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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, mayo 21, 2023

El día que visite a Francisco y me preocupe por su seguridad.

El día que visite a Francisco y me preocupe por su seguridad.

Este jueves pasado se produjo un grave incidente en el Vaticano. Yo estuve allí dos veces, y siempre me llamó la atención la poca seguridad del lugar.

Por Aldo Duzdevich.

En la noche del pasado jueves 16 de mayo un vehículo irrumpió a toda velocidad en el Vaticano: los guardias dispararon contra el auto para frenarlo. El automóvil evadió a la Guardia Suiza en la puerta de Santa Ana -una de las principales entadas al Estado-, se desplazó por las calles y llegó hasta el patio de San Dámaso del Palacio Apostólico, donde fue interceptado por los oficiales de las fuerzas de seguridad. Este es el sitio en el que suelen ser recibidos los jefes de Estado y de Gobierno cuando visitan la sede.

En un intento por detener su marcha, los gendarmes dispararon contra los neumáticos delanteros y “alcanzaron el alerón delantero izquierdo”, pero no fue suficiente para frenar su avance en un primer momento. Se cree que el conductor sufría problemas psiquiátricos ya que al momento de su detención se encontraba en “un grave estado de alteración psicofísica”.


Más que escritor o periodista me considero un buen contador de anécdotas, sobre todo me gusta contar aquellas que tienen algún barniz tragicómico, porque se prestan al dialogo de café o sobremesa con amigos.

Justamente ese jueves por la tarde, compartía un larga charla de café con el documentalista Claudio Etcheberry, cuando ya llegando a la hora de irnos, me pregunto, "¿vos estuviste con el Papa?" …. Miré el reloj y dije: “bueno si arranco con esta historia, tenemos para una hora mas”. Y entonces dijo: “ Haceme una versión reducida”.

Yo tengo un tic profesional diría, de algunos que fuimos militantes en los setenta, y que yo acreciento por esta tarea permanente de leer y escribir sobre hechos de violencia. Incluso, tuve la oportunidad de entrevistar a Mariano Castex, quien a los 19 años participó de un loco y frustrado plan de matar a Perón. Por esas razones, cada vez que visito un sitio, o veo un personaje importante, estoy midiendo las medidas de seguridad visibles, y calculando cuan fácil o difícil seria que cometan un atentado contra su vida. Y justamente, el Papa Francisco es un blanco posible para grupos terroristas, servicios de inteligencia, o locos sueltos como supuestamente, vendría a ser el caso del incidente del jueves.

Bueno, la anécdota en tono jocoso que mis amigos me han escuchado repetir (hay que repetirlas sino uno se olvida) y que por primera vez voy a escribir es la siguiente:

Yo tenia un cita personal con Francisco, iba a llevarle mi libro Salvados por Francisco, conocerlo y conversar con el sobre la publicación. La reunión era un martes a las 10:30 en Santa Marta. Yo llegué a Roma el día lunes al mediodía y me alojé en un hotelito cerca del Vaticano. Al atardecer me acerqué hasta la Plaza San Pedro para “conocer el terreno”, y ubicar donde era la entrada a la famosa Santa Marta.

Quienes hayan visitado el Vaticano, han visto que es una pequeña ciudad amurallada, y con diferentes accesos. En la Plaza San Pedro no había casi nadie, así que justo pasaba un curita de sotana y le pregunto en español con fingido tono italiano: “Buenas noches, me podría decir donde es la entrada de Santa Marta, tengo que ver al Santo Padre” (así lo llaman en Roma). El cura me miró sorprendido, y en italiano que no entendí, me dijo supongo “Ud está loco, nadie puede ver al Santo Padre, porque si”. “Si, si, ya se” respondí, “¿pero donde es el ingreso Santa Marta”?. Y el curita, medio de mala gana, me señalo un gran portón de rejas a la izquierda de la plaza. Me arrimé hasta allí; y volví contando los pasos hasta el hotel, para saber cuanto tiempo demoraba en llegar.

Al día siguiente, como me había recomendado un amigo, 9:30 de la mañana estaba en el portón de Santa Marta. Hacia poco tiempo el ISIS había hecho una amenaza directa de asesinar al Papa Francisco, así que iba suponiendo que el clima debía estar un poco tenso. Un par de cuadras antes por la Avenida de la Conciliación, había un carrier de militares italianos pertrechados con armas largas.

Yo lo único que llevaba era un mail, del mismo Francisco de dos meses atrás, citándome para ese día y hora. Nada más. Ni invitación formal, ni tarjeta de protocolo, nada. Por supuesto, mi lógico temor era: “¿Se acordara el Papa que me citó? ¿Me habré hecho este viajecito a Roma que no es barato, de gusto?”. Pensamientos que circulaban a mil por la cabeza, cuando llego al porton, y enfrento a los dos vistosos disfrazados que custodiaban el acceso a Santa Marta.

Lo que llamo “disfrazados”, son los miembros de la Guardia Suiza, con sus colorinches uniformes, que hacen la delicia de los turistas para sacarse fotos. Como todo armamento portaban sendas espadas, que vaya a saber si son de verdad o de pura utilería. Ambos en posición de sonrientes para la foto, custodian un acceso de 15 o 20 metros totalmente abierto que da a un gran patio de estacionamiento. Mi primer pensamiento fue, “a estos dos, los muchachos del ISIS los trozan en pedacitos para hacer mortadela”. Ya se que es poco seria mi frase, pero no la dije, lo pensé para mis adentros. Bueno, por otro acceso atropellando a los guardias suizos, fue que el jueves, entro un loco en un auto a toda velocidad, que por suerte no era de los muchachos del ISIS.

