Por Aldo Duzdevich.
No todos los países, tienen este beneficio establecido por ley para sus trabajadores. Nuestro país lo adoptó en 1945, pero demoró en expandirse en la región. Uruguay lo estableció en 1960, Brasil en 1962, México recién en 1970.
El sueldo anual complementario data de los jefes tribales celtas, que en tiempos de abundancia pagaban algo llamado “eguinad”, que luego popularizaron los romanos en los tiempos del Imperio. Pero recién en el siglo XX se estableció por ley en varios países europeos. En nuestro país el único antecedente data de la provincia de Jujuy en 1924, cuando el gobernador radical Benjamín Villafañe, lo estableció por ley para los empleados de públicos.
El 20 de diciembre de 1945, por decreto N° 33.302 del Presidente Farrel, por iniciativa del Coronel Juan Domingo Perón se instituye, por primera vez, el sueldo anual complementario o aguinaldo. El decreto crea el «Instituto Nacional de Remuneraciones», otorga un aumento salarial y lo que es muy importante extiende a todos los trabajadores el beneficio de vacaciones pagas, las licencias por enfermedad hasta seis meses, la indemnización por despido y muerte. Todos derechos laborales que hoy son casi naturales en la Argentina, pero que en el resto del mundo tardaron décadas en imponerse.
El clima político de ese momento.
1945 resultará un año vertiginoso en la política argentina, en gran parte por influencia del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. El 27 de marzo de 1945, Argentina junto a otros países latinoamericanos abandona la neutralidad y le declara la guerra a Alemania y Japón. EEUU que había entrado en guerra en diciembre de 1941 luego del ataque japones a Pearl Harbor, presionaba al resto de América a ingresar a la guerra. Sin embargo Inglaterra prefería nuestra neutralidad para que los buques argentinos -de bandera neutral- pudieran cruzar el Atlántico para abastecerlos de carne, trigo y otras materias primas.
La opinión publica argentina, en especial sus capas medias y altas estaban embebidas y tensionadas por el desarrollo de la guerra. Los partidos de izquierda, parte del radicalismo, los conservadores, el sector universitario, y la mayor parte de la intelectualidad de la época, eran pro-aliados y consideraban que Perón era la versión criolla del nazi-fascismo. Esto dará origen al frente de partidos Union Democrática donde se encolumnarán: la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista, con el abierto y publico apoyo del embajador de EEUU Spruille Braden.
El 9 de mayo de 1945 se produce la rendición de Alemania, y en Buenos Aires se festeja en la calles. Esta movilización da empuje al naciente antiperonismo. El 12 de julio los sindicatos dirigidos por Borlenghi realizan un acto masivo, la multitud de trabajadores comienzan a corear “Perón Presidente”. El 19 de septiembre la clase media y alta de Capital reúne 200 mil personas en la Marcha de la Constitución y la Libertad. El 9 de Octubre un putsch militar, desplaza a Perón y el día 12 lo encarcela en Martín García. La oposición exige que se transfiera el poder a la Corte Suprema de Justicia. El 17 se produce una gran movilización obrera que exige la libertad de Perón. Días despues, el gobierno convoca a elecciones presidenciales para el 24 de febrero de 1946.
Bajo el lema “Por la libertad, contra el nazismo”, en diciembre se lanza la fórmula presidencial de la Union Democratica. Tamborini y Mosca. El Partido Comunista (PC), expresaba que: recogía el “clamor nacional que reclama la unión de los partidos democráticos” con el objetivo de “detener la aventura política naziperonista. Nacía una grieta político-social que se extendería por décadas. Esto también tendría consecuencias en los rasgos identitarios de estos sectores, dado que, como afirma Tulio Halperín Donghi, el antiperonismo “quiso incluirse en la vasta saga antifascista que abarcaba todo el mundo; de ella tomó los mitos, desde Juana de Arco hasta los soldados de Valmy y los defensores de Madrid, y tomó también la táctica: una presión continua y despiadada contra un enemigo con el cual no es posible imaginar acuerdos”.
