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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

lunes, febrero 03, 2025

Memorias de aquel lejano verano del ´41. Por Diego BAROVERO.

 

Marcelo T. de Alvear, junto a su eposa Regina Pacini,
paseando en Mar del Plata a principios de los ´40.

Existe un viejo dicho popular que afirma que "en verano nunca pasa nada", pero los hechos históricos lo desmienten categóricamente.
En el verano de 1941 pasaron muchas cosas que en perspectiva pueden analizarse como determinantes del futuro en los años subsiguientes y que de un modo u otro configuraron un nuevo mapa político en la Argentina a partir de entonces y por casi ochenta años.
Gobernaba el fraude electoral mediante La Concordancia, coalición de conservadores y radicales antipersonalistas, todos beneficiarios de aquel fatídico primer golpe cívico militar que en septiembre de 1930 derrocó el gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen y que estableció una severa dictadura que se propuso retrotraer al país a los tiempos previos a la Ley Sáenz Peña y a la democracia política.
Además imperaba un sistema económico muy dependiente de la economía británica basado exclusivamente en la exportación de productos primarios de la producción agropecuaria y ganadera que se había consolidado merced al Pacto Roca Runciman de 1934.

INDUSTRIALIZACIÓN LIVIANA
En el contexto de la Segunda Guerra Mundial que estalló en 1939 había comenzado un tenue proceso de industrialización liviana por sustitución de importaciones, pero la economía nacional se estancaba con la consecuente crisis social que se sumaba a la crisis política institucional de un sistema político basado en el falseamiento de la voluntad popular.
El presidente Roberto Ortiz radical anti personalista que sucedió en la presidencia al general Agustín P. Justo se había propuesto sanear las prácticas electorales y paulatinamente abandonar el fraude, algo que le trajo serios problemas con buena parte del oficialismo y sus aliados políticos, comenzando por su compañero de fórmula el vicepresidente Ramón Castillo, conservador catamarqueño.
Cuando la sociedad comenzaba a ilusionarse con la acción de un liderazgo que respetaba la palabra y desterraba abyectas prácticas fraudulentas, el presidente aquejado por una avanzada diabetes que finalmente lo dejaría ciego, debió abandonar el Ejecutivo siendo sustituido por Castillo y allí se agravaron los problemas.
El nuevo ejecutivo no creía en las bondades del voto secreto y obligatorio que había llevado al poder a los radicales como consecuencia de la demagogia. Y pensaba que las cosas debían seguir como hasta entonces y debía seguir gobernando "la parte sana" de la dirigencia política, es decir los conservadores y reaccionarios que descreían de la democracia.
Durante el interinato de Castillo el fraude volvió a practicarse desembozadamente profundizando el deterioro de la consideración pública hacia el sistema republicano. Elecciones desarrolladas en las provincias de Mendoza y Santa Fe provocaron reacciones airadas de la oposición de la UCR y demás partidos democráticos. Paradójicamente estos eran mayoría en la Cámara de Diputados que se había renovado meses antes en elecciones sin fraude cuando aún gobernaba Ortiz. Esa coalición de partidos opositores democráticos (UCR, socialistas, demócratas progresistas santafecinos) era la masa crítica en que se apoyaba el presidente para sanear el sistema electoral, mientras que las fuerzas políticas que lo llevaron al gobierno lo hostigaban.

