Basta de dar la lata con la lata
Por Alejandro Maglione.
Tato Bores en sus inolvidables monólogos para la televisión solía repetir que los argentinos “siempre estamos unos figurines atrasados”. Sucedió con la autorización de envasar vinos en envases de acero inoxidable y el puntapié inicial en hacerlo, es un figurín que nos llegó con mucho retraso.
Le explico: tengo en mi cocina una lata de vino que retuve en un tren de alta velocidad en Francia. Venía con la vianda que daban a bordo. De esto, calculo, pasaron unos 8 años.
La pregunta del millón es: ¿por qué la demora en autorizarlo? Si se trata de envases de fabricados con acero inoxidable, que muy bien conocen nuestros vinos porque su paso por tanques de este material ya lleva mucho tiempo en la industria, ¿cuál es la explicación para que se autorice recién ahora a investigar este envase que puede modificar la curva de descenso en el consumo?
No puedo apoyarme siempre en la explicación de que la caída del consumo tiene como principal culpable al aumento del consumo de cerveza. Se han concentrado en remarcar las virtudes del producto que les compite, en lugar de buscar el camino para frenar el crecimiento de esa competencia y aumentar el del propio producto.
El extremo es que uno de los enólogos estrella del país ahora produce y vende su propia cerveza, en su propio restaurante (¿alguien se puede imaginar a Paul Hobs produciendo y vendiendo gaseosas?). ¿Qué sentiría usted si yendo en un avión a hélice advierte que están fallando los motores y ve pasar al capitán hacia la puerta de popa con el paracaídas puesto….?
La lata individual debe apuntar a un público que se ubica en el denominado “entry-level”. Dirigirse al joven que se quiere iniciar en beber vino. Le debo ofrecer un buen producto, un precio más que competitivo y un envase que le resulte cómodo, familiar y hasta canchero.
Los argentinos, por lo general, seguimos prefiriendo acompañar un plato de carne con un vaso de vino, ¿no es cierto? Y sí es así: ¿por qué comemos una hamburguesa de carne vacuna con una bebida cola o una cerveza? Mi respuesta es: porque nadie les propuso un vino “hamburguesero”, a buen precio y con un tenor alcohólico en general más moderado que el habitual, que además se tome en un envase que les resulte cómodo.
Otro tanto preguntaría en el caso de la pizza: si nuestros antepasados al emigrar a comienzos del siglo XX trajeron la pizza con moscato ¿por qué dejamos que el vino ceda paso a la gaseosa o la cerveza? Porque la industria del vino no se sintió convocada a proponer un “vino pizzero”. Suena un poco loco, pero el peor intento es el que no se ha hecho.
Por ahora picaron en punta los Zuccardi –¡cuando nó!- con un rico Tintillo pero, siempre hay un pero, por ahora lo mandaran a USA, donde el vino en lata viene haciendo furor. Mi sospecha –o información- es que en varias bodegas se elaboran varias estrategias para que el 2019 sea un año de propuestas novedosas. Ojalá.
Si no empezamos por enamorar a los jóvenes con el consumo de una bebida tan noble como el vino desde su primera aproximación al beber bebidas con alcohol, ¿cómo imaginamos que algún día compraran vinos de $1000 para gratificarse? “Entry level”, por si alguno no lo sabe, quiere decir “nivel de entrada” y nadie entra a un edificio por el último piso…aunque haya algunos bodegueros que sigan pensando lo contrario. Así les va. Así nos va…
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