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El 25 de mayo de 1973 asumió la fórmula ganadora: Cámpora-Solano Lima. |
El rincón del historiador (II y última parte).
Solano Lima: conservadores eran los de antes.
Por Gustavo DALMAZZO.
En 1945 la Convención Nacional del Partido Demócrata Nacional quedó fracturada entre aquellos que apoyaron la fórmula de la Unión Democrática y quienes pretendieron que los conservadores tuvieran su propia fórmula de candidatos a presidente y vice, en las elecciones venideras de febrero de 1946.
El problema se suscitó a raíz de que los radicales buscaron excluir a los conservadores de la alianza electoral que integraban junto a socialistas y demoprogresistas y más aún, cuando la integraron los comunistas, que paradójicamente, no ofrecieron resistencia alguna a la eventual incorporación del partido de Roca y Pellegrini.
Los exsenadores, el salteño Robustiano Patrón Costa y el bonaerense Antonio Santamarina lideraron la fracción que estaba dispuesta a acompañar las candidaturas de los radicales José Tamborini y Enrique Mosca; en cambio Solano Lima lideró a quienes creían que, ante la afrenta radical de excluirlos de la Unión Democrática, debían concurrir a los comicios con fórmula propia.
Se impusieron los primeros, cosa que llevó a algunos conservadores a votar la fórmula Juan Perón-Hortensio Quijano e, inclusive, integrarse al futuro partido peronista como lo hicieron el exgobernador de la Provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, y el excomisionado municipal de San Andrés de Giles, Héctor Cámpora. Solano, aunque crítico de la decisión tomada, permaneció dentro del partido.
NOVEDOSO CONSENSO.
La llegada de Perón a la Casa Rosada fue un sacudón para la clase política tradicional. Un novedoso consenso político que incluyó militares, gremialistas, sectores eclesiásticos, nacionalistas, radicales, socialistas y hasta conservadores, como dijimos antes. Solano Lima fue uno de los que comprendió los nuevos tiempos, apoyó las reformas sociales, pero se mantuvo cauteloso frente al estilo personalista del gobierno.
Así fue que para las elecciones presidenciales de 1951 acompañó a Reynaldo Pastor en el binomio del Partido Demócrata Nacional. Obtuvieron el 2,33 por ciento de los votos.
Pastor era un destacado dirigente conservador de San Luis. Había ocupado la intendencia de su ciudad, Villa Mercedes; ministro de Instrucción Pública durante el tiempo del fraude y, por medio de este, llegó a la gobernación de la Provincia en 1942, siendo desalojado por la Revolución de 1943. Varias veces legislador nacional, fue desaforado y detenido por la acusación que pesó sobre él de haber estado involucrado en la sublevación militar de septiembre de 1951, al mando del general Benjamín Menéndez.
Sin duda vemos que Solano Lima se movió en un terreno resbaladizo. La simpatía que le causaron las reivindicaciones del gobierno peronista no fue compartida por la mayoría de sus correligionarios. Tampoco estuvo cómodo con la intransigencia del régimen ni con el sangriento bombardeo a la Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955, efectuado por la Marina de Guerra y la Aeronáutica, es más, debió partir a un breve exilio.
El derrocamiento de Perón continuó partiendo aguas en los partidos políticos antiperonistas. ¿Quiénes lo eran más y quiénes lo eran menos? Los radicales, como también los socialistas y los propios conservadores se fracturaron ante la pregunta que se abrió hasta 1973: ¿qué hacer con el peronismo? Fue así que Solano Lima fundó el Partido Conservador Popular, el 23 de febrero de 1958. Se habían opuesto a la derogación de la Constitución de 1949, así por decreto, y pretendieron llamar a una Convención Constituyente sin la proscripción del peronismo. Lo acompañaron en la organización importantes figuras del sector llamado “concurrencista” como Julio Amoedo, entre otros.
En las elecciones de 1958, que ganó el radical intransigente Arturo Frondizi, Solano Lima integró la fórmula del conservadurismo popular acompañado por Horacio Maldonado. El resultado fue más que magro.
Nuevamente fue candidato a presidente en 1963, esta vez acompañado por Carlos Sylvestre Begnis, gobernador radical intransigente de Santa Fe entre 1958 y 1962, pero la fórmula fue proscripta por el Decreto Ley 4874, del 19 de junio de 1963, firmado por el presidente devenido en de facto, José María Guido, bajo la presión de los militares.
En 1973 la suerte estuvo de su lado y Solano Lima fue electo vicepresidente de la Nación acompañando a un conservador de origen: Héctor José Cámpora. “Cámpora y Solano Lima. Los hombres del pueblo y de Perón” como cantaba el jingle publicitario. El 25 de mayo de ese año, la fórmula triunfante asumió pero gobernará por poco tiempo.
Habiendo viajado Cámpora a buscar a Perón para su regreso definitivo a la Patria, Solano Lima quedó a cargo de la presidencia de la Nación. El 20 de junio, antes de que el avión que traía al caudillo político y al presidente llegara a Ezeiza, estalló un fatídico enfrentamiento entre diversos sectores del peronismo. Cuenta la leyenda que Cámpora ordenó aterrizar de todas maneras pero que Solano Lima incumplió la orden e hizo desviar el avión a la Base Aérea de Morón. Contrariado, Cámpora alegó que él era el presidente pero Solano Lima le respondió que, en ese momento, el jefe del Poder Ejecutivo era él mismo.
Cuando Cámpora y Solano renunciaron para dar lugar a nuevas elecciones que le permitieran presentarse, esta vez, a Perón, Solano volvió al llano por poco tiempo.
El presidente Perón le dijo: ‘Doctor, de ninguna manera se puede usted ir, yo lo necesito a mi lado’. Lo designó a cargo de la Universidad de Buenos Aires y también secretario general de la Presidencia de la Nación.
DICTADURA MILITAR Y DEMOCRACIA.
Crítico de la dictadura instalada en 1976, y aunque de acuerdo con que las Malvinas son argentinas, fue uno de los pocos que no concurrió a la asunción del gobernador militar tras la recuperación de las islas. Para las elecciones del 30 de octubre de 1983 acompañó con su pequeño partido, otra vez, al peronismo.
Fue un político con un incansable afán por alcanzar el consenso para la reconciliación nacional, por encima de todas las diferencias. Siempre privilegió la convivencia pacífica entre los argentinos. Se opuso a los propios cuando lo consideró necesario. Dijo siempre palabras moderadas y respetuosas de sus rivales. Inquebrantable luchador por los derechos humanos. Se extrañan dirigentes de esta envergadura.
Su última aparición pública fue el 10 de diciembre de 1983, en el Congreso Nacional, durante la asunción de Raúl Alfonsín. Falleció en Buenos Aires el 23 de abril de 1984. Sus restos descansan en paz, en la bóveda familiar, en el Cementerio de San Nicolás.
El rincón del historiador – (Parte I) Solano Lima: conservadores eran los de antes.
Por Gustavo DALMAZZO.
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Publicación LA PRENSA.
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