Energía y petróleo- la experiencia noruega.
Última actualización: 18/04/2012 // Noruega, en tan sólo cuatro décadas, pasó de no tener reservas petroleras y ninguna experiencia en el sector energético, a ser uno de los mayores exportadores de petróleo y gas natural, como así también proveedor internacional de productos y soluciones de punta para la industria energética. La experiencia noruega es muy reconocida como un buen ejemplo, pero la historia detrás del modelo y los componentes claves no son tan famosos.
A mediados del siglo XX, Noruega encontró petróleo dentro de los límites de su plataforma marítima, éste recurso natural ha sido el que más ha ayudado a su economía. Es notable como Noruega, tan sólo en cuatro décadas, pasó de no tener reservas petroleras y ninguna experiencia en el sector, a convertirse en uno de los mayores exportadores de petróleo y gas natural, como así también en proveedor internacional de productos y soluciones de punta para la industria energética.
La mayor parte del reconocimiento internacional que Noruega tiene en este sector no se debe únicamente al rápido y eficiente desarrollo de su industria, sino a su capacidad de distribuir los beneficios económicos y comerciales de esta actividad a la sociedad en su conjunto. Un factor clave para la industria fue que pudimos beneficiarnos de las experiencias de los demás países petroleros y logramos crear una empresa nacional fuerte y competitiva, dónde permitimos la participación de numerosos actores además del Estado en el desarrollo del sector, al mismo tiempo que pudimos mantener una plena soberanía y control sobre nuestros recursos.
Gracias al impulso petrolero, Noruega comenzó a estimular el estudio y la aplicación de las fuentes de energía renovables, convirtiéndose así en un país líder en el sector energético. Hoy en día, toda la electricidad en Noruega proviene de fuentes hidroeléctricas, lo que la ha convertido en el 6º productor mundial de este recurso y ha permitido exportar gran parte de nuestra producción energética. Noruega cubre cerca del 20% de la demanda de gas natural en Europa, siendo uno de los principales proveedores de este recurso energético, solamente por detrás de Rusia.
Contexto Histórico
Entre 1960 y 1970 Noruega se encontraba inmersa en el debate sobre ¿Qué hacer con nuestro petróleo? ¿Cómo evitar los errores que han cometido otros gigantes petroleros? ¿Cómo evitar la dependencia económica en este recurso con precios tan volátiles? ¿Cómo beneficiar a la población en general con esta nueva industria?
Las fuerzas políticas que propulsaron el modelo se conformaron al inicio de los setenta. Los políticos se enfocaron en la creación de una industria petrolera saludable, en conquistar objetivos sociales orientados a la creación de valores económicos para la población, y al desarrollo de una industria diversificada, capaz de evitar la dependencia excesiva en los ingresos del petróleo. También propusieron que la industria petrolera evolucionara de forma sustentable y compatible con el medio ambiente.
Es importante mencionar que nuestro modelo energético no tuvo su origen como un documento maestro, pues se ha ido discutiendo y adaptando a las necesidades que cada situación nos ha afrontado. Noruega siempre se mostró abierta a los cambios y a la negociación, y esto sin duda benefició no sólo al desarrollo de la industria sino a la misma eficiencia que hoy la caracteriza, permitiendo tomar ventaja de los potenciales que ofrece la industria del petróleo. La experiencia noruega ha respondido al contexto y coyuntura específica de nuestro país, se ha moldeado por los retos particulares a los que Noruega se ha enfrentado y por lo tanto no puede ser considerar como un modelo aplicable a otros países.
El punto de partida fue que Noruega debía crear un mecanismo para atraer a las mejores petroleras internacionales, recursos económicos extranjeros, y a los profesionales del sector para desarrollar sus reservas petroleras bajo el mar. Simultáneamente, el país tenía que desarrollar sus capacidades para hacer estos trabajos por sí mismo, manteniendo la plena soberanía sobre los recursos petroleros, controlando su desarrollo, sin conceder a las empresas extranjeras mas renta económica que la estrictamente necesaria para conservar sus servicios.
En contraste con la tendencia de los años sesenta, cuando los países de la OPEP nacionalizaron su industria petrolera y excluyeron a las extranjeras, la estrategia adoptada por Noruega durante los setenta se enfocó en atraer a las petroleras multinacionales, manteniendo el control de sus actividades dentro de marcos legales y económicos restringidos. En la práctica no resultó contradictorio con lo que los expertos consideraban necesario para el desarrollo de una industria petrolera sana: Noruega logró conseguir objetivos de corte nacionalista, al tiempo que formuló una cooperación envidiable con las petroleras extranjeras y una población que estaba lista para competir mundialmente en esta nueva industria.
