Un invento argentino que cumplió 50 años.
Guardapizza.
El guardapizza (también conocido como trípode de plástico, coloquialmente apodado según la región mesita o cosito de la pizza) es un objeto que se emplea en el reparto de pizzas para impedir que el recipiente en que se entrega la pizza colapse en el centro y haga contacto con la comida. También sirve para impedir que, después de que haya sido cortada, la pizza se desarme durante el reparto.
El guardapizza usualmente está hecho de plástico y cuenta con tres patas. Puede presentarse en distintos colores y en forma es similar a una diminuta mesa circular, aunque existen también versiones que dejan un agujero en el medio. La práctica común de las pizzerías es colocar el guardapizza en el centro de la pizza antes de cerrar la tapa de la caja para su reparto.
Historia.
El 28 de febrero de 1974, se otorgó el registro de un modelo industrial a Claudio Daniel Troglia, de Buenos Aires (Argentina), que consistía en un trípode de plástico que se usaría en el medio de una caja para evitar que la parte superior de esta se aplastara y tocara la pizza u otras comidas que contuviera, al que le dio el nombre de «separador de pizza» (o «SEPI»). Posteriormente en 1979, después de que expiraran los cinco años de protección que se conceden a un modelo industrial, este no fue renovado. A pesar de este registro previo, la primera patente para un objeto de este tipo fue otorgada nueve años después a Carmela Vitale de Dix Hills (Nueva York, Estados Unidos), quien le dio el nombre de «package saver» (en español, «protector de paquete» o «guardapaquete»), pero ya que su uso más común era en la producción de pizzas, con el tiempo se lo conoció como «pizza saver» («guardapizza»). La patente fue registrada el 10 de febrero de 1983, concedida el 12 de febrero de 1985, y expiró en el año 1993 debido a falta de pago de las tarifas de mantenimiento.
Debido al parecido del objeto con la forma de una mesa, en julio de 2018, la empresa Boston Pizza llevó a cabo una campaña publicitaria en Canadá que convertía a la mesita de la pizza en un set de patio, al agregarle unas sillas en miniatura alrededor. En marzo de 2020, la cadena Pizza Hut en Hong Kong anunció la colaboración con la empresa sueca productora de muebles IKEA en un proyecto conjunto. IKEA lanzó una nueva mesa de tres patas con el nombre de Säva, que era una versión a tamaño real inspirada en la forma de un guardapizza. Por su parte, Pizza Hut creó una edición limitada de una pizza hecha con las albóndigas suecas que se venden en IKEA.
- Wikipedia-
https://es.wikipedia.org/wiki/Guardapizza
El argentino que diseñó lo que muchos llaman “el cosito de
la pizza”, recuerda aquel 28 de febrero de 1974 en que patentó el producto.
Claudio Troglia creó el SEPI -separador de pizzas- el 28 de
febrero de 1974 para cumplirle una promesa a su padre. “La gente piensa que
estoy sentado en una reposera en el Caribe, pero la realidad es que hace casi
50 años que no paro de trabajar”, dueño de una pizzería en el barrio Belgrano
de Capital Federal le dijo a TN (10 de agosto de 2022).
“El verdadero nombre es SEPI (separador de pizzas). Es un
producto que inventé el 28 de febrero de 1974 para que la tapa de la caja no se
apoye sobre la muzzarella. En esos años no existía el delivery, entonces ibas a
buscar la pizza y la gente, por descuido o porque caminaba con la pizza,
siempre terminaba aplastando la tapa”, contó Troglia a TN.
Su matriz fue patentada ese mismo día en el Instituto
Nacional de la Propiedad Industrial (INPI). Los archivos certifican la validez
de un registro que Troglia decidió no renovar en 1979. “A los cinco años tenías
que renovarlo o pasaba a hacer de dominio público. No lo hice porque lo
fabricaban por todos lados. Me robaron la idea”, contó.
Escarbadientes contra el paladar y una promesa a su padre.
