Mañana se cumplirá el 212 aniversario del bautismo de fuego de los Granaderos en San Lorenzo, única acción militar del futuro general San Martín en su tierra natal; pero que esa unidad habría de continuar a través de la gesta libertadora hasta Ayacucho, para volver algunos de ellos a Buenos Aires en febrero de 1826, al mando del paraguayo José Félix Bogado. Aquel lanchero paraguayo que se había unido trece años antes al Regimiento volvía con los entorchados de coronel al frente de sus compañeros de tantas proezas.
Enero de 1969. Hacía tres años un 22 de enero que el escenario del Festival Nacional de Folklore en la Plaza Próspero Molina de Cosquín había consagrado a Hernán Figueroa Reyes, con El corralero, acompañado en bombo por Hernán Rapela (el conocido locutor y conductor) y Emilio Martínez en guitarra.
El intérprete, natural de Salta, pero radicado después San Isidro en los suburbios de la ciudad de Buenos Aires llevaba en sus venas sangre de los Aráoz, Usandivaras, Toledo y Pimentel, San Millán, Espeche y Cubas que habían sido protagonistas o testigos desde el tiempo de los virreyes del nacimiento de la Patria. Fueron sus padres el escritor José Figueroa Aráoz y Mariela Reyes, actriz y creadora de la peña La Cacharpaya
donde se cultivaba la música folklórica que germinó en sus hijos Hernán y Robustiano.
SENTIMIENTO PATRIOTICO.
Eran tiempos en que el sentimiento patriótico se exaltaba, y muchos artistas habrían de cultivarlo como Mercedes Sosa interpretando en 1964 cuando grabó El romance a la muerte de Juan Lavalle de Ernesto Sábato y Eduardo Falú; y Carlos Di Fulvio La cantata monumento al General Paz en 1968.
Mientras tanto en ese escenario cordobés Los Chalchaleros, entonaban la cueca Los sesenta granaderos del mendocino Hilario Cuadros o Ramona Galarza el chamamé Sargento Cabral, del poeta Carlos Castellán y el músico Pedro Sánchez, considerado como el primero de los chamamés de tinte patriótico.
Así Hernán Figueroa Reyes escribió estos versos sobre el Combate de San Lorenzo, que dio a conocer en 1969:
“A orillas del Paraná
desde otra tierra del Plata
a San Lorenzo llegaban
queriendo ultrajar la patria
y San Martín con Cabral
hicieron la historia gaucha.
Desde el Rosario, Cabral
partió con sus Granaderos
y frente a aquel monasterio
la patria llenó de gloria,
batiendo a aquel invasor
que ya figura en la historia.
La patria estaba naciendo
y se moría Cabral
No importa mi capitán,
no ve que muero contento.
No importa mi capitán,
no ve que muero contento.
Un tres de febrero fue
y amanecía en San Carlos
ciento cincuenta patriotas
con San Martín esperaban
y al grito de "¡libertad!"
la libertad ya empezaba.
Desde niño yo aprendí
en los libros de la historia
y hoy que comprendo al pensar
el porqué de tanta gloria,
miren me pongo de pie
a venerar su memoria.
La patria estaba naciendo
y se moría Cabral.
No importa mi capitán,
no ve que muero contento.
No importa mi capitán,
no ve que muero contento.
Despuntaba en ese momento el espíritu sanmartiniano y la evocación de nuestro pasado en las películas, Leopoldo Torre Nilsson estaba en pleno trabajo con El Santo de la Espada que habría de estrenarse en marzo de 1970.
Al evocar de este modo el combate de San Lorenzo, rendimos homenaje a Hernán Figueroa Reyes, que un 5 de febrero de 1973 falleció a consecuencias de las graves heridas recibidas al chocar con su automóvil en la ruta 9. Su estatua se encuentra junto a las de otros grandes como Mercedes Sosa, Jorge Cafrune y Atahualpa Yupanqui, acompañando las lunas coscoínas en la Plaza Próspero Molina de Cosquín la ciudad que lo vio triunfar como revelación hace casi seis décadas.
Publicado en LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/Hernan-Figueroa-Reyes-y-el-combate-de-San-Lorenzo-555610.note.aspx
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