GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...
...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

lunes, octubre 12, 2020

Una jornada de reflexión y diálogo. Por Oscar Andrés De Masi.

 


LA FECHA HISTORICA DEL 12 DE OCTUBRE.

Una jornada de reflexión y diálogo.

Por Oscar Andrés De Masi *

Cuando el 4 de octubre de 1917 el presidente Hipólito Yrigoyen decretó que el día del descubrimiento de América fuera "fiesta nacional", nadie objetaba la operación descubridora  colombina. Al contrario, como el mismo decreto expresaba, se ponderaba el hecho como el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores se derivan de este asombroso suceso…

Frases tales como "la conquista" o "el valor de sus guerreros", integraban la memoria de un continente que, en el discurso oficial y dominante, no cuestionaba su genealogía hispana ni pronunciaba sentencias derogatorias sobre sus fundadores europeos. Naturalmente, los excesos punitivos de los adelantados y los encomenderos, o las penurias del trabajo forzado indiano, seguían siendo motivo de censura por parte de la historiografía honesta, precisamente porque eran juzgados como "desvíos" y no como "modelos".

El Gran Almirante

Cuando el presidente Yrigoyen decretó la "fiesta de la Raza" (sin duda, una palabra anacrónica e inexacta), la figura de Cristóbal Colón era indiscutida: instalado en el podio de la gloria terrenal, el Almirante recapitulaba panegíricos y apologías, en los tonos hagiográficos de una narración histórica que prefería atenuar los aspectos más reprochables de su gobierno indiano, aquellos que le valieron las cadenas que le impuso el comisionado Bobadilla. Porque el escarmiento regio, tarde o temprano, también llegaba a América.

¿Qué evidencia, entonces, el decreto de Yrigoyen? Lo mismo que evidencia el hecho curioso de que los presidentes constitucionales asumieran su magistratura un 12 de Octubre. Lo mismo que evidencian la multitud de estatuas, parques, teatros, calles, avenidas, pueblos, e instituciones culturales y hasta deportivas que llevan el nombre de Colón o del 12 de Octubre, en la Argentina, desde el siglo XIX y comienzos del XX. 

Evidencian el arraigo epocal de una identidad, y la solidaridad más completa entre el nombre del descubridor, la operación descubridora (en clave de "gesta") y las dos naciones asociadas a ella: España e Italia. 

Pero, al mismo tiempo, señalan una ausencia, fruto, también,  de la mirada de época: al aludir a la "raza", el decreto sólo incluía a los pueblos latinos, los colonizadores. Las comunidades originarias, ésas que habitaban el continente antes de la llegada de los europeos, y que fueron literalmente invadidas, permanecían conceptualmente excluidas.

Somos Nuevo Mundo

La Argentina de entonces se auto-percibía como parte de ese "nuevo mundo", al cual llegaban desde el siglo XIX los contingentes aluvionales de colonos e inmigrantes  A su modo, aquellos españoles e italianos (los grupos más numerosos) que cruzaban el Atlántico, repetían y resemantizaban la ruta y la supuesta "raza" de Colón. Pero aquel "nuevo mundo" argentino terminó siendo un reflejo etnográfico del "viejo mundo", un país europeizado al cual continuaban llegando los europeos. De los indígenas no se registraban rastros identitarios que merecieran el homenaje oficial.

Muchas décadas más tarde, el péndulo de la opinión pública terminó por desplazar su simpatía, en nuestra época, hacia, los pueblos invadidos y colonizados, que han logrado una apropiación simbólica del 12 de Octubre, como "Día del Respeto a la Diversidad Cultural", oficializado en el año 2010. Enhorabuena.

El 12 de Octubre se postula, ahora, como una jornada de reflexión y diálogo, doblemente superadora de las narrativas unilaterales: tanto de los relatos que pronuncian una apología acrítica de la  ocupación continental, por parte de España; como de los relatos que reducen el fenómeno de  la hispanización del continente a un catálogo de atropellos -siempre censurables- a unos derechos humanos que en los siglos XV, XVI y XVII, aún no habían sido proclamados, más allá de algún manifiesto teológico en favor de los aborígenes. 

Tanto los panegiristas como los detractores del 12 de Octubre coincidirán en que se trata de una marca en la historia de la humanidad, es un antes y un después en la biografía de un mundo que, de pronto, desde ese día, ha crecido en tamaño, pero más todavía en conciencia de si mismo.  Que la fecha esté signada por ese defecto congénito, que hoy llamamos "dominación" o "colonización" de los pueblos originarios, en nada borra el hecho histórico. Y aunque muchas veces los ancestros se vuelvan antipáticos, siguen siendo el linaje de nuestro pasado, así de  irreversible. 

Al oficializarse en nuestro país la efemérides del descubrimiento, en 1917, hacía ya varias décadas que aquella Argentina receptora de migrantes festejaba a Colón: el principal teatro lírico llevaba su nombre desde su primer emplazamiento en los bordes de la Plaza de Mayo; un edificio en Villaguay (Entre Ríos) ostentaba su efigie desde 1871; en 1876 el gobierno bonaerense designó una comisión encargada de planificar el pueblo "Colón"; en 1892, las colectividades italiana, española y francesa levantaron un monumento a Colón en Chivilcoy; un año más tarde, los galeses erigieron una pirámide colombina en Gaiman; en 1897, la Municipalidad de la Capital recibió una estatua del Almirante ejecutada por la escultora María Aguirre de Vasilicós; en 1899, un inmigrante genovés afincado en las cercanías de Bernal donó una escultura de Colón a la municipalidad quilmeña; en 1900, en Mar del Plata (donde existe una avenida principal con el nombre de Colón) se inauguró un monumento al descubridor. Finalmente, en 1910, se colocó la piedra fundamental del monumento porteño a Colón (inaugurado en 1921 y hoy trasladado a la Costanera norte). 

Ciertamente, el Almirante era popular allí donde hubiera italianos o españoles y, en contraste con el abundante tributo a su figura, en 1917 los pueblos originarios no eran motivo de un recuerdo oficial asociado al 12 de Octubre. El presente ha corregido ese error.

Más allá de la crítica que nos facilita nuestro tiempo, el decreto de Yrigoyen, aún en su sesgo de parcialidad cultural de época, lleva implícita la comprobación de que esa fecha histórica nos atañe en forma directa, porque señala el comienzo de nuestro contorno de referencias culturales y simbólicas Y porque nos mueve a sentimientos en tensión, cuando nos percatamos de las ausencias identitarias que aquella matriz excluyente permitía y que la sociedad y el Estado argentinos naturalizaban. El nuevo sentido de "diversidad" implicado en el feriado nacional, ha venido a completar nuestra mirada y a sumar memorias. Y ello es plausible porque ¿qué otras fechas del calendario colectivo serían capaces de interpelar nuestra subjetividad americana de ese modo?

Abogado, especialista en Patrimonio, ex secretario de la Comisión Nacional de Museos. Monumentos y Lugares Históricos.

Publicado en Diario "La Prensa", 11 de Octubre del 2020.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.