"Porque LA NEGACIÓN DE LO POLÍTICO, que está contenida en todo individualismo consecuente, si bien conduce a una praxis política de desconfianza frente a todos los poderes políticos y formas de Estado imaginables, jamás arriba a una propia y positiva teoría del Estado y la política.
Consecuentemente, existe una política liberal como contraposición polémica a las limitaciones de la libertad individual — sean éstas estatales, eclesiásticas u otras — bajo la forma de política comercial, política eclesiástica y educacional o política cultural. LO QUE NO EXISTE ES UNA POLÍTICA LIBERAL EN SÍ MISMA SINO SIEMPRE Y TAN SÓLO COMO CRÍTICA LIBERAL DE LA POLÍTICA. La teoría sistemática del liberalismo se refiere casi exclusivamente a la lucha política interna contra el poder estatal y ofrece toda una serie de métodos para controlar y trabar a este poder estatal en defensa de la libertad individual y de la propiedad privada; para hacer del Estado un 'compromiso' y de las instituciones del Estado una 'válvula de escape' .
(…) Siempre hay que tener presente que estos conceptos liberales se mueven de un modo típico entre ética (espiritualidad) y economía (negocios) buscando, desde estos flancos bipolares, aniquilar lo político considerado como esfera del 'poder conquistador' (...) Así, en el pensamiento liberal, el concepto político de lucha se convierte en competencia por el lado económico y en discusión por el lado 'espiritual'. En lugar de una diferenciación clara entre los dos distintos status de 'guerra' y 'paz' aparece la dinámica de la eterna competencia y la eterna discusión. "
Carl Schmitt.
Fragmentos de "Concepto de lo político".
Publica Metapedia.
“Carl Schmitt nació en Plettenberg, Prusia, Imperio Alemán,
el 11 de julio de 1888 y murió el 7 de abril de 1985. Fue un jurista y
politólogo alemán. Adscrito a la escuela del llamado Realismo político, lo
mismo que a la teoría del orden jurídico. Escribió centrado en el conflicto
social como objeto de estudio de la ciencia política, y más concretamente la
guerra. Su obra atraviesa los avatares políticos de su país y de Europa a lo
largo del siglo XX. Militó en el NSDAP, pero posteriormente fue apartado del primer
plano de la vida pública.
Nacido en una pequeña familia burguesa y católica instalada
en un entorno rural y protestante. Estudia Derecho en Berlín, Múnich y
Estrasburgo doctorándose (summa cum laude) en 1910 con el trabajo Sobre la
culpa y sus formas (Über Schuld und Schuldarten). En 1919 accede a su primer
trabajo como docente en una Escuela de Comercio de Múnich, ciudad desde la que
había contemplado el desplome del II Reich, el exilio de los Wittelsbach (casa
real bávara), la proclamación de la República de Weimar y del “Consejo de
Baviera”, acontecimientos que sin duda influyeron mucho en su obra La dictadura
(1921).
Carl Schmitt durante la República de Weimar.
En 1922 ocupa la cátedra de Derecho Público de la
Universidad de Bonn, siendo por entonces cuando publica Teología política. Es
patente ya en sus primeras obras la crítica a la que somete al parlamentarismo
y a la Constitución de Weimar, rasgo que se verá acentuado en su fundamental Teoría
de la Constitución (1928).
En 1928 abandona Bonn y va a Berlín, ocupando una plaza de
profesor en la Escuela de Comercio. Este traslado le permite estar cercano al
núcleo de la llamada revolución conservadora (Arthur Moeller van den Bruck,
Oswald Spengler, Thomas Mann, Ernst Jung).
Publica en estos años El guardián de la Constitución (1931),
El concepto de lo político (1932) y Legalidad y legitimidad (1932), donde pide
la prohibición de los partidos nacionalsocialista y comunista por ser “enemigos
de la Constitución”.
Carl Schmitt en el III Reich.
El 1 de mayo de 1933 se afilia al NSDAP. Entre 1933 y 1945
es catedrático de Derecho en la Universidad de Berlín. Se inicia una etapa de
entusiasmo por el nacionalsocialismo y de acumulación de cargos públicos
(Staatsrat, Consejero de Estado de Prusia, promovido por Hermann Göring,
dirección de la Deutsche Juristen-Zeitung y jefatura de la Fachgruppe
Hochschullehrer der NSJuristenbund, Liga nacionalsocialista de los juristas alemanes),
que no resulta, sin embargo, sencilla. En 1933 se publica Estado, movimiento,
pueblo, mal recibido en muchos círculos nacionalsocialistas por la preeminencia
que sostiene del estado sobre el partido.
Durante tres años sufre una campaña en contra por parte de
varios juristas cercanos al régimen, siendo calificado como católico,
filosemita y convervador. Es obligado, por fin, a abandonar todos sus cargos
excepto la cátedra en Berlín y el título de Consejero de Estado de Prusia. En
1936 el periódico de las SS, Das Schwarze Korps, le acusa de oportunista.
Los círculos de Rosenberg lo acusan, en 1937, de hostilidad
hacia toda ideología racial y de simpatía por los judíos. Desde 1937 se ve
obligado a retirarse de la vida pública, si bien permanece en Alemania,
protegido por Göring. Deja de ser uno de los representantes principales del
orden jurídico del III Reich.
Carl Schmitt tras 1945.
En 1945, tras la derrota alemana en la guerra y la ocupación
militar, es apartado de la docencia. Es detenido este mismo año, primero por el
ejército soviético, que le libera, y luego por el estadounidense que, tras
trece meses de internamiento en dos campos de concentración, también le deja
libre. En 1947 vuelve a ser detenido y ahora interrogado en Núremberg. Desde
1950 vive retirado, si bien publica algunas obras: El nomos de la Tierra
(1950), Teoría del partisano (1963) y Teología política II (1969).”
Dice Wikipedia.
“Schmitt fue uno de los principales ideólogos del Movimiento
Revolucionario Conservador de Alemania. Su teorización se basa en la necesidad
de instaurar un poder de «decisión» adecuado que termine con la lucha de
clases, cosa que no es posible en un Estado liberal, en el cual no se puede
justificar la exigencia del sacrificio de la vida en favor de la unidad
política.
Schmitt concibe la «acción política» como «decisión» que
debe tener la talla de producir un «mito» que comprometa a los individuos: tal
«producción» solo puede resultar de la guerra. El Estado ya no es el portador
del monopolio político, pues se ha visto reducido en importancia a tan solo una
«asociación» más y que no se encuentra por encima de la sociedad.
Schmitt propone una pluralidad, con el Estado como comunidad
suprema y más intensa. Concibe la idea de «comunidad» con «personas
esencialmente ligadas» y no una sociedad de «personas esencialmente separadas».
Schmitt mantuvo una polémica con Hans Kelsen acerca de la concepción del
Estado, la defensa de la Constitución y demás formas jurídicas democráticas.
Esa «comunidad» es la que puede llevar a superar la degradación
que al Estado ha producido el liberalismo que, con su negación de la política,
le ha convertido en un «sirviente burocrático armado». Su rechazo a las
democracias parlamentarias pluralistas, en cuanto incapaces de controlar los
nuevos potenciales surgidos de la socialización creciente del siglo xx, le
hacen optar por la dictadura como forma de gobierno.”
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