Henry Kissinger cuyo verdadero nombre es Abraham ben Elazar,
nació el 27 de mayo de 1923 en la localidad alemana de Fürth (Baviera). Es un
político judío considerado por muchos uno de los cerebros del Nuevo Orden
Mundial. Se le sindica también como uno de los más grandes instigadores del
lobby judío internacional y de la política exterior de los Estados Unidos en la
segunda mitad del siglo XX.
Vida.
Nació como Heinz Alfred Kissinger en Alemania. En 1938,
emigró a los Estados Unidos con su familia teniendo sólo 15 años de edad. Cinco
años más tarde adoptaría la nacionalidad americana. En 1947 obtuvo una beca del
Fondo Rockefeller merced a la cual cursó estudios y se graduó en Ciencias
Políticas en la Universidad de Harvard, reputado Centro Fabiano del
Establishment en el que posteriormente desempeñaría varios cargos docentes y
directivos. En los años cincuenta trabajó al lado de Rockefeller y poco después
entró en el Pentágono. Su participación en la vida pública estadounidense
comenzó a principios de los años sesenta, desempeñando desde entonces e
ininterrumpidamente a lo largo del mandato de cuatro presidentes
norteamericanos diversos cometidos políticos de alto nivel. Fue asesor de la
Oficina de Coordinación Gubernamental, del Consejo Nacional de Seguridad, de la
Agencia de Control de Armamento y del Departamento de Estado, todo ello durante
las administraciones Kennedy y Johnson, hasta que en 1969 Richard Nixon le
nombró su consejero personal, empleo que simultaneó con la presidencia del
Consejo Nacional de Seguridad. Cuatro años después fue designado por Nixon
Secretario de Estado, cargo en el que sería ratificado por el siguiente
inquilino de la Casa Blanca, Gerald Ford.
En 1973 fue Secretario de Estado y participó en las
negociaciones de paz con Vietnam. Recibió el Premio Nobel de la Paz de ese año
junto al representante norvietnamita Le Duc Tho por los acuerdos alcanzados
para poner fin a dicha guerra. Dado que la guerra se prolongaba a pesar de los
acuerdos de paz, Led Duc Tho renunció al millonario premio, aunque Henry
Kissinger prefirió conservar el dinero. Con Jimmy Carter se retiró del
gobierno.
Luego de esto ha participado intensamente en la configuración
del Nuevo Orden Mundial.
Lobbista de Profesión.
Experto como Brzezinski, en política internacional y en
asuntos soviéticos, Kissinger no tardó en concitar el interés del Consejo de
Relaciones Exteriores, que ya en 1955 le encomendó la dirección de una
investigación para el análisis de las posibles respuestas a la amenaza
soviética. Este poderoso club, a cuya presidencia accedería Kissinger años
después, fue una de sus catapultas políticas. La Fundación Rockefeller Brothers
habría de ser la otra. En efecto, la dirección del Programa Especial de
Estudios de dicha entidad, que le fuera confiada en 1956, no constituyó más que
el primer episodio de una estrecha e ininterrumpida colaboración entre Henry
Kissinger y el clan Rockefeller. Desde finales de los años cincuenta, Kissinger
se convirtió en el principal asesor de las campañas políticas de Nelson
Rockefeller, puesto que ocuparía hasta el momento mismo en que ambos se
incorporaron a la Administración Ford, el primero como Secretario de Estado y el
segundo en calidad de Vicepresidente de los Estados Unidos. Paralelamente a
todo ello discurrieron las actividades compartidas por Kissinger y David
Rockefeller en el Consejo de Relaciones Exteriores, colaboración que se
estrecharía todavía más cuando el plutócrata fichó al tecnócrata para la
Comisión Trilateral.
Política Internacional.
En materia de política internacional y en asuntos soviéticos
Kissinger desarrolló actividades extraordinariamente ambigüas y
controversiales. En la casi totalidad de los casos aplicó una curiosa política
de distensión que provocó la perplejidad de los más diversos círculos del
poder, realizando nombramientos, desde su puesto como secretario personal de
Nixon, que incluían a varios personajes conocidos por su filiación pro-marxista,
como sería el caso de Helmuth Sonnenfeld, James Sutterlin, Boris Closson,
William Hall y Arnold Wiesner.
La perplejidad de los primeros momentos acabó dando paso a
la sospecha abierta, que terminaría concretándose en una serie de informes,
tanto privados como oficiales, que iban a desvelar con pruebas contundentes el
origen de tan extraños hechos.