“GOBERNAR A PIACERE”
A fines de 1940 y en el verano de 1941 empezaba a quedar claro que no sería fácil desandar el camino del fraude y las intenciones de Castillo y el esquema de poder que lo sostenía demostraban no tener voluntad política de desterrar un sistema que les resultaba en definitiva cómodo para gobernar "a piacere".
El radicalismo conducido por Marcelo de Alvear que había levantado en 1935 la abstención electoral y participado de los comicios (en las elecciones presidenciales de 1937 Alvear había sido víctima de un escandaloso fraude) se convirtió en víctima propiciatoria de la absoluta falta de voluntad oficial para cumplir con el elemental basamento de la democracia: el respeto por la verdad electoral.
Por ello el partido mayoritario que había sido desplazado del gobierno por el golpe, la violencia, y el fraude se sentía burlado y escarnecido. Un largo debate se produjo en la convención de aquel final de 1940 en el que el propio Alvear expresó su desazón y malestar así como su deseo de abandonar la política por su avanzada edad y su deteriorada salud.
La decisión partidaria era quitar toda colaboración al gobierno hasta que Castillo retomara el rumbo que le había impreso Ortiz a su gestión, anulara las elecciones presididas por el fraude y volviera a convocar a elecciones limpias. Para una administración provisoria y débil , presidido por un jurista sin demasiada experiencia política y sin capacidad de liderazgo, con una coalición de gobierno resquebrajada interiormente y jaqueada por la crisis económica de la Segunda Guerra Mundial era demasiado.

PLAN PINEDO.
Fue entonces que se produjo un hecho que cambió el rumbo de las cosas. Era ministro de Hacienda Federico Pinedo, personaje de larga trayectoria que había sido socialista, fundador del Partido Socialista Independiente junto a Antonio De Tomaso, que había apoyado el golpe del '30 e integrado La Concordancia y como tal ya había sido ministro del ramo en ocasión del Pacto Roca - Runciman ( fue interpelado junto al ministro de Agricultura Luis Duhau del famoso debate por la investigación del comercio las carnes llevado adelante por Lisandro de la Torre que finalizó abrupta y trágicamente con el asesinato del senador Borabehere). Pinedo elaboró un plan de estabilización y crecimiento para superar la crisis económica pero sabía que necesitaba consenso político más allá del oficialismo, que en el Senado había aprobado el plan en un trámite parlamentario veloz, pero la iniciativa a quedó estancada en Diputados donde la oposición era mayoritaria.
Audaz como era, el 3 de enero Pinedo se tomó un avión a Mar del Plata. Allí veraneaba Alvear junto a su esposa Regina Pacini como todos los años que podía desde que había ocupado la Presidencia de la República que lo recibió al ministro en su residencia Villa Regina en Playa Grande frente al Golf Club cerca del puerto.
Gestiones previas realizadas por Pinedo con un prohombre cercano a Alvear como Mario Guido -que había sido presidente de la Cámara de Diputados y candidato a vicegobernador en la fórmula triunfante junto a Honorio Pueyrredón en la elección anulada de 1931 por la dictadura- sirvieron para asegurarse al ministro ser recibido en la residencia marítima por el expresidente. La conversación fue respetuosa y amable porque aquellas personalidades tenían una jerarquía caballeresca propia de otra época hoy desconocida. Dos adversarios políticos de fuste podían reunirse a solas en un clima de respeto, disentir y explorar eventuales líneas comunes.
El plan contenía medidas para apuntalar la demanda interna; la financiación a privados para construcción de viviendas sociales; la adquisición por parte del gobierno de los saldos exportables agrícolas no colocados; búsqueda de financiación de los Estados Unidos para fomentar la industria argentina, además de gestionar un incremento de las exportaciones a ese país, nuevos créditos y promover un acuerdo de comercio entre ambos países; fomentaba el apoyo a la industrialización con créditos para equipamientos industriales y contemplaba la creación de una Gran Zona de Libre Comercio con Brasil y otros países de América del Sur.
El Plan Pinedo tuvo un apoyo en la opinión pública y los grandes diarios, por lo que la oposición era cautelosa en oponerse abiertamente a las medidas.
La reactivación que impulsaba el Plan Pinedo requería de un amplio apoyo político que fuera mas amplio que solo del oficialismo. Federico Pinedo, convencido de que es perjudicial para el país el clima de enfrentamiento entre conservadores y radicales por la perpetuación del fraude, impulsaba una política de conciliación con todas las fuerzas políticas y por eso buscó a Alvear, el líder de la oposición mayoritaria.

