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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, enero 10, 2023

Juan Baigorri Velar.

 

"Sólo es joven quien tiene más ilusiones que recuerdos".­

­Pocos recordarán actualmente el nombre de Juan Baigorri Velar, pero muchos de los que han pasado las siete décadas de vida no habrán olvidado al hombre que hizo llover en Buenos Aires, en San Juan y en Santiago del Estero, allá por el año 1937 en tiempos de la Guerra Civil Española.­

¿Hizo llover? Bueno... esta es una pregunta sin respuesta.­

Les voy a leer el texto de un curioso aviso publicado en varios diarios argentinos el 30 de noviembre de 1937. Decía: "Después de la segunda semana de diciembre lluvias artificiales caerán en forma abundante sobre la ciudad de Buenos Aires y zonas cercanas"

Claro... el texto del aviso, de gran tamaño, despertó la curiosidad de muchos. Y también las burlas e ironías de otros. Y además hizo nacer ilusiones, "que son como sueños. Pero con los ojos abiertos".­

Y el 18 de diciembre salió otro aviso, también firmado por el Ingeniero Baigorri Velar. Decía: "Ayer 17 de diciembre comenzó a llover en Buenos Aires copiosamente, como lo anticipé". Al día siguiente, 19 de diciembre, un verdadero temporal azotó la ciudad. Como carta de presentación del Ingeniero Baigorri Velar no le podía haber ido mejor. El Ingeniero había construido un pequeño aparato con equipos de energía magnética.­

Decía que su pequeño invento podía disparar unos rayos sobre la atmósfera, los que producían una congestión automática, creando un centro de alta presión, que ayudaba a que se fueran almacenando calorías producidas por los vientos. Y terminaba creándose un desequilibrio que culminaba en lluvia. Eso es lo que el Ingeniero Baigorri argumentaba. ¡Calculen Señores... la impresión que había suscitado en la población!­

Entrevistado luego de ese primer logro, declaró al periodismo, que su idea, era formar una pequeña empresa que colaborara con los gobiernos, o directamente con los agricultores y ganaderos, para favorecer las cosechas y mejorar el ganado.­

Pero antes de continuar explicando su invento, acerquémonos a su personalidad.­

Baigorri Velar era entrerriano, de concepción del Uruguay. Se recibió en la Universidad de Milán, en Italia y fue incluso Ingeniero del Ferrocarril Central Argentino. Era un hombre serio, reposado y de físico muy pequeño. Quienes lo conocían de cerca hablaban de sus valores morales y su corrección.­

Tenía 46 años en la época de su llamativo aviso en los diarios. Su popularidad fue tan enorme como repentina. Hasta diarios de Europa y EE.UU. aludían a él.­

Y en nuestro país, Baigorri ocupaba en ese 1937 los titulares de los diarios desplazando -en el interés popular- a la inauguración de la Avenida 9 de Julio y a la muerte en un tiroteo del famoso delincuente "El Pibe Cabeza", este hecho, ya en abril de 1938.­

En ese momento el gobierno de Santiago del Estero -provincia que soportaba una severa sequía que ya duraba meses- firmó un contrato con él, y condicionó el pago a que se produjese la esperada lluvia, dentro de un plazo de 15 días.­

Al cuarto día del contrato, el cielo encapotado predijo lo que vendría. Once horas seguidas llovió en gran parte de la provincia norteña.­

Entonces fue aclamado como un héroe nacional, una especie de mago, un semidiós.­

Aumentaron sus adherentes y también sus detractores.­

Los científicos no le creían. Decían que era casualidad, que las lluvias ya estaban pronosticadas. Que era un mistificador. Claro, no se había inventado la palabra "Chanta". Esta era la opinión de la mayoría de los científicos. Pero llover. llovía. Poco tiempo después, a mediados de 1938, lo llamó el Gobierno de la Provincia de San Juan. Otra prueba de fuego. Firmó otro contrato. A la semana y durante unos 20 días -con intermitencias- llovió con no demasiada intensidad. Pero llovió. La sequía sanjuanina había sido vencida.­

Nadie supo nunca cómo se componía su misterioso aparato. Porque Baigorri decía que en manos de inescrupulosos, estos hubieran podido provocar inundaciones catastróficas a voluntad. Es lo que el Ingeniero manifestaba.­

Fin de 1938. Otra experiencia. Ahora en la Provincia de Córdoba. Y llegó su primer fracaso. Arreciaron las críticas. Ya había agravios y ofensas.­

Es que "un microbio puede empujar una calumnia. Y un gigante no puede detenerla". Aunque seguramente no le cabía a este hombre el calificativo de gigante. ­

Baigorri Velar, impostor o sabio, era débil, y se aisló. Ya no intentaría repetir su experiencia. Vivió 40 años más, hasta los 81 años, alejado de todo. Pero ese haz de luz iluminaría para siempre su existencia.­

No sabremos jamás la realidad del hombre que hizo llover en la Argentina. O que creó la hermosa ilusión de que podía lograrlo.­

Y un aforismo final en homenaje a Baigorri Velar, fabricante de lluvias o de sueños: "No podemos alcanzar el cielo. Pero intentarlo ya es acercarse".

Por José Narosky.

Publicado en Diario La Prensa.

https://www.laprensa.com.ar/524634-Juan-Baigorri-Velar.note.aspx

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