Ernesto de Estrada le puso su sello arquitectónico a este conjunto de edificios inaugurado el 17 de marzo de 1940.
Surgido al amparo y por iniciativa de la Administración de Parques Nacionales y su presidente, Exequiel Bustillo, el Centro Cívico de San Carlos de Bariloche constituyó asiento institucional y y aún hoy es escenario de expresiones populares desde su inauguración, el 17 de marzo de 1940, hace hoy 75 años.
Tradicional lugar de encuentro, el conjunto arquitectónico diseñado por el arquitecto Ernesto de Estrada albergó manifestaciones que conforman páginas de la historia, como el "Barilochazo" del 28 de julio de 1970 o cuando, tres años después, las dependencias municipales fueron ocupadas por parte de la JP en represalia por la toma de instalaciones de LU8 Radio Bariloche de parte de la ortodoxia peronista. Hubo tiros y dos heridos de bala.
En 1974 los pasillos hacia el despacho del intendente fueron transitados por quienes acudieron a apoyar el derecho de iniciativa surgido en oposición la venta de tierras "ociosas" de Villa Tacul, proceso destacado como el primero desde la sanción de la Constitución provincial en 1958.
Su ala este albergó, entre el 21 y 24 de noviembre de 1968, el primer Congreso de Historia de Río Negro.
En la Biblioteca Sarmiento el sacerdote e historiador Raúl Entraigas estableció el 3 de mayo de 1902 como fecha de fundación de la ciudad.
Por el mismo recinto pasaron los cuarenta alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria, grupo del que surgieron los primeros doce bachilleres recibidos en esta ciudad. Y desde 1966, el Instituto Superior del Profesorado, la Alianza Francesa, el Círculo de Ajedrez, el Teatro Ivad, la Asociación de Filaelistas, el Foto Club y los integrantes del Coro de Niños y Jóvenes Bariloche durante sus ensayos, entre muchas actividades.
No es de Bustillo.
El joven Ernesto de Estrada mantuvo su primer contacto con el presidente de Parques Nacionales Exequiel Bustillo "precedido de un importante galardón: su diploma de L´Ecole de Beaux Arts de París, donde había hecho su carrera universitaria o completado sus estudios", señala Bustillo en su libro El despertar de Bariloche.
"Conversamos, cambiamos ideas, le expuse nuestro propósito edilicio y le pregunté si se sentía dispuesto a colaborar en esa obra que por el momento, por falta de recursos, no pasaba de un simple deseo. Su respuesta fue categórica, previniéndome que a esa clase de tarea era precisamente a lo que él más aspiraba".
Fue una de las primeras obras de este tipo realizadas en el país, agrega Juan Martín Biedma en su Crónica Histórica del Nahuel Huapi. Mediante licitación la obra le fue encomendada a la firma Christian y Nielsen; y como subcontratista, la empresa de Enrique Lunde -un danés que llegó a la zona desde Necochea en 1924 para construir las casas de la estancia La Primavera-, señala el historiador. "Para sorpresa del tropero que conducía los materiales desde Limay a la estancia, el gringo caminaba detrás en vez de treparse al carro", cuenta.
Agrega que en representación del presidente Roberto Ortiz estuvieron en la inauguración el ministro de Agricultura Venancio Luis Galarreta y el director general de Correos y Telégrafos Adrián Escobar. Por la tarde de ese domingo, "ante gran cantidad de público a pesar de la llovizna, hicieron uso de la palabra los doctores (Exequiel) Bustillo, Galarreta y Escobar", el intendente Víctor Gonella, el director del Museo de la Patagonia Enrique Amadeo Artayeta y el obispo de Viedma monseñor Nicolás Esandi.
Con un acto realizado el 14 de enero de 1941 quedó oficialmente emplazada la estatua que representa al presidente Julio Argentino Roca, creada por Emilio Sarniguet y asentada sobre pedestal diseñado por Alejandro Bustillo.
De Estrada, hoy
Hijo de quien imaginara la conjunción edilicia que identifica a la ciudad, el arquitecto Gonzalo de Estrada preside actualmente la comisión directiva de la Biblioteca Sarmiento "por casualidad o causalidad". Durante las celebraciones por los cincuenta años "los dos recorrimos todas las instalaciones. Estaba por radicarme aquí y me dijo: la biblioteca te toca como herencia, pero de por vida".
