LECTURAS ESPIRITUALES para el paisaje interior.
«Asómbrate y comprenderás», aconsejaba Hesiquius de Jerusalén. El poder de asombro coincide con un estado de espontaneidad, de frescura pertenecientes a la juventud del corazón. Esta está privada de relación con la edad, y por tanto con la temporalidad. Durante su viaje terrestre el hombre encuentra lugares insólitos por el hecho de su sutilidad; su fuego interior está animado por briznas o brasas de paja. Así la llama se mantiene. Ciertamente, llega un momento en el que su horno interior no se encuentra ya en la necesidad de ser alimentado. Se ha vuelto comparable a la zarza ardiente que «arde sin consumirse». Todo se vuelve camino de luz, puente entre lo visible y lo invisible.
Que el hombre intente la maravillosa aventura del viaje interior, él irá de descubrimiento en descubrimiento. Son las huellas de la dimensión divina las que él descubre en su profundidad. Y ya no padecerá en adelante ninguna necesidad de investigarlas fuera. Sin embargo, en la medida de sus encuentros con los espacios sutiles, él podrá sonreírles para agradecerles su presencia, considerándolas como los arcos de paz y de luz emergiendo del mar sombrío y caótico del mundo.
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Extraído de: ermitaniourbano.blogspot.com/ Questión de... nº116: Marie-Madeleine Davy, Les Chemins de la profondeur. Revue trimestrielle - Albin Michel, B.P. 21 - 84220 Gordes (Francia).
Es usted un investigador nato... muy interesante este post.
ResponderBorrarYa le enviare algo en relacion al mismo.
Hoy solo paso a saludarlo y voy a descansar mas temprano.
SEÑORA BACHS