TREGUA POLITICA
Alvear era receptivo a muchas ideas de Pinedo, y compartía el criterio de apoyo a los aliados en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
El secreto envolvió la conversación en un principio aunque en días sucesivos la noticia comenzó a circular y llegó a los diarios; se especulaba con un acuerdo en torno a una tregua política entre gobierno y oposición. Algunos iban más allá y plantearon que hasta era posible una futura confluencia electoral para la sucesión presidencial que debía ocurrir en 1944. Lo cierto e inmediato es que había sesiones de extraordinarias para tratar el presupuesto y las medidas económicas del Plan Pinedo y la llave del quórum era de la opinión más precisamente los radicales.
Conciliábulos y reuniones de todo tipo en el oficialismo como en la oposicion. ¿De qué habían hablado Pinedo y Alvear? ¿Hablaron solamente de la economía o también de la política? ¿Como reaccionaría el presidente Castillo ? ¿Qué rumbo tomaría el radicalismo?
Las semanas posteriores fueron un hervidero de versiones, reuniones y especulaciones. Los radicales insistían en no colaborar con el quórum en Diputados hasta que el gobierno diera el primer paso que no podía ser otro que anular las elecciones tachadas por el fraude en Mendoza y Santa Fe.
El bloque de diputados radicales debatió la postura ampliamente: algunos pensaban que si se había levantado la abstención y concurrido al comicio los legisladores electos tenían la obligación de dar quórum y sesionar cuando eran convocados. En el partido habia posiciones más extremas: ninguna colaboración con un gobierno fraudulento si no rectificaba el rumbo. Aunque finalmente se terminó imponiendo la postura de respetar la decisión del bloque sobre la actitud a adoptar en la Cámara. Sin embargo mayoritariamente se aceptaba que el primer paso para algún acuerdo debía darlo el gobierno, o cedía en algo o la oposición no colaboraría. Los cuestionamientos a la actitud del radicalismo llegaron incluso a los titulares de los grandes medios que manifestaban que la obligación de un legislador era legislar y para ello debía otorgarse quórum.
Semana a semana la campaña fue minando la moral de la oposición radical que por otra parte nunca fue demasiado categórica en su actitud opositora. El relajamiento de su conducta también desmoralizaba a la opinión pública que esperaba una oposición más firme a un gobierno que demostraba tendencias autoritarias claramente antidemocraticas. Pero la negativa de conservadores y anti personalistas de la Concordancia a sacrificar dos provincias y las dudas de los dirigentes radicales sobre a quien favorecía la maniobra de conciliación para las futuras elecciones presidenciales contribuyó a que la política impulsada por Pinedo fracasara.

“SI FALTAN LEYES, SOBRARAN DECRETOS”
Con cinismo digno de señalar Castillo, que nunca compartió la iniciativa de Pinedo de dialogar con Alvear y menos aún de ceder a las pretensiones de saneamiento electoral, expresó que no entendía como "episodios electorales en una o dos provincias podía paralizar la vida de la Nación". Y agregó "si faltan leyes, sobrarán decretos". Estaba todo dicho. El presidente terco (Como las mulas de Ancasti decía Ortiz) , estaba dispuesto a gobernar por decreto si la oposición que formaba mayoría en la Cámara Baja no prestaba colaboración a las iniciativas del oficialismo en materia de administración.
En febrero, el radicalismo renovó sus autoridades y fue reelegido Alvear como presidente del Comité Nacional. Pese a todas las declaraciones anteriores y la dureza de la actitud inicial del partido, su palabra demostraba un cambio de actitud: "Sin abandonar la tesonera lucha y el afán constante para que se restablezca la normalidad institucional de la República, no pueden el partido ni su representación en el Congreso cerrar los ojos ni taparse los oídos ante las exigencias urgentes de las graves situaciones que atraviesa la República...". El bloque radical de diputados respondería reiterando las reclamaciones por el fraude pero "someter a estricto control y severa crítica parlamentaria la gestión del Poder Ejecutivo Nacional". Así quedaba claro que había un reblandecimiento de la actitud opositora que fue aprovechada por el oficialismo conservador que escaló su decidida política antidemocrática montado también en descrédito generalizado de la sociedad civil en la dirigencia política tradicional.
Publicado en LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/Memorias-de-aquel-lejano-verano-del-41-555641.note.aspx

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