Fue uno de los más brillantes científicos argentinos. Nacido
en Bahía Blanca (provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1927. Sus investigaciones para la elaboración artificial
de anticuerpos fue un avance para la humanidad que el mundo le retribuyó en
1984 con el Premio Nobel de Medicina que compartiera con el británico Niels K.
Jerne y el alemán Georg Kölhler.
El Premio Nobel lo recibió por una investigación que hoy
permite, entre otras cosas, que los test de embarazos se hayan transformado en
análisis rápidos y caseros. Este hallazgo produjo una revolución en el proceso
de reconocimiento y lectura de las células y de moléculas extrañas al sistema
inmunológico.
Milstein no registró ninguna patente por su laureado descubrimiento,
pues pensaba que era propiedad intelectual de la humanidad y tenía un interés
científico.
Hijo de Lázaro Milstein, quien había llegado a Argentina
desde Kiev en Ucrania que se contraería matrimonio con Máxima Vapñasrsky una
maestra, y se radicaron en la ciudad de la provincia de Buenos Aires donde
posteriormente nacerían sus tres hijos.
Cursó el colegio secundario en Bahía Blanca y luego se
trasladó a la Capital Federal para estudiar en la Universidad de Buenos Aires
(UBA). Se graduó de Licenciado en Ciencias Químicas en la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales, a los 25 años de edad,
y cuatro años más tarde, en 1956, recibió su doctorado en Química.
Tras realizar su tesis doctoral en el departamento de
química biológica de la Facultad de Medicina, bajo la supervisión de Andrés
Stoppani, obtuvo una beca del Consejo Británico para continuar sus
investigaciones en Cambridge.
En 1962 regresó al país y asumió la dirección de la división
de biología molecular del Instituto Nacional de Microbiología Malbrán. Pero los
cambios políticos motivaron la intervención del Instituto Malbrán y la remoción
de su director y de los principales investigadores de su plantel. Milstein
decidió entonces regresar a Cambridge.
En 1983, Cesar Milstein se convirtió en Jefe y Director de
la División de Química de Proteínas y Ácidos Nucleicos de la Universidad de
Cambridge e Inglaterra lo había adoptado como ciudadano y científico.
La Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, ciudad
natal de Milstein, decidió otorgarle en 1987 el título de Honoris Causa a modo
de reconocimiento de sus logros académicos y confesaría, en un reportaje del
año 2001 efectuado por José Escribano del Diario “La Nación”, que comprendió “que tenía de la ciudad una imagen
parcial. Bahía Blanca era en mi memoria como el fin del mundo. Era la imagen
apretada y apremiada por un ambiente de prejuicios de mi adolescencia. Cuando
volví, comprendí que algo importante había ocurrido en esa ciudad, en la
primera parte del siglo XX". Recibió además los premios Konex de 1993 y
Konex de brillante en ciencia y tecnología.
Decía que “el problema absurdo que tiene la Argentina se
debe a una falla, que consiste en no ir a ver cómo otros hicieron lo mismo que
nosotros procuramos realizar. Hacer las cosas solos es aprenderlo todo de
nuevo. Y eso exige una enorme capacidad creativa, un entrenamiento especial.
Por eso, cuando los argentinos salen y se mezclan con una cultura de gente que
trabaja al día, triunfan.
Es decir: mala metodología para aprender, por un lado, y,
por el otro, falta de previsión, de sistematización, de cálculo que impida que
el mundo se venga encima de nosotros y tengamos que aguzar el ingenio para
salir del paso.
Todo va junto. La desorganización de los argentinos es
manifiesta. Se sorprenden cuando les digo que saco las entradas para el teatro
con tres meses de anticipación. Me contestan: "Estás loco". Y cuando
le pregunto a un amigo: "¿Cuándo venís?", me contesta: "Y... no
sé... a lo mejor dentro de dos o tres semanas". Tal vez esa
desorganización en la vida privada no sea tan mala, pero en un nivel de acción
pública se necesita planificación. En la industria, en la educación, en las
instituciones”.
Falleció el 24 de marzo de 2002 en Cambridge, Inglaterra, víctima de una afección cardíaca, a los 74 años de edad.
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.