“Cuartel general en las llanuras de Chacabuco: el enemigo, en número de más de dos mil, sostuvo un vivo fuego de fusil y cañón, pero fue absolutamente derrotado. Dejó en el campo de batalla más de seiscientos muertos, quinientos y tantos prisioneros (...), mil y más fusiles, dos piezas de artillería, cantidad de municiones. Los que murieron de los nuestros no alcanzan a cincuenta”, le escribió el General a Belgrano en una carta en que le anunciaba “la jornada feliz de Chacabuco ha restituido a Chile el goce de su libertad".
José Francisco de San Martín y Matorras nació en la ciudad
de Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú, actualmente en la provincia
argentina de Corrientes, a la vera del río Uruguay, Virreinato del Río de la
Plata; 25 de febrero de 1778-Boulogne-sur-Mer, 17 de agosto de 1850).
Junto con Simón Bolívar, fue reconocido Libertador de
América por sus importantes contribuciones a la libertad de una gran parte de
la América española.
José Francisco o Francisco José -el certificado original de
su bautismo se perdió en un incendio- fue bautizado por Francisco de la Pera,
fraile dominico y cura de Yapeyú. Habría sido bautizado como Francisco José
aunque la inversión de los nombres fue producto de la costumbre de la familia
que lo llamó de esta manera.
Su padre, don Juan de San Martín, era el gobernador del
departamento; su madre, doña Gregoria Matorras, era sobrina de un conquistador
del Chaco.
Las ideas católicas de los padres del Libertador, ambos
terciarios dominicos y cofrades de Nuestra Señora de la Blanca, hablan de
tradición familiar auténticamente cristiana.
“Su bautismo de fuego tuvo lugar en el norte de África, a
los 13 años de edad, en 1791; intervino en distintos campos de batalla en
Europa durante las guerras napoleónicas y retornó a Buenos Aires en 1812 para
luchar por la libertad de Sudamérica. Tras diez años de vida pública consiguió
asegurar la independencia de tres países.
Encabezó una carga de caballería en San Lorenzo (3 de
febrero de 1813). Allí, en un combate que duró aproximadamente quince minutos,
pudo perder la vida de no ser por la fidelidad de heroicos granaderos como
Cabral y Baigorria.
San Martín escribió reiteradamente a Tomás Godoy Cruz,
diputado cuyano en el Congreso de Tucumán, insistiendo en la necesidad de que
la Independencia fuese declarada cuanto antes. Era la cobertura legal que
necesitaba para emprender el Cruce de los Andes comandando el ejército regular
de un país soberano; caso contrario el mundo interpretaría la campaña como una
simple rebelión contra el monarca español Fernando VII” (Telam).
En enero de 1817 comenzó el cruce del ejército, alrededor de
4000 hombres, infantería, caballería, artillería de campaña y las provisiones
para un mes. El grueso del ejército cruzó dividido en dos columnas, por el paso
de Los Patos y por el de Uspallata, y se encontraron en Santa Rosa de los
Andes.
"Los ricos y los terratenientes se niegan a luchar, no
quieren mandar a sus hijos a la batalla, me dicen que enviarán tres sirvientes
por cada hijo solo para no tener que pagar las multas, dicen que a ellos no les
importa seguir siendo una colonia. Sus hijos quedan en sus casas gordos y
cómodos, un día se sabrá que esta patria fue liberada por los pobres y los
hijos de los pobres y los negros que ya no volverán a ser esclavos de nadie."(General
José De San Martín) Documento: Ciudadanos que han donado esclavos gratis para
el Ejército del Perú, al mando de Manuel Belgrano. Buenos Aires, 28 de julio de
1813. Documentos Escritos. Fondo Lamas. Sala VII. Legajo N° 2667.
Al momento del cruce de los Andes el Batallón N° 8, en
particular, reunía algo más de 800 hombres distribuidos en 2 jefes, 29
oficiales y 783 soldados de tropa. Pero no era el único cuerpo del ejército que
estaba integrado por libertos, también el Batallón N° 7 y el N° 11 estaban
compuestos en buena parte por africanos y afromestizos que a través de su
integración militar estaban asumiendo la causa de la libertad política de la
Patria al mismo tiempo que la vía para alcanzar su libertad civil y aspirar a
la movilidad social.
