En la vida ciudadana actual, es casi imposible manejarse sin ellas. Comprar y vender, pagar servicios, estudiar, sacar un turno para ser atendido, hacer un reclamo. Cada vez se incorporan más dispositivos y facilitamos a los Estados y las empresas más información sobre nuestra economía, lo que consumimos y qué pensamos. Nos "venden" la comodidad y la practicidad como una forma de ganar libertad y luego se convierte en la única forma de acceder a lo que queremos.
El director del documental de la plataforma Netflix "El dilema de las redes sociales", declaró recientemente en una entrevista para la revista colombiana Semana, que a través de las redes sociales "están convirtiendo nuestros datos y nuestra información en miles de millones de dólares". Además agregó ¿si no pagamos estas cosas, cómo es una industria millonaria? “Si usted no compra el producto, entonces usted es el producto". “Otras personas pagan por manipularnos e influenciarnos. Ese es el negocio y nosotros somos el producto que usan”.
La inseguridad convirtió a las cámaras instaladas en la vía pública, en los edificios y comercios, en herramientas útiles para ayudar a resolver algunos delitos. La “cuarentena”, también sirvió para que nos obliguen a solicitar consultas, turnos y permisos para circular a través de las páginas web y las aplicaciones para el celular.
Cartón lleno.
Según las cifras que suministra el gobierno, hay más de un millón de contagiados por Covid-19 y más de 27.000 muertos pese a los siete meses de cuarentena “interminable".
A esta tragedia se le agrega la destrucción de la actividad económica, fuerte aumento del desempleo, elevada inflación, cierre de empresas y comercios e inseguridad ciudadana. Mientras tanto, el país se queda sin moneda, se usurpan tierras por individuos que dicen pertenecer a la comunidad Mapuche con un Poder Judicial y fuerzas de seguridad que no actúan en tiempo y forma para hacer cumplir la ley.
Poderes fundamentales de la República continúan sesionando en forma virtual tratando leyes que generan preocupación y temor como la reciente media sanción de la Cámara de Diputados sobre los laboratorios y la elaboración de las vacunas contra el Covid-19.
Como si esto fuera poco la tragedia de los incendios en varias provincias, y la falta de libre circulación por el país, conforman un panorama más que preocupante para todos los que queremos vivir en una República basada en los preceptos de la Carta Magna.
Pese a todo esto el gobierno sigue empeñado en la imposición del aborto, la reforma judicial, la ideología de género y destinando recursos del presupuesto para ello, en vez de asignarlos para proteger la vida y la salud de todos.
Seguimos encerrados y sin saber que va a ser de nosotros dentro de una semana. Vivimos en el día a día y esto nos desconcierta y paraliza.
Hace siete meses que nos suspendieron parte de nuestros derechos por un DNU. Estamos ante un problema que provocado o no, nos afectó a todos. Nos taladraron el cerebro con datos difíciles de comprobar, con la “nueva normalidad” y con la única salida de una vacuna salvadora. ¿Cuánto tiempo nos tendrán así?, ¿cuánto podremos soportar?, ¿un par de meses?, ¿años quizás? Surgen muchos interrogantes que hoy no tienen respuesta. Consumimos información y versiones por todos lados y cada uno la procesa como puede.
Pánico y lavado de cerebro.
Cuando en el mes de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia y recomendó a los Estados la realización de cuarentenas, los gobiernos y los medios masivos de comunicación lograron que muchas personas entraran en pánico. El miedo extremo paraliza y les hizo aceptar el mensaje sin cuestionar nada.
Recordemos que China comunista, fue el primer país en utilizar el “lavado de cerebro” como técnica de tortura psicológica en la guerra de Corea. Esta se basa en el aislamiento y la intimación para conseguir vencer la resistencia del sujeto y la consiguiente imposición de nuevas ideas.
En la vieja serie del Súper Agente 86 Control y Kaos eran persistentes enemigos. Hoy están del mismo lado.
Publicado en Diario "La Prensa", 21 de octubre del 2020.
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