Por Germán Masserdotti.
"El deber patriótico es poblar la Argentina (II)" (La Prensa, 11/12/2022), señalé que las "políticas de estado en favor del poblamiento de nuestra querida Patria deben enfocarse desde una mirada social y no individualista. Cuando digo social, todavía más en concreto, me refiero a familiar".
Este modo de entender las "políticas de estado" es el propuesto en Gobernar para las familias (San Rafael, El Alamo, 2021) de Ignacio Garda Ortiz. En esta publicación, el autor se ocupa de temas como familia y demografía; los comportamientos de las familias; envejecimiento demográfico y desempleo; más nacimientos, más consumo, más trabajo; promover la fecundidad; la cobertura de la inactividad laboral; el salario maternal y la jubilación familiar; trabajar fuera del mercado; el arraigo de las familias y el desarrollo; la inserción de las familias en el desarrollo; la familia y los desarrollos locales; llevar la producción hacia las familias; el ahorro de las familias y la economía local; el derrumbe del estado protector; la crisis del desarrollo, la desintegración social; la redefinición del desarrollo, la reorganización territorial, la reintegración social; hacia un nuevo orden económico y social y, por último, de elementos fundamentales para la organización de sistemas locales integrados de salud.
Como puede apreciarse, se trata de una obra que se ocupa de los principales temas en función de gobernar para las familias.
Mi interesa ahora, debido a que el deber patriótico es poblar la Argentina, detenerme en algunas consideraciones que Garda Ortiz formula en el capítulo "Promover la fecundidad". En capítulos anteriores el autor recuerda que, cuando se dice Población, "no nos referimos solamente a una cantidad de individuos. Estamos hablando de grupos familiares, afincados en un territorio determinado y que mantienen entre ellos relaciones de vecindad, de afinidad de oficio, de complementariedad económica, de unidad y valores de vida". Las familias -y no solamente los individuos- son el fundamento y el punto de partida a partir del cual debe (re)edificarse el orden social. De este modo, gobernar para las familias "es totalmente distinto y opuesto a gobernar para los individuos. Quizá debamos buscar, en este error básico, los motivos tan evidentes de las crisis de participación y representación que golpean a nuestra sociedad".
TRES DIMENSIONES.
Dicho esto, Garda Ortiz señala que, en la fecundidad "como bien complejo", se distinguen tres dimensiones "que actúan simultáneamente": 1) El comportamiento procreador de las familias. 2) El promedio de hijos por mujer en edad de procrear y 3) La cantidad de nacimientos que una sociedad aporta cada año.
El comportamiento procreador de las familias depende, fundamentalmente, de sus pautas culturales. Este asunto -el de las pautas culturales- exigiría un tratamiento in extenso. Agrego de mi parte, ahora, que no es lo mismo pensar la vida social en función de un bien individual que en función de un bien común. No es lo mismo pensar -y actuar en consecuencia- de acuerdo a una mentalidad favorable a la natalidad que a una inspirada en el "control de nacimientos".
En cuanto a el promedio de hijos por mujer en edad de procrear, Garda Ortiz resalta la importancia del porcentaje de mujeres fértiles sobre la población total. De acuerdo a este porcentaje, medido por la tasa global de fecunidad (TGF), se encuentra estrechamente relacionado con la estructura demográfica de la sociedad.
Por último, la cantidad de nacimientos que una sociedad aporta cada año refleja el crecimiento -o decrecimiento- actual de la población. Aquí habría que consignar información sobre la Argentina. Todavía están pendientes de publicación los datos del Censo 2022. Puede ayudar, de modo aproximado, tener en cuenta la información del Censo 2010 en conjunto con estudios más recientes.
Ante la realidad argentina en lo que se refiere a crecimiento poblacional, ¿qué hacer? Garda Ortiz propone el deber de "implementar políticas de población de protección y de promoción de la fecundidad". En este sentido, destaca que, en todas las sociedades existen familias numerosas cuyas "pautas culturales" se ordenan a un crecimiento en la natalidad. Por esto se debería garantizar "que lo hagan efectivamente mediante medidas públicas de protección y estímulo".
La conclusión final es realista y exigente y, por cierto, "políticamente incorrecta": las familias numerosas "deberían se concebidas como entidades de bien público y de interés nacional y ser protegidas en consecuencia porque de ellas depende el porvenir de nuestra sociedad".
Dado que gobernar es poblar, entonces el mejor modo de hacerlo es en función de las familias. De esta manera se cumpliría con la manda constitucional de "proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio" (Constitución Nacional Argentina, art. 75, inc. 19).
PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/525602-Poblar-es-gobernar-para-las-familias.note.aspx
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