El histórico Decreto 33.302.
La abrupta salida de Perón de la Secretaria de Trabajo y Previsión, había dejado pendientes muchas expectativas obreras. Se había puesto en debate la idea de un decreto sobre participación obrera en las ganancias de las empresas. El 11 de diciembre en un acto organizado por la CGT y la Federación de Empleados de Comercio, donde hablaron Silvio Pontieri y Ángel Borlenghi promovían su pronta sanción.
El día 20 de diciembre salio el decreto N° 33.302, que beneficiaba a los trabajadores de todas las empresas sin excepción, pero, excluyendo a los empleados públicos. El fundamento era que las empresas se enriquecían con los desmesurados aumentos de precios, y eso no incluía al estado. Ya con Perón en la Presidencia, este decreto junto otros de derechos sociales y laborales fueron ratificados por la Ley Nº12.921, el 20 de diciembre de 1946.
Veamos algunos párrafos de los considerandos, que son muy interesantes.
“Que el régimen de las remuneraciones (…) interesa no sólo a los empleados y obreros, sino aun a la Nación misma, que eleva su posición cultural, moral y económica, acrecentando las posibilidades materiales de su población laboriosa;”
“Que la intervención del Estado en la regulación de las remuneraciones no sólo es un derecho de los poderes públicos, sino que es un deber que le señala a los mismos nuestra Carta Magna, cuyo Preámbulo establece como uno de los propósitos fundamentales de la Constitución Nacional, la de 'promover el bienestar general';”
“Que el Gobierno nacional ha procedido al estudio prolijo de la situación en que se encuentran los trabajadores (…) teniendo en cuenta que desde hace más de cuarenta años es reclamada por las organizaciones obreras una ley de salario mínimo (...) se ha elaborado el presente decreto-ley, que ha tenido como base la valiosa iniciativa sobre salario mínimo, salario básico, salario móvil, aumento general en las remuneraciones y participación en las ganancias que presentara la Confederación General de Empleados de Comercio al Excelentísimo señor Presidente de la Nación;”
En este punto vale aclarar, que ese año, todavía Armando Cavallieri no dirigía el sindicato de Comercio, sino Angel Borlenghi, un activo dirigente sindical socialista, que adhirió tempranamente al peronismo y luego en el gobierno de Perón fue su Ministro del Interior. Pero, indudablemente hoy el sindicato de Comercio, puede reclamar para sí parte del merito de estas importantes conquistas sociales, porque figura en los considerandos del decreto Nº 33.302.
Para persuadir al sector empresario decía: “Que este Decreto-Ley no sólo es la satisfacción de razonables y legítimos anhelos de los trabajadores,(...) sino también contribuye a la armonía con los patronos, evitando conflictos que, si hasta el presente fueron relativamente numerosos, en época de postguerra se repetirán con mayor frecuencia, lo que crearía un clima inconveniente para el mejor desarrollo de la industria y comercio de nuestro país;”
Y para los políticos pro-aliados a EEUU agregaba: Que el propósito de este gobierno recibió un estímulo ponderable, cuando el Acta de Chapultepec recomendó la 'fijación de un salario mínimo vital' y luego el inc. a) del art. 55 de la Carta de las Naciones Unidas que la organización promoverá 'niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos y condiciones de progreso y desarrollo económico y social';”
Este párrafo tenía un claro sentido político, pues inicialmente EEUU se opuso a invitar a la Argentina a firmar el Acta de Chapultepec, y luego junto con Rusia de oponían a invitarnos a ser miembros fundadores de las Naciones Unidas.
