¿Tiene identidad la Argentina?
por HÉCTOR LANDOLFI.
Argentina es un país sin identidad”. Escuché esta frase en una reunión de amigos. Si comparamos la imprecisa identidad argentina con la de China, donde su carácter se forjó durante 5.000 años; o la de Francia con una cultura secular, evidentemente la identidad argentina es difusa.
Este perfil dubitativo se manifiesta con la propiedad privada cuando dueños de departamentos entregan al encargado el importe de las expensas. Suelen decirle: “Vengo a pagarle las expensas”, como si el portero fuera propietario de la casa y ellos los inquilinos. La juventud de nuestro país permite verificar la existencia de varias argentinas que se suceden, superponen y fusionan.
La Argentina española (católica). El arribo de los españoles al estuario del río de la Plata difiere de las formas en que se produjo la conquista en el resto de América. Mientras Pizarro acomete una clara invasión al poderoso Imperio incaico, Pedro de Mendoza llega a una llanura recorrida por tribus nómades que a nadie pertenecía. Se produce entonces una confrontación por el territorio entre la asentada Argentina española y la nómade Argentina indígena que se prolonga durante tres siglos y medio. Este conflicto tiene como ingrediente fundamental el ganado equino y bovino. Estos animales repercutieron positivamente en la cultura aborigen: los equinos dieron poder militar al indígena y los vacunos lo enriquecieron al transformarse en el principal instrumento de sus transacciones comerciales. Y ambas ganaderías marcaron el perfil de la Argentina que se formaba.
La Argentina inglesa irrumpe a principios del siglo XIX con amplia repercusión en la personalidad nacional. La carne argentina es producto de razas británicas: Aberdeen Angus, Shorthorn y Hereford; fútbol, tenis, rugby y hockey son deportes de Inglaterra. Los clubes argentinos de fútbol tienen nombres ingleses: River Plate, Boca Juniors, Racing, Newell’s Old Boys. La playa más popular de Mar del Plata se llama Bristol, como la homónima ciudad inglesa.
La Argentina masónica, presente en la identidad de la mayoría de nuestros próceres y en la simbología de edificios y monumentos históricos.
La Argentina militarista irrumpe en 1930 y proyecta su dureza sobre la sociedad durante más de medio siglo. Y constituyó un serio obstáculo para la formación de una clase política civil y democrática.
Al socaire de estas yuxtaposiciones aparece la Argentina francesa de notoria repercusión en la cultura de la primera mitad del siglo XX.
La vasta inmigración europea que llegó a nuestras playas a partir de fines del siglo XIX marcó en forma indeleble a nuestra nación. Dos de las más importantes: la Argentina italiana, cuya repercusión en todos los órdenes de la nación nos exime de dar ejemplos, y la Argentina española (gallega), laboriosa y diferente a la realista primigenia. La Argentina árabe, tercera en importancia numérica, no fue completamente islámica, trajo en su espiritualidad, también, al cristianismo maronita.
La Argentina judía comienza cuando el Barón de Hirsch gestiona en Rusia la liberación de judíos presos en pogromos. La acción del filántropo muniqués fue apoyada por el presidente Roca al ordenar al cónsul argentino en San Petesburgo que pida al zar por la liberación de judíos detenidos en pogromos y les permita emigrar a la Argentina.
La Argentina de las periferias. En las últimas décadas del siglo pasado se acrecienta una inmigración proveniente de países limítrofes. Paraguayos, bolivianos y peruanos se instalan en la Argentina en busca de mejores horizontes para sus familias.
La inmigración europea ingresada a nuestro país hacia fines del siglo XIX tuvo al tango como su expresión estética y al radicalismo como manifestación política. Los inmigrantes de las periferias generaron la cumbia villera, su perfil musical. Y los movimientos sociales serían su expresión política.
Este proceso argentino no sería mestizaje, término apegado a lo biológico, sino metabolismo. Metabolismo por la variedad y complejidad de las distintas identidades que interactúan.
En esta evolución, los logros relevantes se obtienen al fusionarse componentes inmigrados como aconteció con el tango y la cumbia villera.
Miguel de Unamuno elogia al Martín Fierro y dice que el caballo criollo “lleva en la sangre de sus venas fuego del sol de Andalucía”. Ignición producida sobre la sangre bereber de la jaca sevillana traída por los españoles.
El caballo criollo es producto de la genética del equino ibérico procesada durante 300 años en la feracidad de la llanura argentina. La combinación de biología y naturaleza cambia el perfil cóncavo (árabe) del corcel andaluz por el convexo, del caballo criollo.
Lo diverso de la identidad argentina es una de las causas de su inestabilidad. Y a la vez, esta multiculturalidad facilita su inserción en el mundo globalizado.
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