La canción que venció al tiempo.
“El día que me quieras” es un verdadero clásico del Morocho. Estas crónicas están basadas en la correspondencia personal del cantor y de los testigos que vivieron esta verdadera gesta junto a él, hace 90 años.
Por Walter Santoro.
“El día que me quieras”, la tercera película de Gardel filmada en Nueva York, estaba en pleno rodaje. La canción homónima, que se repite varias veces en el film, fue una inspirada creación de la dulpla Gardel-Le Pera, que con el correr del tiempo se transformó en una de las canciones románticas más versionadas en el mundo, siendo interpretada por cantantes y orquestas de los más diversos géneros.
Desde 2013 integra el Salón de la Fama de los Grammy siendo reconocida como una de las canciones más influyentes de la música mundial. Pero volvamos a la filmación. Gardel estaba fascinado con su nueva canción y ahora estaba por filmar la escena donde la cantaba en vivo, porque, en su deseo de hacer más genuinas sus interpretaciones, para estas nuevas producciones abandonó el uso del playback. Terig Tucci, colaborador musical de Gardel y Le Pera, contó con lujo de detalles lo ocurrido en el set.
“La orquesta para esa ocasión era mucho más numerosa que de costumbre. Debíamos acompañar a Gardel en la canción ‘El día que me quieras’, grabar la música de apertura y final, así como también parte de la música de fondo. En un estudio aparte, temprano esa mañana, grabamos la música, incluso una versión instrumental de ‘El día que me quieras’ y parte de la música de fondo.
Gardel se encontraba trabajando en el set, pero cuando disponía de un minuto o dos venia corriendo al estudio en que teníamos la orquesta. El hombre se deleitaba oyendo los ritmos y candencias de su canción, pensando que sólo unos pocos días antes bregábamos impacientes con esta misma música que ahora nos parecía perfecta. Vestida la canción con el ropaje de su orquestación, las partes y detalles de que se compone la misma se destacan claramente con los recursos de la paleta orquestal que subrayan los pasajes de interés particular. Mientras tanto, Gardel hipnotizado con su canción, se olvidaba por completo de que estaba filmando en otro estudio hasta que alguien venía a decirle que Reinhardt requería su presencia en el set. Y salía entonces Gardel precipitadamente, contento como un niño de escuela al terminar la clase del día. Al llegar la hora del almuerzo habíamos terminado las grabaciones instrumentales. Gardel, Reinhardt, Le Pera y yo ocupamos una mesa en un ‘luncheonette’, frente al estudio.
La conversación giró alrededor de mis grabaciones. Gardel, con sus escapadas al estudio de la orquesta, había llevado sus impresiones a la gente del set. No cabía duda de que sus impresiones habían sido óptimas. Lo decían las Placenteras sonrisas de nuestros colegas. Y yo, naturalmente, estaba henchido de satisfacción.
-Tengo entendido- me dice Le Pera sonriendo, con una mirada oblicua— que la música de ‘El día que me quieras’ está saliendo muy bien, que promete ser un cañonazo...
-¡Ya lo creo que sí!- confirmo yo sin ruborizarme por mi inmodestia.
Cuando volvimos al estudio, la orquesta, la misma que habíamos tenido en la mañana, estaba acomodada en el set. Hemos explicado antes que Gardel grababa su canción simultáneamente con la toma de la película. Hicimos un primer ensayo. Una vez más Gardel, superándose a sí mismo con su bella interpretación, se anotó el triunfo a que nos tenía acostumbrados.
‘El día que me quieras’ es una canción de carácter lírico, romántico. Después de la grabación de su tango dramático ‘Sus ojos se cerraron’, se requería un cambio radical para la interpretación de esta canción. Y en ella, nuestro artista puso a prueba su versatilidad con felices resultados.
Se tomó una primera grabación. Perfecto, exclamó Reinhardt. Se tomaron como reserva una segunda grabación, una tercera, pero ninguna pudo superar a la primera. Satisfecho de la labor de ese día el director concedió una tregua. Y nos dispusimos entonces, felices y mareados como trompos, a saborear el café vespertino.”
Walter SANTORO * Presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel.
Publicado en LA PRENSA.
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