En una nota anterior (La Prensa, 05/02/2023), me detuve en un tema particular que trata Ignacio Garda Ortiz en `Gobernar para las familias' (San Rafael, El Alamo, 2021). Allí, el autor se detiene el tema de la promoción de la natalidad. Sostiene que los gobiernos deben "implementar políticas de población de protección y de promoción de la fecundidad". En este sentido, destaca que, en todas las sociedades existen familias numerosas cuyas "pautas culturales" se ordenan a un crecimiento en la natalidad. Por esto se debería garantizar "que lo hagan efectivamente mediante medidas públicas de protección y estímulo".
Antes de avanzar con otros temas, me interesa explicar, brevemente, por qué poblar es gobernar para las familias.
LA FAMILIA.
En primer lugar, hace falta precisar que se entiende por familia. En pocas palabras, la familia es "papá, mamá, sus hijos, y los ascendientes y descendientes". Es importante remarcar, cuando hablamos de familia, el carácter intergeneracional. Esta nota explica, entre otros puntos, que las familias sean vehículos de las tradiciones y costumbres patrias lo cual se relaciona, a su vez, como el arraigo. La familia es una institución fundada en el matrimonio, es decir, esa unión por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole. Esta realidad singular que es la familia fundada en el matrimonio es la que explica, a su vez, que debe recibir una protección especial por parte del ordenamiento jurídico nacional.
En segundo lugar, ¿en qué consiste gobernar? El gobierno y su justificación se vinculan estrechamente con el bien común como causa final de la comunidad política. Dado que hay un bien común político, debe existir una autoridad política que aúne los esfuerzos de los miembros de la sociedad en cuanto miembros de esa sociedad para conseguir ese bien concreto perfecto y perfectivo que beneficia a todos.
Como señala Carlos A. Sacheri en `El orden natural', gobernar requiere "un conocimiento pormenorizado de las exigencias concretas del bien común nacional, y una rectitud moral mayor, cuanto los intereses en juego son más importantes". La misión esencial del gobernante es la de "crear y conservar un orden público justo de convivencia humana. El poder estatal tiene como esfera propia, específica de acción, lo público, lo común, es decir, las acciones de los individuos en la medida en que implican relación con la sociedad en su conjunto y no en cuanto suponen meras relaciones privadas". A su vez, la expresión de ese orden público son, dicho en pocas palabras, las leyes. Ellas son "un instrumento esencial del progreso moral de la ciudadanía, pues al respetar las exigencias de leyes justas, cada miembro del cuerpo social se ajusta a los requerimientos del bien común temporal, alcanzando el pleno desarrollo de todas sus cualidades personales".
En tercer lugar, corresponde señalar el significado de poblar. Una primera aproximación nos la ofrece el Diccionario de la Real Academia Española: poblar significa fundar uno o más pueblos. Esta acepción del término poblar, evidentemente, tiene "mucha miga". Me detengo, ahora, en un breve comentario. Es comprensible asociar poblar con la promoción de la natalidad -que, conviene recordar, debe promoverse y no controlarse-. Pero no puede tratarse, solamente, de una sola línea de acción. Los gobiernos, también, deben gestionar las condiciones para que los nuevos hijos nazcan en familias sólidas y que se les pueda procurar un clima social propicio favorable a la vida buena -integradora, a su vez, de todas las dimensiones de la vida humana-.
Entonces ¿por qué poblar es gobernar para las familias? Aquí conviene recordar, con Ignacio Garda Ortiz, que cuando se dice población se trata de "familias arraigadas en un territorio que establecen relaciones de vecindad, de oficio, de trabajo, que tienen afinidades sociales y culturales, que participan activamente en las cuestiones que tienen que ver con el Bien Común Local y que pretenden estar bien representadas".
De esta manera, poblar es gobernar para las familias porque ellas, educadoras de los hijos en la vida buena, son las que configuran una auténtica civilización que contempla todo el bien del hombre y de todos los hombres. Las familias son las mejores escuelas de educación en las virtudes sociales.
En las familias se aprende a amar a nuestra Patria, en las familias se aprende a valorar el matrimonio, en las familias se aprende cuáles son los propios deberes que justifican nuestros derechos correspondientes, etcétera. Las familias son, al fin de cuentas, esas fundadoras de uno o más pueblos de acuerdo a la acepción que la Real Academia Española brinda cuando habla de poblar.
PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/527194-Poblar-es-gobernar-para-las-familias-II.note.aspx
Enlace de interés:
Poblar es gobernar para las familias
de Germán Masserdotti.
https://guillermopirriargentino.blogspot.com/2023/02/poblar-es-gobernar-para-las-familias.html
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