"Como la comisión anterior quedó disuelta, no me quedó otra que agarrar las riendas. Un tío me decía: ustedes son once hermanos, siete varones, tres mujeres y un centro cívico, a vos te toca cuidar al hermano mayor. Uno no se siente dueño de nada, asume que es parte y siente orgullo y alegría. En la familia los chicos dicen vamos a la casa de Papo –así llamaban a don Ernesto- cuando quieren venir al Centro Cívico", refiere. Duele, dice, "cuando lo lastiman o lo ensucian. Entonces, hay que salir a defenderlo como ciudadano".
Una obra que fue sueño
Ernesto de Estrada "tenía 27 años cuando empezó con el proyecto. Como empleado de Parques Nacionales lo mandaron a buscar terrenos para el palacio municipal, la policía y otras instituciones por separado. Tras un recorrido presentó la idea a (Exequiel) Bustillo", que respondió que la concreción era absolutamente imposible por ausencia de fondos. El entusiasmo pudo más y, puesta en práctica la gestión que lo caracterizó, Bustillo logró promesas de financiamiento, aporta De Estrada.
Dentro del "programa de necesidades" no figuraba la biblioteca, para cuyo edificio ya había sido designado el terreno en el actual emplazamiento de la iglesia Nuestra Señora del Nahuel Huapi. Fue a instancias de De Estrada que es contemplada su instalación junto al Museo de la Patagonia Francisco Pascasio Moreno y el juzgado. "Pensó que cuando hubiera casamientos podrían hacerse las fiestas en el salón de la biblioteca y recaudar fondos con la sala de espectáculos. Todo cerraba socialmente. Imaginó el Centro Cívico no tan cívico. De hecho, debajo de la Aduana había un confitería para actividades durante los fines de semana; duró sólo dos años".
Aunque el lugar "estaba afuerísima del Bariloche, miraron a futuro y con un concepto muy interesante como urbanista: la prioridad del espacio urbano sobre el espacio privado. Tenían que trabajar sí o sí priorizando lo que era de todos por sobre lo que era particular. Ese era como el lema cuando diseñaban, proyectaban a una escala muy superior a lo que era el pueblo de ese momento", señala.
La plaza, las arcadas, las veredas, "todo, fue sobredimensionado para el momento pero apuntando hacia el futuro. Por otra parte, hay que posicionarse en la época. Estaban haciéndose el hospital, escuelas, el hotel Llao Llao, la Catedral, la capilla, la seccional de guardaparques, la costanera, las escaleras de piedra, los trabajos en el cerro Catedral, plazas, fraccionamientos en Llao Llao y Mascardi; obras públicas impresionantes. Todo lo soñaron a lo grande, ahí no tuvieron dudas. Fue un equipo de trabajo muy sólido con Bustillo como gestor. Papá se enganchó en eso y dijo 'vamos', siempre tratando de hacer las cosas bien. Junto a Miguel Ángel Cesari arquitectónicamente siguieron la línea de montaña. Más que copiar una arquitectura, simplemente buscaron la que estuviera de acuerdo al entorno".
Recién recibido, De Estrada "había recorrido muchos pueblos de montaña por Europa. Tenía un concepto distinto al de Alejandro Bustillo con respecto a los materiales". Mientras éste proponía techos de tejuela de alerce, De Estrada escogía la pizarra que garantizaba mayor duración, por ejemplo. "Había pequeñas diferencias entre ellos pero formaban un buen equipo, la prueba está en que lo que han hecho ha perdurado".
Malentendido y reconocimiento
Poco después de concluida la obra, De Estrada dejó de trabajar para Parques Nacionales y fue contratado por el gobierno encabezado por Ramón Castillo para desempeñar su labor en el norte del país para el Ministerio de Obras Públicas. "No puso al Centro Cívico como bandera. Incluso en la década del 80 una publicación mencionaba a Alejandro Bustillo como autor y papá supuso que era una equivocación del periodista. Nos costó convencerlo para que le escribiera a Bustillo para que aclarara. Le mandó una carta y le contestó que lo había hecho él, que mi padre no era ni más ni menos que un dibujante".
Luego "intercambiaron cartas de lectores. Por último, le envió una felicitándolo por todas sus obras destacándole que la autoría del diseño no era de él y que se fijase en los planos, la placa ubicada a la entrada del Centro Cívico y lo que dice Exequiel Bustillo" en su libro, recuerda.
Pero esa fue una confusión, refiere hoy uno de los diez hijos de don Ernesto y Nelly Frías. En 1990 "mi padre fue invitado por el Colegio de Arquitectos para asistir a una muestra de arquitectura organizada por los 50 años y al poco tiempo, brindó una charla en la biblioteca. Ahí sintió el reconocimiento público, cuando empezaba a apagarse de a poquito. Había dejado de trabajar y ese reconocimiento social le dio fuerza, entusiasmo. Iba por la calle y los chicos le pedían un autógrafo, salía gente de los negocios y le regalaba un pulóver, chocolate, un frasco de dulce".
