica de unos 13.000 a 15.000 Km2. Es una altiplanicie basáltica, con relieves sobre-impuestos: conos volcánicos, sierras, cerros, cerritos mamilares, con alturas máximas que se acercan a los 1.900 m.s.n.m., -el cerro Corona-, intercalados por depresiones ocupadas por lagunas temporarias, arecillosas, situadas entre los 900 y 1.500 m.s.n.m.. La meseta –“Mesada” o “Planicie”, como la llaman sus pobladores-, es una formación de bordes que presentan hendiduras –cañadones-, escotaduras –denominadas localmente “rincones”- por donde bajan los arroyos que las provocaron. Estos cursos de agua, de régimen temporario se alimentan de precipitaciones níveas que se infiltran por las diaclasas de basalto y producen manantiales que dan origen a los arroyos. Arroyos que se agostan a corto tramo de su recorrido, en consecuencia las poblaciones –de curtidos habitantes-, se ubican al pie de la meseta, en microvalles que la circundan.
Son pequeños pueblos con álamos y sauces, algunas huertas con frutales. La humedad es relativamente baja, los vientos fuertes y cambiantes, predominando los de dirección O.-S.O. En invierno suelen darse temperaturas mínimas de 25ª bajo cero y en verano las marcas superan con frecuencia los 35º. Llueven de 100 a 150 mm anuales. Dos grandes formaciones fitogeográficas ocupan el área, la del monte (jarillal) que rodea y sube a la meseta y la Patagónica (estepa graminosa de coirones) en sus planicies y ambientes de ecotono en la Mesada. La región de estudio es de excepción ya que por una serie de causas –que se verán más abajo- está más empastada que otras mesetas patagónicas.
El área es de gran interés biológico por la existencia de especies y subespecies endémicas (que habitan en un solo lugar del planeta) vegetales como una compuesta y una malvácea, o animales como la antiquísima mojarra desnuda (pececillo sin escamas), la ranita de Somuncura, la lagartija de las rocas, algunas subespecies del piche patagónico y un habitante de las rocas, el pilquín o chinchillón. Cuentan los naturalistas que la valoran y conocen como Chevez: “Alguna vez en un pasado remoto y en algún momento de su historia, Somuncura se izó como una isla entre las olas de aquel mar que cubría buena parte de la hoy sobreelevada Patagonia. Al retirarse las aguas, ese aislamiento la siguió para siempre, permitiéndole albergar una interesante variedad de especies que continuarían usándola como única morada y que no se extenderían a ninguna otra región(…) Somuncura es un libro abierto al aire libre con muchas páginas en secreto. Es probable hallar más endemismos”.
La Meseta de Somuncura, totalmente adscripta al concepto de zona marginal reúne –como se ve- peculiaridades que atrajeron tanto a los primeros cazadores nómades, a los que la poblaron después, a los que viven hoy, como a viajeros e investigadores, naturalistas y ambientalistas.
Pero hay más, la gente de la región siempre se refiere a la Mesada y al Cerro Corona –su centro-, con tono legendario y cierto temor reverencial y cuentan el enojo del cerro descomponiendo el tiempo ante la visita forastera.
Queda para el final, el significado de Somuncura, según Casamiquela: “El nombre es araucano: “piedra, peñasco que suena o que habla”. En efecto zunún, voz de la que deriva somun. Según han establecido Claraz y Harrington, aquel en 1.865 y éste en las primeras décadas del siglo XX, de informantes de lengua tehuelche septentrional, se trata de una traducción de ésta lengua: Chiyü a Wülwus o chiyü a wülwue, en leve variante. En esta versión, wúlwüs (Claraz) o wúlwüe (Harrington) significa directamente “suena, sonadora”, Piedra que suena o Piedra Sonadora. Para Harrington, quien obtuvo muchas de sus informaciones del Adolfo Nahuelquir Chiquichano, sobrino del cacique tan conocido (por su ayuda a la colonia Galesa del Chubut en los primeros años) que precisamente hallara la muerte cuando atravesaba la meseta de Somuncura, el topónimo se relaciona con el sonido de las rocas, presumiblemente basaltos, tal vez en relación, a su vez, con el sonido del viento.
Texto extraído del Proyecto de Investigación y Desarrollo del CONICET, la Meseta Rionegrina de Somuncura.
BUENAS NOCHES GULLERMO,ESTUBE BUSCANDO INFORMACION DEL SUR ARGENTINO,Y ME ENCONTRE CON SU BLOG Y PERMITAME FELICITARLO ES MUY INFORMATIVO Y ACTUAL. COMO LE DECIA MI BUSQUEDA SE BASA MAS QUE NADA,PORQUE ANDO CON GANAS DE MUDARME POR AQUELLOS PAGOS,ACA EN BUENOS AIRES LAS COSAS ESTAN MUY DIFICILES Y HAY MUCHA INSEGURIDAD,YO VIVO EN LA ZONA SUR DEL GRAN BUENOS AIRES, Y LAS COSA NO SON COMO ANTES YA NO SE RESPETAN CODIGOS POR AQUI Y ESO HACE LA VIDA MAS DIFICIL DE LLEVAR.MAS AHORA QUE NO ESTOY CON TRABAJO FIJO ME RONDA ESA IDEA POR LA CABEZA PERO BUENO ESO LO ESTOY MEDITANDO BIEN YA QUE ES UNA DESICION MUY COMPROMETEDORA.
ResponderBorrarLE DEJO UN SALUDO Y LO FELICITO POR EL VIDEO DEL VARON DEL TANGO
FELI LEONARDO