Sigo. “Buen día, vengo a ver al Santo Padre” digo a los colorinches. “Documento”, si, entrego mi pasaporte. Uno, se lo lleva a un tercero, que parece jefe y está en una casilla vidriada con teléfono. “Vaya y pase por ese costado, por la policía” me señalan. Camino unos metros donde hay un arco detector de metales y una cinta de rayos X de aeropuerto. Pongo mi portafolio en la cinta y paso el arco. Custodian dos bravos policías italianos. El de los rayos X esta escribiendo un wasap a su novia, el otro mira el cielo. Yo pienso para mis adentros (de nuevo) “ehh macho, en el bolso va la bomba, fijate”….o el fierro o las dos cosas. Pero sigue mirando el celu. “Pase para allá", indica el otro. Yo sigo haciendo cuentas: “dos colorinches, mas dos tanos papando moscas, cuantas balas hacen falta…”

Llego frente a la casilla vidriada. El de adentro llama por teléfono y nada...pasan los minutos que son eternos. ¿Alguien sabrá que el Papa me citó? . No creo que el guardia este llamando al mismo Francisco. Sudo frio. El tipo llama, me mira… soy el único que esta allí esperando, nada… 10:10 de lamañana, el tipo habla por teléfono, lee mi pasaporte – difícil mi apellido, porque no me abran puesto Gomez-. Asiente con la cabeza, respiro….fuhhh...sale de la casilla y en italiano me pregunta “¿Sabe cómo llegar?”, “ni idea” respondo con gesto internacional. “Bueno siga por este patio, al final doble a la izquierda y donde vea el gendarme allí pregunta”. Entiendo las señas y lo del gendarme. Así que ingreso solo, caminando por un largo patio que sirve de estacionamiento que debe tener cien metros casi.

Al final de ese patio, aparece otro espacio más amplio, con jardines. A mi izquierda diviso otro colorinche parado frente a una puerta vidriada. “Debe ser allí” pienso. Me acerco, presento pasaporte. Va adentro. Pase...Ingreso a un hall, que parece la recepción de un pequeño hotel, con una joven en el mostrador. Recién allí, aparece un tipo fornido de traje, con “cucaracha” en la oreja, que da el perfil de ser seguridad. Seguramente porta un arma discretamente bajo el saco. Me hace pasar a una pequeña salita de recepción. Y me alcanza una revista del Vaticano que esta en español para que me entretenga.

La salita tiene cuatro silloncitos tapizados y una mesa ratona. Me llaman la atención unos cuadros en la pared. No son de Rafael, ni Leonardo Da Vinci. Mas bien parecen esos cuadritos de montañas y barquitos que te regala una tia y no sabes donde diablos ponerlos. Leo la revista y espero. Supongo vendrá un secretario, que me llevara por un pasillo, donde habrá otros secretarios, hasta llegar al despacho del Santo Padre. Al menos eso pasa en cualquier oficina publica, cuando voy a ver a cualquier pichi que “pegó” un cargo de funcionario.

Sigo leyendo, y de pronto se abre la puerta y entra un hombre alto todo vestido de blanco. Me sorprendo y pienso: “De blanco heladero no es, ¿será el mismísimo Papa?”. Me da la mano, y me dice “¿está leyendo la Radiolandia del Vaticano?”. Se sienta y con la sencillez de un cura de barrio se pone a conversar conmigo, que todavía no me repongo del asombro.

Volviendo a la no-seguridad; el teólogo brasileño Leonardo Boff declaraba a Clarín el 17 de marzo del 2013: “Francisco puede correr un serio riesgo, porque dentro de la Curia hay mafiosos (…) Entonces, él tiene que ir despacio y cuidarse. Hay que cuidarlo entre todos. Yo creo que sería bueno que un grupo de argentinos fuera a Roma a proteger al Papa. No la tradicional Guardia Suiza, sino la Guardia Argentina, para proteger a nuestro Papa.”

Pero, yo creo que Francisco, desde que asumió puso su vida en manos de Dios, y cree mas en su Angel de la Guarda, que en la Guardia Suiza. Todos los miércoles circula en la Plaza San Pedro entre la gente que se saca selfies, y argentinos que le convidan mate. Ha hecho viajes a zonas muy inseguras donde los atentados son moneda corriente.

Según Aristoteles la virtud del coraje ocupa un punto medio entre los dos extremos de, por un lado, la cobardía (respuesta insuficiente al peligro) y la precipitación o la temeridad (respuesta excesiva). Recordando la actitud que tuvo durante la dictadura arriesgándose a salvar varias vidas, considero que Francisco así como lo hizo en la dictadura, hoy, sigue estando mas cerca de la temeridad, que del punto medio del coraje según la definición de Aristóteles.

Bueno, esa fue la anécdota que estaba contando a mi amigo justo que en el Vaticano se producía ese incidente. Y, espero esta nota lo la lea ningún jefe de la Guardia Suiza sino, la próxima vez en Roma, no voy poder pasar ni por la puerta del Vaticano.

ALDO DUZDEVICH (*) El columnista es autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón.

Publicado en el Diario "La Mañana de Neuquén".

Domingo 21 de Mayo del 2023. 

Imágenes pertenecen a la misma publicación.

https://www.lmneuquen.com/el-dia-que-visite-francisco-y-me-preocupe-su-seguridad-n1024076

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