No sería una exageración afirmar que Julio Argentino Roca fue el artífice del Estado moderno argentino tal y como lo conocemos hoy. Fue el primer gran estadista con visión a largo plazo del país y el máximo referente de la generación del ochenta.
Durante sus dos mandatos como Presidente de la Nación (1880-1886 y 1898-1904), nuestro país inició un crecimiento económico sostenido que se prolongó, con algunas interrupciones, hasta la primera mitad del siglo XX. Con la ley 1.130, consolidó la unificación de la moneda nacional: hasta ese entonces, cada provincia emitía su propio papel moneda. Impulsó la construcción de los ferrocarriles estatales y multiplicó las vías. Comenzó las obras de los puertos de Buenos Aires y Ensenada, lo que permitió la recepción de pasajeros y el comercio. Construyó el Hotel de Inmigrantes, donde se alojaron muchos de nuestros antepasados, que llegaron a costas argentinas con las esperanzas de una vida mejor. Asimismo, en el transcurso de su presidencia, se pudo también sancionar la ley de educación 1.420, que estableció la educación universal, obligatoria, gratuita y laica. En ese momento fue un modelo de ejemplo y vanguardia para toda América Latina. Pasamos de ser un país semianalfabeto a ser uno de los mayores países alfabetizados. También se sancionó la ley 1.565 del Registro Civil, responsabilidad que antes recaía en la Iglesia Católica.
Es cierto que también ha sido recordado y criticado por la Campaña del Desierto. Muchos de sus detractores insisten sólo en enfocarse en la Campaña del Desierto pero olvidan -a veces deliberadamente- los grandes logros de Roca durante sus dos mandatos presidenciales. Actualmente, los grupos más radicalizados e ideologizados antirroquistas se dedican a vandalizar sus monumentos en varios sitios de nuestro país -incluso en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires- ante la absoluta pasividad de las autoridades.
Es triste comprobar que un personaje tan destacado de nuestra historia sufra tantos agravios injustificados. Desde una perspectiva histórica, cada persona -en particular los próceres- debería ser entendida en su contexto de época: a Roca le tocó afrontar el desafío de incorporar territorios a nuestro país y encarar el reto de poblar las tierras deshabitadas de, por ejemplo, el sur argentino. Si no lo hubiese hecho, hoy la Patagonia sería territorio chileno o de alguna potencia extranjera. Parte de ese extenso territorio que está siendo hoy día asolado por unos pseudo mapuches, que muestran todo su odio hacia nuestro país, cultura y pueblo, como el que promueve y despliega la organización Resistencia Ancestral Mapuche (RAM, por sus siglas) con métodos que pretenden instaurar el terror entre nuestros compatriotas patagónicos.
Habida cuenta de los recientes actos de violencia causados por estos grupos de falsos mapuches, cabe preguntarse si no haría falta alimentarnos del espíritu roquista e iniciar una nueva y renovada Campaña del Desierto: siempre pacífica y no violenta pero firme para proteger el territorio nacional y las poblaciones afectadas de quienes buscan satisfacer sólo sus propios y mezquinos intereses apelando a acciones muy similares a la del terrorismo. Una campaña que lleve seguridad y bienestar a esa parte de nuestro país que padece la indiferencia y el olvido de parte de nuestros gobernantes en Buenos Aires.
Muchas gracias por su atención a mis palabras.
Patricio Oschlies.
Correo de lectores Diario "La Prensa" publicada el 30 de noviembre del 2021.
https://www.laprensa.com.ar/509614-Roca-fue-un-estadista.note.aspx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.