La Iglesia católica desarrolló la doctrina de la Inmaculada Concepción de María por ser madre de Cristo, sosteniendo que Dios preservó a María desde el momento de su concepción de toda mancha o efecto del pecado original, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, quien también es Dios.
La expresión "llena de gracia" (Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc. 1,28), y recogida en la oración del Ave María, reafirma la condición de Nuestra Señora, siendo libre de pecado por la gracia de Dios.
La definición del dogma de la Inmaculada Concepción de María, contenida en la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854, fue promulgada por el papa Pío IX, y dice lo siguiente:
"[... Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho".
Este dogma fue promulgado entre dos hechos que bien pueden ser considerados. El primero, como un antecedente inmediato, y el segundo como una reafirmación de la Madre de Dios sobre la verdad revelada.
En 1823, en Ariano de Puglia, Provincia de Avellino (Italia), un niño de doce años analfabeto fue poseído por el demonio. Los Padres Dominicos Gassiti y Pignataro le ordenaron a Satanás en nombre de Dios, probar teológicamente con un soneto de rimas obligadas, la Inmaculada Concepción de la Virgen. En el año 1854 a Pío IX le fue presentado el soneto improvisado en el infierno en honor a María, quedando conmovido y maravillado por versos tan teológicamente exactos.
El segundo acontecimiento tiene que ver con las apariciones de Lourdes. Fueron dieciocho visiones marianas de la Inmaculada Concepción que tuvo la joven pastorcita Bernadette Soubirous en una gruta del paraje de Massabielle, en las cercanías de Lourdes, entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858.
Ante la reiterada petición de Bernardette de que revelara su nombre, el 25 de marzo de 1858 (en su decimosexta aparición) la Señora le dijo: "Yo soy la Inmaculada Concepción". El dogma había sido proclamado tres años antes.
Luego de estas divinas manifestaciones Bernadette ingresó en la orden religiosa de las hermanas enfermeras. Tenía 22 años. Permaneció allí hasta su muerte, a los 34 años de edad. Fue proclamada santa por Pío XI el 8 de diciembre de 1933.
El 18 de enero 1862, el obispo de Tarbes, Monseñor Laurence, firmó la pastoral aprobando las apariciones:
"Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se ha aparecido realmente a Bernardita Soubirous, el 11 de febrero de 1858 y los días siguientes, hasta dieciocho veces, en la Gruta de Massabielle, cerca de la ciudad de Lourdes. Que esta aparición reviste todos los caracteres de la verdad, y que los fieles tienen fundamento para creerla como cierta. Humildemente sometemos nuestro juicio al Juicio del Soberano Pontífice, que está encargado del gobierno de la Iglesia universal".
Como varios hombres de ciencia y por haber sido educado en la escuela laica, había perdido por completo la Fe. Intrigado por lo que tanto se decía de las maravillosas curaciones de Lourdes, resolvió investigarlas. Ante una curación milagrosa en 1903, la de Marie Bailly, Carrel recuerda que Çtuvo la impresión de que, bajo la mano de la Virgen, había alcanzado la certidumbre y hasta creyó sentir su admirable y pacificadora dulzura de una manera tan profunda que, sin la menor inquietud, alejó la amenaza de un retorno a la dudaÈ. La conversión del Dr. Carrel se había producido.
Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
Para los creyentes de nuestra Nación Argentina, este feriado -8 de diciembre- nos debe convocar a la oración, elevando nuestras plegarias a Nuestra Señora y rogando por la salud de nuestra Patria, consagrada a su Inmaculado Corazón el 30 de noviembre de 1969.
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