La parte resolutiva del Decreto tiene 81 artículos y lleva la firma de: Edelmiro J Farrell- J. Pistarini. - Amaro Avalos. - F. Urdapilleta. - Juan I. Cooke. - José H. Sosa Molina. - José M. Astigueta. - Pedro S. Marotta. - Abelardo Pantín. - Joaquín I. Saurí. - Domingo A. Mercante. - Bartolomé de la Colina.
Al inicio define en el Art. 3° -Las personas que utilicen a empleados y obreros están obligados a reconocerles: a) Salario vital mínimo; b) Salarios básicos;c) Sueldo anual complementario.
El Art. 5 creaba el Instituto Nacional de las Remuneraciones que tenía entre otras funciones: “Aplicar este Decreto-Ley y las demás leyes, decretos y resoluciones que rijan la materia, en cuanto sea de su competencia.”
El inicio del turismo social.
El decreto establecía un aporte patronal del 5% del aguinaldo para un fondo destinado al turismo social. El Instituto podía destinar estos fondos a comprar terrenos y construir hoteles para los trabajadores. Este es el origen de la gran cantidad de hoteles sociales sindicales que conocemos en todos los grandes centros turísticos de nuestro país. Y el origen de Punta del Este, sitio donde decidió irse a vacacionar nuestra oligarquía, cuando Mar del Plata perdió su glamour, por la invasión de los nuevos turistas, que no pertenecían a su misma clase social.
A propósito de este comentario reproduzco el testimonio del filósofo Ricardo Gómez quien cuenta una anécdota de su niñez: “Mi padre tenía una empresa de sanitarios y era subcontratista en obras de la Fundación. En el 46-47 tenían 50 obreros que en llegaron a ser 400 en 1955. Al principio mis padres eran neutros, pero luego se volvieron muy antiperonistas. En casa escuchaba putear contra el aguinaldo, y no entendía que era esa palabra. A mi me gustaba relacionarme con los trabajadores de la empresa. Una tarde en el patio estaba jugando a la pelota con un viejo empleado, Mario Gandolfi. Y se me ocurre preguntarle: ¿Mario, que es eso del aguinaldo? El sin parar de jugar, mira la pelota y dice: “el aguinaldo es aquello que me va a permitir a mi, llevar a mi hijo a ver el mar por primera vez.” Me causó un efecto impresionante porque para mi ver el mar era costumbre. Eran los veranos. Era como tomar el café con leche. Yo tendría 9 o 10 años”.
La resistencia al pago del aguinaldo.
Dice Félix Luna: “En Navidad el Colegio de Abogados y la Asociación de Abogados declaran que el decreto es inconstitucional. Y al otro día, una reunión que aglomera a casi 2.000 personas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, trata el candente problema. Preside la reunión Eustaquio Méndez Delfino y a su lado están Arnaldo Massone, Luis Colombo, José María Bustillo, Alejandro Shaw, Joaquín S. de Anchorena y otros dirigentes empresariales. Los discursos son violentos, irritados. Dice Méndez Delfino: “Las erogaciones que el decreto impone y que no pueden cumplirse, no se habrán de cumplir. ¡Nadie en el mundo puede obligar a dar lo que no se puede y menos lo que no se tiene!”.
Según denuncia La Época en su edición del 22-12-45: “Las fuerzas vivas, comerciantes industriales, al enterarse del decreto resolvieron intimar a su diario para que asumiera la defensa de sus intereses. Los jefes de propaganda de las grandes firmas, así como las agencias de publicidad comunicaron a la administraciones de los diarios que tenían orden de no renovar los contratos de publicidad para el año 1946, si la prensa amiga no tomaba la defensa de sus lesionados intereses. Defensa que debía traducirse en una desaforada campaña de desprestigio sobre los alcances y beneficios de la nueva ley. Iniciaron el ataque ayer mismo La Prensa, El Mundo y el órgano de la feudal familia Mitre La Nación”
Se inició entonces un vasto operativo tendiente a desconocer el Decreto 33.302. En la maniobra no intervinieron solamente las entidades patronales —lo que era lógico— sino algunas organizaciones sindicales que giraban en las órbitas socialista o comunista. La Federación Obrera Nacional de la Construcción, el Sindicato de la Industria Metalúrgica, la Federación Obrera de la Alimentación, se pronunciaron,increíblemente, contra el decreto.
