Este lunes 6 se cumplen 29 años del asesinato a golpes del soldado Omar Carrasco en un cuartel de Zapala. Su cuerpo apareció días después en el predio del Ejército.
Por Pablo Montanaro.
El 3 de marzo de 1994, ya hace 29 años, Omar Octavio Carrasco, un joven de 20 cargó un bolsito sobre su hombro, se despidió de su madre Sebastiana -que le susurró “Vamos a venir en unos días hijo”- y de sus hermanas, y cerró por última vez la puerta de su casa en Cutral Co. Se subió al Falcon de su padre y agarraron la ruta 22 rumbo a Zapala donde el joven tenía que presentarse en el cuartel del Ejército Argentino para integrarse al Grupo de Artillería 161.
Unos meses atrás en el sorteo de la clase 74 había sacado número alto por lo que debía cumplir con el servicio militar obligatorio. Durante esos 76 kilómetros que transitaron en silencio, el padre trató de alentarlo ya que en las últimas semanas notaba deprimido a su hijo que no quería hacer la colimba.
Al llegar a la puerta del cuartel, Francisco y Omar se despidieron. El padre no sabía que iba a ser la última vez que veía con vida a su hijo.
Unos días después de aquella despedida familiar, Francisco volvió a hacer el mismo camino hasta el cuartel pero ahora con su esposa. Era el primer franco que tenía Omar y cumplieron con la promesa de Sebastiana y la ilusión de verlo con la ropa de soldado.
La ilusión se transformó en un profundo vacío, lleno de incertidumbre y angustia. “No está. Su hijo es un desertor”, les dijo un soldado. Carrasco no era un desertor. Sus padres no sabían que su hijo estaba muerto en un descampado de ese cuartel.
No sabían que el domingo 6 de marzo el cuerpo de su hijo había sido golpeado feroz y brutalmente hasta la muerte por dos soldados, Víctor Salazar y Cristian Suárez, y por el subteniente Ignacio Canevaro que ordenó la golpiza. Lo que se pudo reconstruir de aquella trágica historia es que el mismo día que Carrasco llegó al cuartel fue recibido con un fuerte"baile" (movimientos físicos extremos, muy comunes en la colimba) por parte de Canevaro. La investigación y el posterior juicio hallaron culpables a los dos soldados y al subteniente, a quienes condenaron con penas de prisión (10 y 15 años). El cuerpo había sido escondido por quienes dejaron agonizar al joven soldado hasta la muerte.
Un mes después, el 6 de abril, las autoridades del cuartel les entregaron a Francisco y Sebastiana un atáud con el cuerpo de su hijo.
Publicado en Diario La Mañana del Neuquén.
Imágenes de la misma publicación.
Domingo 5 de Marzo del 2023.
https://www.lmneuquen.com/carrasco-el-ultimo-colimba-que-no-descansa-n999836
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