GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, enero 29, 2023

"La vergüenza es una gracia" El reportaje a Francisco de AP (II Parte).

Por Nicole Winfield.

-¿Se puede hacer esperar más transparencia del Vaticano?

-Es lo que yo deseo. Es lo que yo deseo, ¿no? Y con la transparencia viene una cosa muy linda que es la vergüenza. La vergüenza es una gracia. Yo no sé si en inglés se usa, pero en español, cuando una persona no tiene cánones, que se mueve, que hace lo que quiere, es un sinvergenza, le falta la vergüenza. Y la vergüenza es una gracia. Yo prefiero una Iglesia avergonzada porque descubre sus pecados, que Dios lo perdona. No una Iglesia farisea que esconde su pecado, que Dios no perdona.

-¿Cuando usted piensa en estos últimos diez años del pontificado, cuáles han sido los dos o tres momentos que recuerda, los mejores? ¿Tiene alguna anécdota de eso?

-El otro día el cardenal Ravasi me recordó uno. Yo vine aquí con una valijita chica, porque cuando me hicieron cardenal me regalaron una sotana roja en una filettata y como pertenecía a seis congregaciones, la dejé en casa de las monjas para no tener que traerla cuando venía. Entonces, ya estaban acá. Y más aún. Estábamos muy próximos a la Semana Santa. Entonces dije, "ningún Papa elegido va a asumir en Semana Santa".

Me saqué el boleto para estar el Domingo de Ramos en la diócesis y dejé la homilía preparada sobre el escritorio. O sea, vine sabiendo que volvía. Ni se me pasó por la cabeza nada. La cosa, me di cuenta del peligro al mediodía, antes no me había dado cuenta. Porque en el cónclave hay todo un sistema de votos depósito. Uno se los va dando a éste, a otro, hasta que se ve quiénes pueden ser y entonces ahí ya sí confluyen. Yo tenía algunos depósitos, no hacía caso.

Y hoy me puse a hablar con el cardenal Ravasi, caminando. Me dice que lo recordó el domingo pasado y le dije que en mis clases de sapienciales usaba el libro de él de Job, y hablábamos de cómo lo había hecho. Y estaban cerrando la puerta de la Sixtina y nosotros delante, caminando. El maestro de ceremonias salió y dijo: "¿Y ustedes van a entrar o no van a entrar?" Era mi resistencia inconsciente a entrar, después me di cuenta . Ahí pasó lo que tenía que pasar. Cosa que Dios quiso.

Dos cosas claves: en la primera votación de la tarde, cuando empecé a tener muchos votos, el cardenal (Claudio) Hummes, que lo tenía acá, se acercó y me dijo "No te asustes, así obra el Espíritu Santo". En la segunda, cuando ya salí elegido, se levantó, me abrazó y me dijo: "No te olvides de los pobres". Son momentos fuertes. Eso no lo esperaba. Bueno, como una paz, una tranquilidad muy grande. O sea, esa sana inconsciencia que debes dar en los momentos difíciles. Ese fue el momento.

Después, acá, a los dos días de elegido, fui a ver arriba el departamento pontificio, que no es muy lujoso, pero es enorme. "Yo acá no puedo vivir, me muero. Yo necesito gente". Y ahí, yendo hacia el ascensor donde estaba yo en el segundo piso, pasé por la pieza de huéspedes que está abierta, estaban limpiando. Digo, "¿qué es?" "Es la pieza de huéspedes que hay". Dormitorio con su baño, un pequeño saloncito para recibir y un pequeño estudio. Y estamos limpiando que viene Bartolomeo. Ya está. Me quedé ahí después. Bartolomeo hasta el día de hoy dice que le robé la pieza. Y vivir con gente me hace mucho más fácil el trabajo. Lo único que extraño es no poder callejear porque no se puede, porque en cuanto salga... como hacía en Buenos Aires, pero fue todo muy sencillo. Lo decía sin doble intención. Traté de ser espontáneo, eso sí, de no, no ponerme en pose.

 -¿Y momentos peores en estos últimos diez años?

-Sí, a veces. El que me ayudó mucho fue (el cardenal George) Pell, aunque dicen que al final me criticó. Bueno, tiene derecho, la crítica es un derecho humano. Pero me ayudó tanto Pell, porque fue el que me dijo: "El problema económico está aquí, aquí y aquí". Después tuvo un problema, donde dio tanto testimonio bueno, de paciencia. Después volvió. Pero él me ayudó mucho. Pell en la parte económica fue mano derecha. Un gran tipo. Grande.

-Ya que estamos llegando a la aniversario de su elección, ¿puede hacer una evaluación de esa primera década? ¿Cómo le fue?

-Para mí es difícil evaluar. Yo soy medio inconsciente, pero soy consciente. Digo, estoy tranquilo. Veo cosas buenas que se hacen, sobre todo las cosas que hacen los demás unidos conmigo. Veo cosas que se han corregido y cosas que hay que corregir todavía, y bastante. Veo que los cardenales, sí, algunos que critican, tienen derecho. Pero en general estamos unidos y ayuda mucho. Sobre todo, la unión con los obispos y la Conferencia Episcopal, es lo que ve más claro. Eso me ayuda mucho. Duermo bien.

-¿Qué queda por hacer? Tenemos un futuro de eternidad, como usted ha dicho. Pero, ¿qué queda? Encíclicas, viajes, formas... ¿Cuál es la prioridad para esta nueva etapa de pontificado?

-Continuar con ser obispo, obispo de Roma y en comunión con todos los obispos del mundo. Y dejar de ser un poder, dejar de ser una corte. Por ejemplo, Castelgandolfo era un poco la corte. El espíritu de corte. En junio la corte se trasladaba allí como de Londres se va a Escocia, la corte. Es ese ese tipo de idea de corte. Es la última corte absoluta de Europa.

Bueno, ahí ya Castelgandolfo, el gran palacio, se transforma en museo, lo cual viene muy bien, porque acá había cosas que no se podían exponer, se ponen allá. O sea, ir quitando de toda apariencia de corte y sí dándole lo que es en realidad un servicio pastoral.

El hecho de vivir acá me ayuda, porque cuando vienen los obispos me saludan, estamos en la mesa, normal, que es un servicio pastoral de apoyo a los obispos del mundo, de comunión con los obispos. Y eso, gracias a Dios, se está haciendo y los mismos cardenales lo están haciendo. Sí, me puedes decir, éste sí y éste no, pero son viejitos, andá a cambiarle la mentalidad, a respetar y punto.

Pero los mismos cardenales en el encuentro que tuvimos de cardenales, el último, una maravilla. Cómo se trató incluso un problema serio como la capacidad de jurisdicción, ¿quién la tiene o no? Dos cardenales con postura diversa, pero discutiendo con una gran altura, sí, colaboración. Yo me siento muy acompañado con eso. Bueno, pero eso sí, querer ser obispo, por favor.

Bueno, agradecerle a usted. Es la primera de la clase. Gracias por su apoyo. Gracias por su trabajo. Para mí es muy importante el trabajo de ustedes y de todos los comunicadores, de los periodistas, porque son los que traducen la vida del papado afuera. Así que le agradezco mucho lo que hace. Y adelante. Todavía hay mucho por hacer.

PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.

Imagen: Diario La Prensa.

Domingo 29 de enero del 2023.

https://www.laprensa.com.ar/525254-La-verguenza-es-una-gracia.note.aspx


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