EFEMÉRIDES ARGENTINAS.
En la Argentina, el Día del
Inventor se celebra el 29 de septiembre. Ese mismo día Rudolph Christian Karl
Diesel fallece un 29 de septiembre de 1913 inventor del motor Diesel, más
económico. Ese día en nuestro país festejamos el Día de Inventor Argentino.
En esta la fecha en que nació
en 1899, en Budapest (Hungria) László József Bíró. Su apellido castellanizado
fue el de Ladislao Biro. Fue “un buscavidas inventor”. Diversas actividades
realizó este hombre inquieto y curioso fue vendedor a domicilio, agente de
bolsa, despachante de aduana, escultor, pintor, periodista y hasta participó en
carreras de autos.
Durante su época de periodista se
le ocurrió que debía encontrar la forma de que la tinta de las lapiceras se
secara más rápido. Y se puso manos a la obra con la ayuda de su hermano que era
de profesión químico.
Los Biro lograron un solución
líquida, muy adecuada para la escritura manual, aunque no del todo efectiva: la
pluma se trababa por el espesor de la tinta. Estando en su ciudad natal
Budapest observa a unos niños cuyo entrenamiento era el hacer bolitas de vidrio
para que las mismas rodaran lejos por el suelo, pero pasando por un charco de
agua, de tal manera que trazaran una línea de agua en el piso seco, al salir
del charco. Esta escena hizo que “se le
prendiera la lamparita” No se debía
utilizar una pluma metálica en la punta, sino una bolita.
“En realidad, el sistema del
bolígrafo ya había sido inventado en 1888, antes de que los Biro nacieran. De
todas maneras, el mecanismo tenía fallas, entre ellas la falta de una tinta
adaptable. Además, no se había comercializado. Laszlo Biro patentó su bolígrafo
en 1938, tanto en Francia como en Hungría.” – dice Daniel Balmaceda en “Historias
de las palabras”.
José Biro llegó a la Argentina
con 41 años y con la primera patente de la birome ya registrada en Hungría.
En Francia por casualidad conocen al ex presidente
Agustín P. Justo.
Le contaron los hermanos su invento y les propuso abrir una fabrica en la Argentina y les entregó una tarjeta personal.
Le contaron los hermanos su invento y les propuso abrir una fabrica en la Argentina y les entregó una tarjeta personal.
Ladislao Biro partió de Hungría
rumbo a la Argentina, huyendo de la persecución nazi, junto a su hermano Georg
y a su socio Juan Meyne (apellido de origen judío). Arribaron en mayo de 1940. El 10 de junio de 1943 patentaron
en Buenos Aires su invento ya que el tema de la tinta no había podido
resolverse en forma completa.
La definición del producto,
registrado bajo la patente 57.892, es “Instrumento para escribir a punta
esférica loca”.
Cuando les tocó bautizar a su lapicera, la llamaron birome, que significaba Biro y Meyne.
Cuando les tocó bautizar a su lapicera, la llamaron birome, que significaba Biro y Meyne.
En ese mismo año formaron la compañía Biro Meyne Biro y en un garaje con 40 operarios.
Lanzaron el nuevo producto al mercado bajo el nombre comercial de Birome.
Al principio los libreros consideraron que esos «lapicitos a tinta» eran demasiado baratos como para venderlos como herramienta de trabajo y los vendían como juguetes para chicos.
Al respecto, en su última entrevista antes de fallecer, Biro afirmó:
"Mi «juguete» dejó 36 millones de dólares en el tesoro argentino, dinero que el país ganó vendiendo productos no de la tierra sino del cerebro".
"Mi «juguete» dejó 36 millones de dólares en el tesoro argentino, dinero que el país ganó vendiendo productos no de la tierra sino del cerebro".
“La invención del bolígrafo
me ha deparado gran fama y fortuna, y me permitió alcanzar muchos otros logros,
pero la capacidad de amar me ha permitido vivir intensamente sin la necesidad
de lamentarme por lo que no he logrado” recordaba Biro.
En 1944, Biro vendió la patente
norteamericana a Eversharp-Faber por dos millones de dólares, y, en Europa, a
Marcel Bich (fabricante de los bolígrafos Bic).
La sociedad formada por Biro y sus socios quebró, aquejada por falta de financiamiento
Ninguna
empresa argentina pudo beneficiarse del invento de la birome ("lapicera" como se la llama también en la Argentina) ya que no estuvieron involucradas ni en lo
comercial ni en el desarrollo tecnológico. Nos quedamos sólo con el honor ¡bien
argentino! de haber sellado la última
versión de la patente y de haber recibido las enseñanzas de Biro durante la
segunda mitad de su vida.
Biro fue un agradecido de la Argentina
y decía de nosotros:
“los argentinos no saben el país que tienen... esperan que todo lo haga el gobierno; pero es muy poco lo que ellos mismos hacen por el país”.
“los argentinos no saben el país que tienen... esperan que todo lo haga el gobierno; pero es muy poco lo que ellos mismos hacen por el país”.
A partir de 1946 preside varias sociedades y
compañías, y además logra hacer viajar a numerosas familias desde Hungría para
que se radiquen en nuestro país.
En 1932 crea una caja automática cuya patente fue adquirida por General Motors que al mismo tiempo estaba desarrollando una caja hidráulica.
En 1981 comienza a trabajar en lo que sería su
último invento, el cual lamentablemente no pudo concluir, el enriquecimiento
del uranio. Decía:
“Trabajo aquí en el laboratorio de mi casa, con dos técnicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y somos muy optimistas en cuanto al desarrollo futuro. Así es como nace un invento, leí un artículo y pensé ¿a esto, no se lo podría simplificar? Sí, se lo `puede simplificar. Naturalmente cuando empecé, yo no conocía las reglas de la dinámica de los fluidos, entonces libremente empecé a pensar con simple lógica".
“Trabajo aquí en el laboratorio de mi casa, con dos técnicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y somos muy optimistas en cuanto al desarrollo futuro. Así es como nace un invento, leí un artículo y pensé ¿a esto, no se lo podría simplificar? Sí, se lo `puede simplificar. Naturalmente cuando empecé, yo no conocía las reglas de la dinámica de los fluidos, entonces libremente empecé a pensar con simple lógica".
A los 86 años, José Ladislao
Biro falleció el 24 de octubre de l985 en el Hospital Alemán de Buenos Aires.
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.