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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, octubre 11, 2020

Tzompantli.

 

Tzompantli era un altar donde se empalaban ante la vista pública las cabezas aún sanguinolentas de los cautivos sacrificados con el fin de honrar a los dioses. Es una estructura que derivaba de la práctica entre los antiguos mesoamericanos de decapitar a las víctimas de los sacrificios humanos y conservar sus cráneos en una especie de empalizada de madera.

La raíz proviene de las palabras nahuas "tzontli" que significa cabeza o cráneo y de "pantli" que es hilera o fila. Por lo que tzompantli significa "Hilera de cráneos". Este nombre también se usa para llamar un árbol cuyo fruto es la flor conocida como colorín; misma que es comestible.

Si bien a ciencia cierta no se sabe el significado, se cree que el tzompantli no sólo servía como advertencia para los enemigos, sino que celebraba la muerte., más que la vida, como lo dice el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez “es importante conocer el sentido de la religión y de la muerte para los pueblos prehispánicos. En la cosmogonía mesoamericana, los hombres existían para adorar y alimentar a los dioses con ofrendas; era una condición para que la vida continuara.

Los cráneos que se encontraban en el tzompantli acompañaban al Sol desde el amanecer hasta el mediodía, momento en el que las mujeres muertas en parto los relevaban acompañándolo hasta el ocaso, entonces viajaban por el inframundo hasta el amanecer cuando nuevamente los guerreros iban con el Sol.

Se han encontrado por medio de exploraciones arqueológicas algunos tzompantlis. En 1951 se encontró uno en Chichén Itzá. 

En 1970 el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma encontró otro tzompantli en Tula. Posiblemente el más conocido de todos es el del Templo Mayor el cual de acuerdo a diferentes estimaciones antiguas llegó a tener cerca de 60 000 cráneos humanos al momento de la llegada de los españoles en 1521.

El 20 de agosto de 2015 se dio a conocer que un equipo arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, descubrió en el centro histórico de la Ciudad de México una estructura hecha de alrededor de 35 cráneos humanos, que se identificó como el Huey Tzompantli o Gran Tzompantli de México-Tenochtitlán, descrito en las crónicas de los conquistadores españoles.​ 

El Huey Tzompantli hallado en la calle Guatemala 24, a espaldas de la Catedral Metropolitana estaba dedicado al dios Huitzilopochtli quien era el dios de la guerra para los mexicas.

El tzompantli pasó a la historia dejando un tenue legado en la moderna cultura mexicana, por ejemplo el pan de muerto y el altar del Día de Muertos presentan elementos culturales fruto del sincretismo de la tradición católica y del arte del tzompantli. Además de que diversos artistas actuales han retomado los motivos y la iconografía del tzompantli.

De lo publicado en Wikipedia.

https://es.wikipedia.org/wiki/Tzompantli?fbclid=IwAR0APmnIxY_V-wDD5N-gllLgQN1pRmm-3zvE1fUm4u4caj7DOrOms6iwjVI

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