Tabaré asume hoy su segunda presidencia tras 5 años de mandato del ex guerrillero tupamaro. Del mismo partido de izquierda pero con diferente estilo, el médico de 75 años encuentra un país saneado pero con temas por resolver como la marihuana y Guantánamo.
Tabaré Vázquez asume hoy su segunda presidencia en Uruguay con desafíos económicos y sociales por delante y la complicada herencia de llevar la marihuana a las farmacias, medida resuelta por José Mujica que el mandatario electo ve con desconfianza.
Este médico socialista de 75 años, abanderado de la lucha antitabaco, vuelve al poder en un país que tras una década de gobierno de izquierda ostenta una economía saludable, que sumó en 2014 doce años de crecimiento, una tasa de desempleo en mínimos históricos y una notable reducción de los niveles de pobreza.
De todas formas, en un momento en el que sus vecinos y principales socios comerciales Argentina y Brasil se desaceleran, a diferencia de su primer gobierno Vázquez no contará con el “viento de cola” de la región y deberá en cambio enfrentar un probable enlentecimiento y contener un creciente déficit fiscal.
“Parte del crecimiento económico de los últimos dos años probablemente se dio a expensas de un deterioro de algunos equilibrios macroeconómicos”, advirtió esta semana el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte, al local canal 10.
Según el economista, “en los próximos dos o tres años no deberíamos ver ningún aumento del gasto público en términos reales para permitir una reducción del déficit” y para moderar la inflación - que se ubica por encima del rango meta de entre 3% y 7%- “es necesario una moderación del ritmo de aumento de los salarios”, que de la mano de la izquierda crecieron fuertemente.
Por su parte, Vázquez ha asegurado que su nuevo gobierno “no será más de lo mismo” y prometió atacar “temas vertebrales de la agenda del país” como inseguridad pública, educación, salud e infraestructura, áreas en las que el saliente Mujica ha admitido que no logró los avances deseados.
Estilo y pensamiento diferente.
Aunque integran la misma coalición de izquierda, Vázquez -un sobrio médico oncólogo que llevó en 2005 por primera vez a la izquierda al poder- se desmarcó del estilo informal y espontáneo de Mujica, y dejó en claro que las cosas serán diferentes a partir del 1 de marzo, cuando asuma por segunda vez.
“Cuando haya un tema necesario de comunicar a la población o yo lo considere lo haremos oportunamente. No cualquier tema ni en cualquier momento ni tampoco en cualquier lugar”, advirtió Vázquez el 15 de diciembre a periodistas, que lo esperaron en la puerta de su consultorio médico.
Muy diferente del actual mandatario, que habla sobre todos los temas, a toda hora y en todo lugar.
“A Vázquez le pesa la fama de Mujica”, comentó el doctor en Ciencias Políticas Jorge Lanzaro. “Es un contraste permanente, una rivalidad bastante sorda y a veces no tan sorda, que ha sido objeto de algunas expresiones críticas por parte de Vázquez acerca de la forma de hablar de Mujica y hasta la forma de vestirse”.
Pocos días después de ser elegido anunció su gabinete sin consultar a Mujica, ni respetar cuotas partidarias, apuntando a gente de su confianza. También anunció que a diferencia de Mujica, limitaría la participación de la oposición en el próximo gobierno.
Marihuana y Guantánamo.
Pero no sólo en estilo difieren estos dos carismáticos líderes de la izquierda uruguaya.
Vázquez heredará de Mujica decisiones polémicas, en especial la regulación del mercado de la marihuana, que permite el autocultivo, clubes cannábicos y la venta en farmacias, todo bajo control estatal.
Firme defensor de esta norma inédita a nivel mundial, Mujica no llegó sin embargo a implementar la venta al público, una medida que Vázquez mira con recelo y ha señalado que, de encontrar dificultades, buscará cambiar.
Vázquez también anunció este mes que analizará “en profundidad” la eventual llegada de un segundo contingente de familias de refugiados sirios, una iniciativa adoptada por Mujica en octubre pasado, cuando llegaron al país 42 refugiados desde el Líbano.
También deberá seguir la adaptación de ex reclusos de Guantánamo, que -a pedido de Estados Unidos- Mujica aceptó recibir aduciendo razones humanitarias.
Vázquez, que durante su primera presidencia convirtió a este país de 3,3 millones de habitantes en el primero de América Latina en ser libre de humo de tabaco, tendrá que encarar además en su segundo gobierno las instancias definitorias del litigio judicial iniciado contra el Estado uruguayo por Philip Morris (PMI) en 2010 por ese motivo.
Diario "Los Andes" de Mendoza, domingo 1° de mayo de 2015.
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