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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, agosto 11, 2020

De carbonero a pintor. Un artista bien 'boquense'.
Manuel Chinchella, nació en Nervi, Génova; y como muchos italianos viajó a la Argentina a fines del siglo XIX para mejorar su situación de vida. En principio se radicó en la ciudad de Olavarría.
Era una persona de un gran físico, con lo cual de lo apodó “El gaucho de Olavarría”. Luego de un tiempo, se trasladó a la ciudad de Buenos Aires, afincándose en el barrio de La Boca y trabajando en el puerto descargando bolsas de carbón.
Luego de un tiempo conoció a Justina Molina, una muchacha entrerriana descendiente de familias aborígenes. Después de un tiempo trabajando como asistente en una casa de familia, Manuel y Justina abrieron una carbonería en la calle Irala al 1500.
El 1 de marzo de 1890 (fecha aproximada), nació en Buenos Aires, Benito Juan Martín, a los pocos días fue abandonado en la Casa de Niños Espósito. Vivió sus primeros seis años de vida en un asilo de las Hermanas de la Caridad en San Isidro.
El 18 de noviembre de 1896 Benito fue adopatdo por Manuel y Justina, con lo cual adoptó el apellido de su padre adoptivo “Chinchella”, que con el tiempo se castellanizó en “Quinquela”.
En 1904, la familia se mudó a la calle Magallanes al 900, una zona muy popular, de mucha militancia social y política. Benito, siendo menor de edad, militaba en el partido socialista repartiendo volantes y militando para Alfredo Palacios.
Para ganarse la vida, comenzó a trabajar con su padre. A pesar de tener un físico magro, lo apodaron “mosquito”, porque no obstante el físico, era muy veloz en sus movimientos.
Inspirado en los colores que veía en el puerto de La Boca del Riachuelo, empezó a hacer sus primeros dibujos. Sus primeros trabajos fueron con carbón en lienzo, aunque eran bastante grotescos. A los 14 años ingresó en el Centro Cultural Sociedad Unión de la Boca, donde junto a estudiantes y obreros desarrollaban diferentes actividades.
Tres años más tarde, entró en el Conservatorio Pezzini-Stiatesi, que era parte de la Sociedad Unión de la Boca. Allí conoció a Juan de Dios Filiberto y demás colegas que marcaron su vida. Su maestro fue Alfredo Lazzari, quien le dio sus primeros conocimientos técnicos. Allí estudió hasta 1920.
Después de trabajo, para contrarestar la falta de educación formal, se encerraba en alguna biblioteca. De toda la literatura que leyó la que más le impactó fue “El arte” del escultor francés Auguste Rodin; ésta fue la que le despertó su vocación.
De las enseñanzas de Rodin, Benito expresaría: "Pinta tu aldea y pintarás el mundo”. De hecho nunca se apartó de su aldea: el barrio de La Boca, sus vecinos y el puerto.
Durante un período, se trasladó a la ciudad de Villa Dolores, en Córoda, debido a una fuerte tuberculosis. Los aires serranos le haría bien a la salud.

De regreso a La Boca, logró establecer un pequeño taller de arte sobre la carbonería. Su lugar de convirtió en punto de encuentro con amigos, donde se conversaba y discutía hasta la madrugada, cosa que le causaría discusiones con su familia.
A rais de este alejamiento, su vida sufriría un cambio radical. Alimentándose a mate y galletas marineras y deambulando como un bagabundo, conoció ladrones, malandras y punguistas, de los cuales aprendió los códigos de la calle.
Luego de tanto deambular y a raiz de los ruegos de su madre, volvió a su hogar y consiguió trabajo en la Oficina de Muestras y Encomiendas de la Aduana en la Dársena Sur. Su nuevo empleo consistía en limpiar ventanas y cebar mate lo que le dejaba tiempo libre para pintar. Pero no duró demasiado.
A los pocos meses, en el año 1910, se presentó en una exposición, una muestra de todos los alumnos del taller de Alfredo Lazzari en la Sociedad Ligur de Socorro Mutuo de La Boca con motivo del veinticinco aniversario de esta sociedad, aunque sus trazos todavías eran bastante torpes.
Para mejorar su técnica estudió con el maestro Pompeyo Boggio, quien le enseñó técnicas de dibujo natural. Junto con Quinquela estudiaron Adolfo Bellocq, Guillermo Facio Hebequer, José Arato y Abraham Vigo, quienes ante el rechazo de participación en el Salón Nacional, crearon el Primer Salón de los Recusados en la Av. Corrientes 655 de la ciudad de Buenos Aires.
Después de muchos intentos de envíos al Salón Nacional de las Artes, el jurado aceptó una de ellas. Luego de esta exitosa exposición, tuvo la oportunidad de realizar una muestra individual. Ésta se llevó a cabo en el Jockey Club, en la exposición se entremezclaron con el público banqueros, terratenientes, industriales y otros miembros de la alta sociedad con carboneros, navegantes y vagos del puerto amigos de Quinquela. Los cuadros se presentaron en marcos de alta calidad, costeados por Taladrid acompañados por una orquesta con piano y violín que interpretaba obras de Schubert, Schumann, Beethoven y Filiberto. A pesar del lujo, Quinquela nunca se olvidó de sus amistades y de su barrio.
Luego de estos acontecimientos comenzó un trámite a través de la justicia para castellanizar su apellido y modificar sus nombres. El trámite tardó en hacerse, cuando consiguió la audiencia con el juez aprovechó y de "Benito Juan Martín Chinchella" pasó a ser "Benito Quinquela Martín".
Realizó exitosas giras en el extranjero, Río de Janeiro, Barcelona, Madrid, París, Nueva York, Roma, Milán, Nápoles, Londres; además una extensa y triunfante gira por Argentina.
Benito realizó innumerables donaciones y mantuvo siempre su espíritu de barrio y nunca olvidó sus raíces. En 1950 un grupo de vecinos, entre los que se encontraba el pintor boquense Benito Quinquela Martín, decidieron recuperar una vía de tren abandonada. En 1959, a iniciativa de Quinquela Martín, el gobierno municipal construyó allí una calle museo, con el nombre que le había puesto el tango, "Caminito".
Participó en el cine nacional personalizándose él mismo en la película “He nacido en la ribera”, junto a Susana Giménez, Santiago Bal. Ricardo Darín entre otros. El film dirigido por Catrano Catrani y el guion de Víctor Tasca fue estrenado el 19 de agosto de 1972.
Ya de grande, sufrió una hemiplejia y tuvo que luchar un largo tiempo para recuperar su motricidad. Soltero y sin herederos, decidió casarse a sus 84 años con su secretaria Alejandrina Marta Cerruti, quien sería su única heredera, fue el 15 de marzo de 1974.

Falleció el 28 de enero de 1977 en el Instituto del Diagnóstico de Buenos Aires por una complicación cardiovascu
lar. Sobre la madera que conformaba el ataúd estaba pintado una escena del puerto de La Boca.
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