Victorio Codovilla, en la Conferencia del Partido Comunista, formuló una peregrina interpretación: “El aumento de los salarios debe ser resultado de las luchas organizadas de la propia clase obrera, pues el objetivo del «peronismo» consiste en hacer ciertas concesiones provisionales a algunos sectores obreros para destruir sus organizaciones independientes y de clase y forzarlas a entrar en sindicatos estatales.”
El Comité Nacional de la UCR en una larga declaración que hacía equilibrios retóricos: rechazaba «el absurdo de que para mejorar la condición de los humildes haya que empobrecer a los pudientes», convocaba a la reflexión de los trabajadores, y alerta sobre«la nivelación en la miseria». El Partido Socialista publicó una declaración más o menos en los mismos términos, que concluye afirmando que sólo la unidad de los trabajadores contra la dictadura y el nazifascismo podrá solucionar los problemas que los afligen.
Pasó el fin de año y ninguna empresa pagó el aguinaldo. La Secretaría de Trabajo y Previsión, emitió un comunicado recordando que el plazo para pagar el aguinaldo vencía el 7. Pero el día 8 continuaba la firme actitud patronal en todo el país, y empezó a extenderse entonces un clima de huelga general. En la noche del 8 muchos comercios céntricos de Buenos Aires son ocupados por su personal y se cierran bares y cafés. El 10 de enero la Cámara de Grandes Tiendas de Buenos Aires dispone el cierre de sus establecimientos los días 13, 14 y 15. Pero ante el fracaso del paro patronal, es la primer Cámara aceptar el decreto y pagar. De a poco, el resto de los sectores empresarios ante la presión de sus trabajadores van cediendo. Aunque todavía el 26 de marzo la Federación Obrera del Vestido que agrupaba a 200.000 trabajadores anunciaba un paro nacional, para el caso que antes del primero de abril las cámaras patronales no hayan dado cumplimiento al decreto.
Toda esta disputa por la aplicación o no del decreto se da en medio de la campaña electoral que culmina el 24 de febrero de 1946 con la victoria de la formula Perón-Quijano.
Las crónicas periodísticas nos permiten conocer algunos casos singulares. “La poderosa textil Industrial Herbin SA, con sede en Lavalle 4050, el día 27 de diciembre de 1945 procedió a pagar el aguinaldo a todo su personal, que suma varios miles de obreros y empleados.” En el otro extremo, el 12 de febrero de 1946, “el personal de la perfumería Oasis, a resuelto rechazar por unanimidad el aguinaldo y las mejoras de sueldos acordadas en el reciente decreto, aceptando en cambio el aumento de escala ofrecido por la empresa con cuyo dueño se han declarado solidarios.”
Como vemos los debates sobre pagar o no un bono de fin de año no son nuevos, y los argumentos a 77 años vista, siguen siendo los mismos. Pero, bueno, sepan los trabajadores que el aguinaldo no vino del cielo, ni por derecho natural, fue una decisión política del peronismo hace 77 años atrás. Que, ha decir de algunos “es el culpable de todos los males de este país”. Y, hay que conocer y recordar también, del mismo modo, otros gobiernos inspirados en el crudo liberalismo económico, deciden leyes y decretos, en la dirección contraria a los intereses de los que menos tienen.
Aldo Duzdevich.
(*) El columnista es autor de “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron” y “Salvados por Francisco”.
PUBLICADO EN DIARIO LA MAÑANA DEL NEUQUÉN.
Domingo 8 de enero del 2023.
https://www.lmneuquen.com/la-historia-del-aguinaldo-que-no-vino-del-cielo-n983352
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