El nuevo libro de Carlos Manfroni llega en el momento justo. Es que hace solo cinco meses falleció el jefe de la logia Propaganda Due, el temido Licio Gelli, quien estuvo involucrado en los numerosos escándalos políticos y financieros que sacudieron a Italia.
En los últimos años, Manfroni se destacó con la publicación de "Montoneros: Soldados de Massera", en el que arroja luz sobre la existencia de un acuerdo entre el ex integrante de la junta militar y la organización peronista, y "Los otros muertos", que escribió junto con Victoria Villarruel, sobre las víctimas de la guerrilla durante la década de 1970.
En "Propaganda Due" (Sudamericana, 2016), el abogado revela, a partir de la reciente apertura de los archivos del Parlamento Italiano, una inimaginable trama de conexiones entre la logia y dirigentes políticos de la historia reciente.
—¿Cómo y con qué objetivo nació la logia Propaganda Due?
—La logia era una organización secreta que había surgido de la masonería italiana, pero que se manejaba con cánones distintos a los de la masonería ordinaria. Nació en Italia, la creó un señor que se llamaba Licio Gelli. El objetivo principal era ganar poder sobre el gobierno italiano, el argentino y de otros países. Tenía un estrecho vínculo con el terrorismo islámico y buscaba una serie de negocios: petróleo, tráfico de armas, finanzas. Habían desarrollado una red financiera extraordinaria por toda Europa que incluía el Banco Ambrosiano, que es el más conocido pero no exclusivamente. Era uno de los muchos de la red que habían tejido y que llegó incluso hasta Estados Unidos, con el Franklin National Bank y ese fue el principio de su ruina y del escándalo que se armó. Porque el juez (Thomas) Griesa, el mismo que está ahora en Nueva York, en 1980 le decretó la quiebra al banco y le aplicó a uno de los miembros de la logia veinticinco años de prisión por la quiebra fraudulenta. Después de eso se descubrió que este banco pertenecía la logia y estalló un escándalo que hizo caer al gobierno italiano, porque la logia había tomado los tres servicios de inteligencia de Italia, las cúpulas, las tres fuerzas armadas, diputados, senadores, profesores y periodistas. Y también había ocurrido lo mismo en la Argentina: los que aparecieron en las listas de la logia fueron personajes como José Lopez Rega, (José María) Villone, que fue secretario de prensa, y el almirante Emilio Massera, que era uno de los personajes principales de la logia en el país, porque querían candidatearlo a presidente de la república.
—Usted confiesa en la introducción que avanzó con cierta incomodidad en la investigación sobre conexiones entre la Iglesia y la logia, ¿cuáles son estos vínculos?
—Uno de los miembros de la logia, Michele Sindona, abogado siciliano experto en ingeniera financiera, a través de una serie de vínculos, logró ser asesor del Banco del Vaticano, del Instituto para Obras de Religión. Primero se asociaron en otra banca, que era la Privata Finanziaria, y después fue nombrado asesor y la Iglesia nombró a Paul Marcinkus presidente del banco. Marcinkus no conocía nada de finanzas, Sindona sí y era un personaje bastante popular incluso en Estados Unidos. A partir de ese momento, él va tejiendo la red bancaria junto con otro personaje que se llamaba Roberto Calvi. El gran problema del involucramiento del Vaticano es que lo iba poniendo con pequeñas participaciones a Marcinkus en muchos bancos. Y con la cara de Marcinkus, que en definitiva era la cara de la Iglesia, él iba obteniendo la confianza de sus clientes y de otras entidades financieras y así es cómo fue tejiendo su red. A través de esa red, con el Banco Ambrosiano, traficaron armas a la mafia sirio-turca, que a cambio ingresaba morfina y heroína en Italia. Ellos tenían una conexión muy estrecha con los países patrocinantes del terrorismo islámico.
—¿Queda en estos días cierta influencia de la logia en el Vaticano?
—Han quedado restos que el papa Francisco está limpiando. Ya despidió a muchos funcionarios del Instituto para Obras de Religión y todavía hay allí una guerra encubierta. Juan Pablo II estaba concentrado en la lucha contra el comunismo, en abrir grietas en la Unión Soviética, y Benedicto XVI era un intelectual, este tema lo trascendía. No podía manejar una cuestión como esta y terminó renunciando por las extorsiones de toda la red que estaba metida adentro. Y Francisco, como buen argentino y jesuita, y con todo lo que tuvo que aguantar del gobierno de los Kirchner, sabía de manejo de poder y de enfrentar enemigos, que es lo que está haciendo en este momento.
—Volviendo a la Argentina, en el libro usted revela que la candidatura de Cámpora fue pactada entre Lanusse y la logia.
