TEMAS DE OPINIÓN Y DEBATE.
"La lengua gramaticaliza diferencias sexuales".
Lingüistas locales explican estudios sobre la temática.
Alientan estrategia de visibilización de las mujeres.
Dos académicas de la Universidad Nacional del Comahue analizaron las posibilidades que ofrece la lengua a la hora de visibilizar a las mujeres. Explicaron que el binarismo que impone el español no es más que el reflejo de una cultura donde lo masculino prevalece.
La semana pasada el informe de la Real Academia Española (RAE) "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer", realizado por Ignacio Bosque, abrió un nuevo capítulo del debate sobre el sexismo en el lenguaje y los usos de palabras discriminatorias y poco inclusivas. Desde hace unos quince años mujeres y movimientos feministas comenzaron a elaborar "manuales de uso" que recomendaban a escritores, periodistas y público en general el empleo de palabras que visibilicen el género femenino.
"Bosque hace una defensa de la gramática española en contra de los manuales de género porque supuestamente estarían afectando en algunos aspectos la lengua en sí", explicó Griselda Fanese, profesora del Área de Lingüística Aplicada en la UNC.
"¿De quién es la lengua y quién puede legislar sobre ella?", se le preguntó Fanese junto a Emilse Kejner -auxiliar de docencia del mismo área-, cuestionando e irrumpiendo en el crudo debate entre académicos y feministas.
"El problema es el binarismo que impone el español. Un lugar donde un montón de sujetos y sujetas no se encuentran representados/as", agregó Kejner. En este sentido, aclararon que la mayoría de las lenguas europeas son binarias y que las lenguas tienen un vínculo indisociable con la cultura y la sociedad. "La lengua en cuanto otro elemento más de la cultura, gramaticaliza una diferencia sexual e ideológica", remarcó Kejner.
En cuanto a las posibilidades que ofrece nuestro lenguaje para visibilizar a las mujeres, las académicas destacaron la necesidad de pensar verdaderas estrategias. "La duplicación ("los profesores y las profesoras") es una herramienta que si se abusa de ella se vuelve insoportable para la lectura", explicaron.
De esta manera, aconsejaron buscar estrategias de acuerdo al contexto, al público lector u oyente y a las circunstancias. "Se puede utilizar el femenino como término marcado, o duplicar de vez en cuando. La aparición del femenino por lo menos obliga una reflexión", indicaron.
Fanese agregó que son buenas opciones elegir el uso de términos que habiliten lo colectivo como "estudiantado", "ciudadanía", "profesorado"; y valoró la elaboración de manuales de procedimiento.
"Ahora si la visibilización va a ser únicamente a nivel ortográfico, no sirve. Hay que ir también a lo discursivo, a la sintaxis. Las mujeres suelen aparecer nombradas segundas, y los casos de violencia de género siguen apareciendo en policiales en vez de en sociedad reflejando un problema social y no de la vida privada", concluyeron.
*** Fuente de información: Diario "Río Negro" (edición N° 22.838), lunes 12 de marzo de 2012, página 22.
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