Su creación surgió a partir de una promesa que le realizó a
su papá una noche en Villa Crespo: “Colocaban escarbadientes para separar una
caja de otra. Pero pasaba que empezabas a comer la pizza y los encontrabas en
la muzzarella. Era poco higiénico. Entonces le dije a mi viejo, mientras
comíamos una pizza, que iba a inventar algo para que eso no pasara más”.
Troglia buscó un especialista y diseñó él mismo un accesorio
que debía adaptarse al tamaño de las cajas y a la vez no generar un sobrepeso a
la hora del traslado de las pizzas.
“Lo hice con un matricero de San Isidro, pero no se respetó
ni la marca ni el derecho de autor. Pesaba exactamente un gramo y era de
poliuretano. Había sacado la cuenta y se vendían alrededor de un millón de
pizzas entre todo Buenos Aires. Así que fabricábamos eso por mes. Las vendíamos
en bolsas de 1000″, recordó Troglia.
Su éxito duró un año y medio. Troglia desistió de continuar con el negocio cuando comprobó que los fabricantes de las cajas también ofrecían los separadores de pizzas. “Estaba patentada, pero bueno. Tenía que hacerle juicio a 300 personas. Era imposible”, dijo.
El éxito del producto fue tal que en 1985 fue patentado en Estados Unidos por una mujer: Carmela Vitale. “Lo registró con el mismo diseño industrial, las mismas medidas y todo. No pude hacer nada con eso tampoco. Tendría que buscar a un abogado en Estados Unidos y hacerle juicio allá”, explicó el comerciante.
Casado con María Inés desde hace 42 años, y padre de Gastón
(su socio actual), desistió de aquel negocio para incursionar en las canchas de
tenis privadas, una novedad porteña que marcó una manera distinta de practicar
el deporte en la Ciudad de Buenos Aires.
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En una entrevista en INFOBAE (29/11/2022) dice:
“En 1985 lo patentó con la misma foto, el mismo diseño
industrial, todo lo que yo había presentado originalmente. Se choreó todo, y lo
explotó un tiempo”, revela. Cuando se enteró pensó en iniciar acciones legales,
pero al ser en el exterior implicaba ir en contra de otra legislación, un
proceso largo que conllevaría también una inversión monetaria, y desistió. Bajo
la errónea autoría de Vitale, el SEPI llegó a Los Simpson y se vio también en
una ceremonia de entrega de los Premios Oscar, cuando Meryl Streep probó un
bocado de una pizza que trajeron a su mesa.
“Lo más emocionante que me pasó es que gracias a mi hijo se
pudo hacer una corrección en Wikipedia respecto de quién lo había inventado,
porque el artículo decía que lo había inventado ella, y él subió la
documentación de la patente de 1974 para demostrar que no fue la inventora, y
dejó asentado que el SEPI es un invento argentino”, detalla con la sensación de
reivindicación a flor de piel. Y agrega: “Un poquito de justicia se hizo con el
tiempo, y mi hijo fue el autor de esa redención, y gracias a eso por lo menos
surgió toda esta historia”.
Claudio tiene 50 años de trayectoria en el rubro
gastronómico, pero también fue pionero en otro aspecto. “Abrimos las primeras
canchas de tenis, que funcionaron muy bien durante casi 12 años, con muy buenos
sponsors, como Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini; pero como en todo, cuando
tuvo éxito inauguraron otras 50, y dejó de ser rentable para todos”, rememora.
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“Lo más paradójico es que acá en el local no usamos SEPI,
directamente entregamos las pizzas en cajas de cartón de tapa dura, que
aguantan bien”, revela. Y explica: “Me rehúso, me da no sé qué, porque encima
son carísimos ahora; antes se vendía en bolsas de 1000 y ahora solo de a 200,
que se terminan enseguida, y sinceramente hoy con las nuevas cajas no se
necesita”.
Enlaces para leer estas entrevistas:
***Cuadro de imágenes Blog de la Patagonia sobre fotos publicadas en internet.
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