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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, julio 05, 2011

DON PEDRO DE VALDIVIA Y JOSÉ MARÍA GUIDO, "ADAPTADORES" DEL IDIOMA ARAUCANO.


DON PEDRO DE VALDIVIA Y JOSÉ MARÍA GUIDO, “ADAPTADORES” DEL IDIOMA ARAUCANO
por Pablo Fermín Oreja
(fragmento).
Todos sabemos que los araucanos, originalmente chilenos, se extendieron luego al norte de la Patagonia argentina. El nombre procede a la zona de “Ragco” (agua gredosa), por un arroyo situado en sur de Chile.
En el acta del Cabildo de Santiago (de Chile), del 11 de agosto de 1541, se nombra figura transformando en “Rauco” y poco después Pedro de Valdivia lo convierte en “Arauco”. La aparición en 1569 del más grande de los poemas épicos españoles, “La Araucana”, de guerrero conquistador Alonso de Ercilla y Zúñiga, consagró definitivamente el vocablo.
“Araucano” fue luego extendido a las zonas colindantes del arroyo originario, y los cronistas del siglo XVIII, entre ellos el abate Molina, ya lo mencionan para las tribus del sur, siendo poco a poco aplicado a todas las que en Chile y Argentina hablaban el mismo idioma.
Lo notable es que para designarse a ellos mismos, los indígenas empleaban el vocablo “mapuche” (gente de la tierra), pues siempre consideraron la voz “araucano”, designación gentilicia, aborrecible por ser creación del “huinca” (blanco), y la estimaban despectiva.
Estos antecedentes figuran en el diccionario comentado mapuche-español, de Esteban Erize (edición 1960), y traspolado en el tiempo, me acerco a otra “adaptación”, que como Valdivia, amenaza con instalarse definitivamente en el uso popular.
Me refiero al vocablo “Comahue”, inventado en realidad en 1960 por el entonces senador nacional por Río Negro, doctor José María Guido, e impuesto como denominación de la zona de influencia de los ríos Neuquén, Limay y Negro, que iba a convertirse en el área operativa de los grandes emprendimientos hidroeléctricos, a partir del Chocón-Cerros Colorados.
Guido, al crear la comisión senatorial que patrocinaría los estudios técnicos del programa, buscó un nombre para la región planificada.
Cuando conversó conmigo y me consultó sobre el tema, ya había inventado “Comahue”, aunque el sabía que el vocablo era “Comohue” (lugar de divisadero). El mismo lo diría años después: “Me dieron la palabra “Comohue”: no era una expresión eufónica. Y cambié la “o” por la “a”. Así quedó “Comahue”. Según la leyenda, es el lugar, a orillas del río Neuquén, en lo alto de las bardas y próximo a la confluencia, donde los araucanos colocaban vigías para prevenir las crecientes o los ataques de tribus rivales.”
Debemos añadir que al “invento” del vocablo, sucedió el de la figura que representaba en el indio “que mira hacia el horizonte, con la mano a modo de visera, para ver más lejos”. (Diario “Clarín, 6 de marzo de 1966).
Como los indios no tenían escritura, los que estudiaron su idioma tuvieron que valerse de la fonética e interpretar los sonidos como mejor pudieron, aunque la emisión vocal de los indígenas, bastante gutural, ha desorientado a sus auditores blancos no familiarizados con el habla mapuche.
Y así llegamos a la conclusión de que don Pedro de Valdivia, en 1541, y José María Guido, en 1960, se convirtieron en “adaptadores” institucionales de vocablos del idioma araucano.


* Fragmento del libro “La provincia perdida y otros recuerdos” de Pablo Fermín Oreja historiador roquense, periodista, escritor y político rionegrino.

Pablo Oreja fue secretario de la convención Constituyente en Neuquén en 1957 y secretario general de la gobernación durante la gestión de Angel Edelman primer gobernador de esta provincia y el sucesor Alfredo Asmar.
En 1960 actuó como secretario de la Convención Constituyente de La Pampa y fue secretario de Prensa durante la gestión del primer gobernador de esta provincia argentina, Ismael Amit.
En 1970 se radica en Viedma durante el gobierno del general Roberto Vicente Requeijo ingresa a la Secretaría de Prensa y culmina la carrera administrativa como director de la misma durante el gobierno constitucional de Mario José Franco.
Fue Convencional Constituyente en 1957 que sancionó la primera Constitución Provincial. Pablo Fermín Oreja fue diputado nacional por la Unión Cívica Radical Intransigente (U.C.R.I.) entre 1958 y 1962; y de 1962 a 1966 y culminar con una gestión de casi tres años en la Municipalidad de General Roca en la década del ´70.
Tiene en su haber una larga serie de trabajos literarios e investigaciones históricas que se inicia en el año 1948 con “Evocaciones Neuquinas” y “La Provincia de Río Negro” en 1965; en 1967 realiza un estudio sobre Ceferino Namuncurá en el libro “El Gualicho y la Cruz”.
En 1982 aparece “Desde la Cúpula” libro de memorias parlamentarias y en 1993 “Todo pasó y se fue…”; en 1995 “Guido, del silencio al poder” un ensayo del senador rionegrino que en 1962 asume la presidencia tras el derrocamiento de Arturo Frondizi. y “La provincia perdida, y otros recuerdos” (1996).

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