Singular construcción
La construcción de todo el conjunto fue erigiéndose a medida que eran liberadas las partidas presupuestarias. "Estuvo lista en menos de dos años. Los trabajadores fueron un lujo, siempre me queda la espina de saber de esas personas, este grupo que vino de Dinamarca con la empresa, aquel de Italia, de España, de tantos lugares. La ejecución de la obra fue piloteada por Lunde como subcontratista, hubo mil cosas a tener en cuenta. El manejo de personal, la contabilidad, las maquinarias, los anticipos, el envío de materiales a Bariloche, la pizarra provenía de Francia", puntualiza De Estrada.
Seguramente "todas las familias de esa época han participado en un montón de aspectos. El expediente en Parques contiene cada uno de los certificados de los trabajos realizados, hay como 430 planos -de las rejas, de cada uno de los detalles-. La historia del reloj es un mundo aparte –traído de Suiza-, las calderas, las instalaciones de electricidad, de agua. Tuvieron que abrir las calles para colocar los caños de agua y desagües que aún hoy funcionan.
"Existía esa actitud de contratar siempre al mejor. Había licitaciones pero apuntaban a quien daba el mejor servicio, el mejor producto, el Estado traía a esa persona. El reconocido arquitecto e historiador Ramón Gutiérrez (especialista en Arquitectura y Urbanismo en Iberoamérica) destaca el del Centro Cívico y las demás obras en Bariloche como ejemplo de planificación entre todos los proyectos de desarrollo del Estado en Latinoamérica".
Legado
Exequiel Bustillo fue "una maravilla como gestor, todo lo superó sin confrontar. Cuando los hoteleros estuvieron en contra de la construcción del hotel Llao Llao, logró créditos para ellos. Deberíamos aprender de su impecable gestión y la visión de futuro priorizando el uso público.
"Mamá –apunta Gonzalo de Estrada- contaba que, amigo de la viuda de Capraro, papá habitaba la casita que estaba en medio de la construcción. Cuando terminaron las obras la viuda quiso regalarle la manzana donde está el Bariloche Center. Ante la negativa, le ofreció vendérsela a un peso, él ganaba mil quinientos. No aceptó porque decía que no podemos aprovecharnos de las obras que hace el Estado. Ninguno de todos los que participaron lo hizo. Era un grupo de personas con honestidad y honorabilidad".
Con la premisa de "hacer las cosas bien y bancarse lo que viniera" afrontaron situaciones como las relatadas en una carta fechada en 1939. En ella su madre escribe a los hermanos que "estaban con un poco de frío, no llegan algunos alimentos y no habían cobrado. Pedía plata prestada".
Desde las ocho primeras cuadras pavimentadas en la Patagonia hasta la biblioteca totalmente amueblada y funcionando fueron beneficios extra. Como no había dinero disponible para acondicionar la sala de lectura y demás dependencias, fue De Estrada quien solicitó la madera necesaria para confeccionar la totalidad de los muebles, realizados por carpinteros contactados por él. "No podemos crear algo que no funcione, demos la apoyatura para que así sea", decía.
"Cuando un profesional trabaja para el Estado y puede hacer algo por el bien común, es maravilloso. Es un placer que siga funcionando bien. La gente sigue sacándose fotos, si quiere festejar o reclamar lo hace aquí. Es el alma, el lugar del pueblo. En ese sentido, a papá le quedó una satisfacción y el agradecimiento a Parques por permitírselo".
"Como dijo él, creo que el Centro Cívico debe comenzar a cambiar su destino. Ha ido variando y espero que haya más cambios. No tiene sentido la comisaría ni tantas oficinas administrativas. Su destino es cultural y turístico absolutamente.
"La actividad social debe ser continua. Siempre da para que la gente llegue e imagine cosas como si Roca sigue o no. El monumento no estaba en los planes y su ubicación en el centro de la plaza fue idea de Alejandro Bustillo que era más simétrico en su concepción. Para papá la plaza tenía otra función, debía quedar libre para que la gente la usara como necesite y quiera".
Fotos históricas que pertenecían a Ernesto de Estrada. Gentileza: Gonzalo de Estrada. |
Autora Teresa Méndez. Publicado en Diario "Río Negro", martes 17 de marzo de 2015.
http://www.rionegro.com.ar/diario/75-anos-de-la-postal-de-bariloche-que-dio-vuelta-al-mundo-6551597-62861-nota_cordillera.aspx
Fotos: web.
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