El primero de estos informes fue elaborado por Frank Capell,
experto en cuestiones de espionaje y analista de varias revistas políticas
estadounidenses, una de las cuales, The Herald of Freedom, lo publicó
íntegramente en octubre de 1971. Dicho informe fue posteriormente leído en el
Congreso por el diputado John Rarick, y recogido en el tomo 117 de los Informes
Oficiales de Sesiones del Congreso de 28-10-71. Con arreglo al mismo, las
relaciones de Henry Kissinger con varios de sus colaboradores y subordinados en
el Consejo Nacional de Seguridad y en el Departamento de Estado se remontaban
al período 1943-1946, durante el cual Kissinger permaneció en Alemania como
integrante de las fuerzas de ocupación norteamericanas, que le nombraron, pese
a su escasa graduación militar (sargento), administrador de la ciudad de
Bensheim. Fue en ese período cuando Kissinger entró en contacto con sus
correligionarios Helmuth Sonnenfeld, Gunter Guillaume, agente de los servicios
secretos de la Alemania del Este y más tarde secretario de Willy Brandt, y Egon
Bahr, colaborador de la inteligencia soviética y futuro artífice de la
Ostpolitik. Todos ellos se integrarían en una célula de espionaje en favor de
la URSS, en la que el sargento Kissinger operaba bajo el seudónimo de Bor.
Tales imputaciones, que la Administración norteamericana se
limitó a negar sin más, fueron posteriormente confirmadas por dos ex-oficiales
del KGB, Golitsin y Goleniewski, así como por un completo dossier elaborado por
un equipo de agentes de la CIA, en el que se revelaban todos los lazos
existentes entre Kissinger y la Inteligencia soviética. El contenido de dicho
dossier, archivado en su día por Stansfield Turner, director de la Agencia
norteamericana y miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, ha visto la luz
recientemente gracias a un trabajo publicado por tres expertos en asuntos de
espionaje, William Corson y los esposos John y Susan Trenton ("Four
american Spies, the wives they left behind and the KGB's crippling of American
Intelligence").
Kissinger y el Sionismo.
Pese al controversial contenido de los informes mencionados
nada de esto empañó la carrera política de Henry Kissinger, que sólo se vio
momentáneamente truncada cuando la Suprema Corte Rabínica de Estados Unidos
decretó en 1976 su excomunión, a raíz de las maniobras desplegadas por el
entonces Secretario de Estado para maquillar las conquistas de Israel durante
la Guerra del Yon Kippur. Un conflicto a cuyo desencadenamiento
"preventivo" no fue ajeno el propio Kissinger, y que reportó a las
arcas de sus patrocinadores, los Rockefeller, y a las multinacionales
petrolíferas en general, enormes beneficios.
Con todo, el ostracismo de Kissinger, aunque severo mientras
pesó sobre él la excomunión, se iba a prolongar durante poco tiempo, ya que la
Corte Rabínica no tardaría en rehabilitarle en atención a las nuevas
contribuciones del penado a la causa sionista. La doctrina sugerida por Kissinger,
consistente en la fragmentación del Líbano en varios compartimentos
político-confesionales como la mejor fórmula para garantizar la seguridad de
Israel, se resumiría en su célebre sentencia: "Si queréis la paz en
Oriente Medio, entregad el Líbano a Siria".
Kissinger en el Presente.
Kissinger con 98 años de edad, durante un meeting en 2022.
Desde que abandonara la política activa, al menos de forma
oficial, la actividad de Kissinger se ha desplegado a través de sus continuos
desplazamientos de un extremo a otro del planeta, como comisionado y embajador
de proyectos e intereses equivalentes a los que ya representó en su época
anterior. Tal actividad no se reduce al terreno de lo político, aunque
frecuentemente ejerza labores de emisario especial de la Administración
estadounidense, sino que, de acuerdo con su posición en la Comisión Trilateral,
se desarrolla fundamentalmente en el ámbito económico, que es el esencial y el
que determina el curso de todos los demás.
Ése es el terreno en el que se desenvuelve actualmente Henry
Kissinger, a quien la Alta Finanza suele encomendar diversos asuntos
relacionados con la deuda pública, asuntos que el eficiente tecnócrata solventa
sin estridencias públicas y con pingües beneficios para sus arcas a través de
su compañía de consultores Kissinger Associates, cuyos clientes son,
lógicamente, los Estados deudores y las multinacionales acreedoras.
Entre 2014 y 2017, Kissinger integró la junta de Theranos, una empresa tecnológica del sector de la salud que desarrolló un test rápido fraudulento con el que supuestamente podían detectarse enfermedades graves como el cáncer. La empresa alcanzó una valoración de $10 mil millones en su apogeo, entre 2013 y 2014. En enero de 2022, su directora ejecutiva Elizabeth Holmes, fue declarada culpable de defraudar a los inversores y enfrenta a una pena de hasta 20 años de prisión. El propio Kissinger fue usado para convencer a potenciales inversores que terminaron siendo estafados. Uno de los ellos fue su propio abogado que invirtió 6 millones de dólares en la compañía[1].
Referencias
Attorney for Henry Kissinger tells jurors he
invested $6 million in Theranos after meeting Elizabeth Holmes.
PUBLICADO
EN METAPEDIA.
Texto e imagen: METAPEDIA.
https://es.metapedia.org/wiki/Henry_Kissinger
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