Tiempo atrás me contó el coronel Seineldín un extraño suceso acaecido durante la Guerra de Malvinas. Ocurrió que una patrulla argentina estaba explorando el extremo norte de las islas, hasta arribar a un faro allí existente, que carecía de torrero.
Como la puerta de acceso al faro estaba abierta, los integrantes de la patrulla entraron al mismo para descansar un rato. En eso estaban cuando sonó un disparo en lo alto del faro. Alguno de ellos subió rápidamente, comprobando que allí no había nadie.
El singular acontecimiento jamás pudo aclararse y probablemente esta sea la primera vez en que alguien se ocupa de él, dedicándole una nota periodística.
¿Qué sucedió ese día en el faro malvinero? Misterio. ¿Qué explicación podría hallarse para aclarar el hecho? Ninguna.
El enigmático asunto no puede menos que recordarme una novela titulada Los Vigilantes del Faro, de la escritora sueca Camila Läckberg, en la cual pobladores fantasmales habitan un faro que se alza en una isla rocosa.
La gente sabe de la existencia de tales espectros e incluso una familia llega a convivir con ellos pues no son dañinos. Pero, eso sí, son espectros.
Yo entiendo que es bueno topar de vez en cuando con el misterio, con lo inexplicable. Pues sirve para bajarnos el copete a los hombres, que tendemos a creer que todo tiene explicaciones racionales, cuando no es así.
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