San Martín ordenó a un soldado que custodiaba el depósito de
pólvora que no permitiese a ningún militar que usase espuelas, penetrar en ese
recinto. Porque al rozarse, estas podrían encender una chispa y provocar una
explosión.
Al día siguiente, San Martín, que precisamente calzaba
espuelas, pasó por el citado polvorín. Quiso inspeccionarlo. Encontró al mismo
soldado, que no había olvidado su orden de no permitir a nadie el acceso.
-No puede pasar con espuelas, mi general.
-Tengo urgencia, soldado. Apártese, por favor.
-Discúlpeme mi general, pero tengo una orden y la debo
cumplir.
San Martín se retiró simulando ofuscación. Horas después
mandó llamar al subordinado, que acudió atemorizado por la posible sanción.
-Lo felicito, soldado. Por su sentido de la obediencia y por
haberme dado una verdadera lección. Queda ascendido a cabo.
El 12 de febrero de 1817, pocos días después del cruce de la
cordillera, el ejército de los Andes venció a los realistas en la batalla de
Chacabuco y a los pocos días el Libertador ingresó a la ciudad de Santiago. El
Cabildo se reunió el día 18 y designó a San Martín como Director Supremo, pero
éste renunció al honor y entonces fue electo para el cargo el general Bernardo
O´Higgins.
En los primeros días de 1818, un ejército realista desembarcado
del Perú, avanzó sobre la capital de Chile. El 19 de marzo, en un ataque
nocturno, los realistas derrotan a los patriotas en la batalla de Cancha Rayada
en la cual O´Higgins resulto herido.
“Nuestra Patrona, la Santísima Virgen del Carmen nos dará la
victoria, y aquí mismo le levantaremos la iglesia que conmemore su triunfo”
(FURLONG, 1963, p. 77).
El camino hacia Lima por mar estaba abierto, pero era
necesario crear una flota que no existía. Con algunos barcos capturados al
enemigo y otros comprados a los Estados Unidos e Inglaterra se creó la marina
chilena que estuvo al mando de los almirantes Blanco Encalada y luego del
inglés, lord Cochrane.
En el mes de julio de 1821, San Martín entró triunfante a
Lima, proclamó su independencia el 28 de julio.
Designado “Protector”, ejerció el gobierno y dictó el estatuto
provisional que debía regir en aquel país.
En octubre de ese mismo año instituyó la Orden del Sol.
San Martín tenía 45 años y era generalísimo del Perú,
capitán general de la República de Chile y general de las Provincias Unidas del
Río de la Plata.
Tras la muerte de su esposa Remedios en 1823, en Buenos
Aires, San Martín dejó su finca en Mendoza, recogió a su hija y abandonó para
siempre la Argentina. No pudo ingresar a Francia, como lo deseaba, y residió
unos meses en Inglaterra, antes de radicarse en Bruselas.
Su amigo español, el marqués Alejandro Aguado, adquirió una
casa en Grand-Bourg tuvo que alquilar el último piso, ya que la familia que le
alquilaba vivía en el 1ero y el segundo y ambas familias compartían el 3er piso
que se destinaba a comedor y "living". El alquiler se pagaba con una
renta vitalicia que le daba el gobierno del Perú.
"A la verdad, cuando uno considera que tanta sangre y
sacrificios no han sido empleados sino para perpetuar el desorden y la
anarquía, se llena el alma del más cruel desconsuelo." le manifestaba en
una carta de José San Martín a Bernardo de O´Higgins en 1841.
Fallece a la edad de 72 años, a las tres de la tarde del 17
de agosto de 1850 en compañía de su hija, de su yerno y sus nietos con un
crucifijo en el pecho, no recibió los últimos sacramentos por su muerte
repentina. Su responso se rezó en la iglesia de San Nicolás y sus restos
embalsamados fueron depositados por 11 años Su cuerpo fue colocado en una
capilla de la cripta de la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada
Concepción de Boulogne-sur-Mer y trasladado en 1861 a la bóveda de la familia
González Balcarce, ubicada en el cementerio de Brunoy. Desde 1880 descansa en
la catedral de Buenos Aires.
En el año 2010 la Justicia francesa confirmó un fallo que
prohíbe rematar la casa en la que vivió el General José de San Martín en
Boulogne Sur Mer, que pertenece al Estado argentino y funciona como museo.
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