El plan consistió en coordinar los esfuerzos del gobierno con los distintos grupos sociales e industriales para desarrollar el negocio del gas y del petróleo. Primero, se incorporaron a tres empresas petroleras nacionales para obtener el conocimiento sobre la industria y después se convirtieran en proveedores. Tercero, se brindó apoyo económico a las universidades y a los centros de investigación para que desarrollaran conocimientos y programas en temas petroleros.
El gobierno mantuvo los objetivos políticos para que se consolidara la cooperación entre las petroleras, las nuevas empresas del sector para-petrolero y la comunidad académica. Una vez que la cooperación empezó a dar resultados, se generó el crecimiento de una cadena productiva o “cluster” petrolero diversificado, que en pocos años se volcó hacia los mercados internacionales. Hoy en día, la industria para-petrolera de Noruega tiene una posición mayoritaria en las actividades del sector petrolero nacional y se ha convertido en una significativa industria exportadora.
Otro elemento importante del sector petrolero fue la interacción con el resto de la población. La transferencia de los beneficios obtenidos de los ingresos petroleros se ha hecho visible a través de la construcción de infraestructura, de recursos trasladados al sistema educativo y en el apoyo al desarrollo de actividades productivas a nivel local. Noruega, una economía relativamente pequeña, no inyectó el total de los ingresos petroleros al presupuesto nacional para evitar las presiones inflacionarias. En vez de eso, el Parlamento estableció reglas para crear un fondo nacional para que se ahorrara parte de los ingresos petroleros para ser usados cuando pudieran llegar a necesitarse.
De esta forma, el desarrollo de la industria petrolera pudo beneficiar al total de la población, no solo mediante la creación de empleos a través del impulso de la industria periférica, sino también a través de la transformación de la riqueza petrolera en desarrollo social y en una economía sustentable.
Características generales del “modelo noruego”
Las premisas para el desarrollo de la industria petrolera fueron formuladas en 1971 por un gobierno social-demócrata, cuya postura política fue la de maximizar la creación de valor económico por encima de lo que se pudiese obtener por la venta de los hidrocarburos. Este gobierno favoreció a las empresas noruegas y promovió la participación de la industrial nacional en la proveeduría para los proyectos petroleros. Al alcanzar un consenso político sobre la forma en la que se desarrollaría la industria del petróleo, el gobierno pudo generar la confianza necesaria entre la comunidad comercial nacional para que ésta comprometiera sus inversiones en el sector.
Los principios políticos más relevantes para el negocio petrolero fueron los siguientes: se aseguró la supervisión y el control nacional sobre todas las operaciones en la plataforma continental noruega; se fomentó la participación de la sociedad mediante la creación y apoyo de la industria para-petrolera; y se decidió controlar la expansión para asegurar el desarrollo gradual de la exploración y de las actividades relacionadas con la producción. Esto se vio fortalecido con las políticas nacionales de imponer estrictas normas de seguridad y de evitar que los negocios petroleros afectaran otros negocios. Sin duda alguna, una de las medidas más importantes fue la de asumir el compromiso de crear un “know-how”, mediante el impulso de innovaciones tecnológicas e inversión continua en investigación y desarrollo (R&D), lo que impulsó la competitividad internacional y la cooperación. Estos objetivos obligaron a adoptar un modelo de administración de responsabilidad compartida, donde tanto las autoridades políticas como los organismos técnicos y reguladores tendrían que cooperar y coordinarse con las empresas petroleras a fin de lograr dichos objetivos. Y tal vez eso es lo más importante clave de éxito, que requiere un plan horizontal y responsable que ve al desarrollo de la industria de una forma holística y a largo plazo.
El Parlamento es responsable de la legislación que define el marco de las actividades petroleras. Establece los principios de la política que define el nivel de extracción, los proyectos petroleros de mayor envergadura y supervisa la forma en la que el gobierno instrumenta la política y la legislación. El gobierno ejecuta la política petrolera a través de los Ministerios del Petróleo y Energía, del Trabajo e Inclusión Social, del Medio Ambiente, de Pesca y de Finanzas. Otras figuras de suma importancia en la industria petrolera noruega son el Directorio Noruego del Petróleo y el Fondo de Pensiones del Gobierno.
El Directorio Noruego del Petróleo (DNP) es una agencia asesora del Ministerio del Petróleo y Energía en áreas relativas a la dirección, exploración y producción de los yacimientos petroleros. El DNP emite y aplica las regulaciones para las actividades petroleras y sus responsabilidades incluyen proponer a las empresas las medidas para maximizar la extracción de las reservas. El Directorado también es responsable de la contabilidad oficial de los recursos petroleros noruegos.
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