—Así lo declaró el gran maestre de la logia del gran oriente de Italia ante el parlamente italiano. Que Licio Gelli le había confesado que él fue el que decidió la candidatura de Cámpora y la negoció con (Alejandro Agustín) Lanusse. ¿Por qué le interesaba que estuviera Cámpora y no Perón? Para generar el caos y que finalmente terminara en el golpe de Estado y en el advenimiento de Massera en la junta militar, que era su verdadero candidato. Después se habló de una cláusula proscriptiva que le impedía a (Juan Domingo) Perón ser candidato. La cláusula proscriptiva no era tal cosa. Se decía que si Perón quería ser candidato a presidente tenía que estar en la Argentina antes del 25 de agosto de 1972. Pero Perón volvió el 17 de noviembre, así que no se sabe cuál era el problema que tenia Perón. Eso se inventó para encubrir el verdadero motivo, y es que la logia se había decidido por Cámpora y no por Perón. Cuando Perón, harto ya de los desmanes que provocó el gobierno de Cámpora decidió desplazarlo y hacerse cargo del gobierno, lo que hicieron fue matar a (José Ignacio) Rucci a los dos días de las elecciones, con lo cual le cortaron a Perón su comunicación más leal con la masa obrera. Y a los pocos días mataron a (Carlos) Mugica, su vínculo con la juventud. Después a Perón lo van llevando por distintos periplos que lo conducen a la muerte. Lo hacen ir a inspeccionar la flota de mar cuando estaba con un broncoespasmo. Él vuelve pésimamente. Lo mandan a Paraguay, con una temperatura excepcionalmente fría a pasar revista a las tropas bajo la lluvia. Cuando vuelve, a los pocos días murió y ahí viene Isabel, que se hace cargo del gobierno. Se sabía que iba a durar muy poco, como efectivamente ocurrió. Y el golpe militar lo promueve fundamentalmente Massera. El ejército estaba dividido: había quienes querían dar el golpe y quienes decían que había que esperar. ¿Qué hace Montoneros para promoverlo? Toman el regimiento de Formosa, nunca hasta ese momento Montoneros había atacado un cuartel militar, y ese es el acontecimiento que desencadena la voluntad del ejército de sumarse a la propuesta de Massera.
—¿Cómo era la relación entre Juan Domingo Perón y Licio Gelli?
—Existía una relación muy estrecha. La tapa del libro contiene el momento en que Perón condecora a Licio Gelli con la orden del Libertador General San Martín, pero al mismo tiempo yo supongo que esa relación era de mutua desconfianza. Tanto es así que trece años después de muerto Perón la logia le corta las manos por compromisos no cumplidos. ¿Cuál es era el compromiso no cumplido? Nunca se supo, pero lo que deduzco de la investigación es que Perón no había permitido convertir a la Argentina en un narcoestado, que era el verdadero objetivo de la logia, sirviéndose de los vínculos que tenía la logia con el terrorismo islámico que estaba estrechamente ligado a todo lo que es tráfico de drogas.
—Usted establece una relación entre el gobierno anterior y la logia.
—El plan de la Propaganda Due se cumplió con el kirchnerismo. Es decir, una sociedad totalmente dividida. Se recreó la confrontación de los 70 sin sangre, o con menos sangre por lo menos —la de (Alberto) Nisman sí—. Se generó un polo de inseguridad en el Gran Buenos Aires con políticas hiper garantistas que prácticamente hacían que ningún delincuente quedara encarcelado; eso sirvió de excusa para traer a los gendarmes de la frontera norte y noreste hacia el Gran Buenos Aires para aumentar la seguridad, y así se desguarnecieron las fronteras y se permitió que se trajera la droga. Al mismo tiempo, una alianza con el terrorismo islámico: el acuerdo con Irán. Lo que no se conoce es la enorme penetración en América Latina: Irán tiene inversiones cuantiosas en Nicaragua, Ecuador, Venezuela y Bolivia. En Bolivia se concedió un yacimiento de litio a una empresa que maneja la guardia revolucionaria iraní. Y esa empresa no tiene experiencia en litio, pero sí en Uranio y cerca de este establecimiento de litio hay uno de Uranio. Lo que siempre estuvieron buscando los países islámicos de la Argentina fue su tecnología nuclear y en el caso de Bolivia el uranio. Esto lo traficaban también a través de Italia y la logia sirvió de bisagra para traficar incluso plutonio radioactivo a los países de Medio Oriente. El juez Giovanni Falcone lo había descubierto y lo hicieron volar con dinamita a su auto junto a su esposa. La mafia siciliana estaba conectada con la logia y con las organizaciones de terrorismo islámico.
—No quería dejar esta entrevista sin preguntarle por algo que sucedió meses atrás. Usted vio frustrada su designación en el ministerio de Seguridad a partir de la publicación de un artículo periodístico que escribió algunas décadas atrás, ¿cree que fue injusto el trato que recibió?
—Di un paso al costado para no perjudicar al Gobierno. Sí creo que fue injusto el modo de difusión, porque es la primera vez que veo que una noticia sorprende dos veces. Esto había sido publicado en 2008, son artículos escritos hace casi cuatro décadas, y yo frente a esa publicación había contestado con una carta diciendo que hacía muchos años que estaba alejado de las ideas de nacionalismo de derecha. Si bien sigo siendo una persona de ideas liberales, y se puede conservadora en algunas cosas, estaba completamente alejado del nacionalismo de derecha y de aquellas cosas que había escrito. Lo publiqué en 2008. Hay un tema de real malicia: ¿Cómo puede ser que habiendo publicado esa desmentida se haya publicado de nuevo la noticia? Lo más extraño de todo es que haya vuelto a sorprender.
*** Publicado en INFOBAE.
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