POR DIEGO BAROVERO *
No es común en la historia política contemporánea que un concepto determinado se asocie de manera generalizada con un nombre propio. Sin embargo, una excepción infrecuente es el denominado “Teorema de Baglini”.
Como se recuerda, el mismo refiere a la distancia entre la cercanía de un sector o actor político determinado con el poder y la formulación de teorías o propuestas. En general se admite que la posibilidad de acceso al poder son inversamente proporcionales a la audacia de sus proyectos o enunciados, que son más irracionales e imposibles de poner en práctica cuanto menores sean las posibilidades de gobernar de quien las proponga.
Y se denomina así porque fue enunciada por el entonces diputado nacional Raúl Baglini en una maratónica sesión del año 1986 en que la cámara debatió la deuda externa. Entonces el PJ feroz opositor al gobierno del presidente Alfonsin proponía entre otras originalidades “moratoria y no pago” de los compromisos externos, uno sino el mayor condicionante de la transición democrática y la recuperación económica de la Argentina en aquel momento histórico.
Raul Baglini fue el orador más destacado de aquel debate y su gigantesca figura física unida a su claridad de pensamiento y su elocuencia en la argumentación le dieron una singular difusión pública y una popularidad notable que sin embargo no le alcanzó para convertirse en gobernador de su provincia, Mendoza, en las elecciones que se realizaron algunos meses más tarde. La derrota del gobierno radical en casi todo el país también arrastró a ese dirigentes voluminoso, joven, inteligente y prometedor.
Se había recibido de abogado en la Universidad de Cordoba, y su gran capacidad intelectual le deparó una trayectoria exitosa en el campo profesional. Integró en 1983 ese primer lote de jóvenes dirigentes radicales que llegó electo a la cámara de diputados con la primavera Democrática alfonsinista, donde se destacó por su laboriosidad, su inteligencia, su capacidad analítica y su brillantez argumentativa; el debate de la deuda externa le dio trascendencia nacional.
La de Baglini es una generación de hombres y mujeres que hacían política creyendo en la democracia, en las instituciones, en la argumentación y en las convicciones ideológicas sin renunciar nunca al diálogo y a la búsqueda de consensos. Raul Alfonsin, el más lúcido de los dirigentes de aquella etapa histórica consideraba “genial” a Baglini, elogio nada despreciable.
Baglini también representó al radicalismo y a su provincia con notable solvencia en el Senado de la Nación. Sus dotes parlamentarias eran reconocidas y respetadas por todos los sectores. El peronismo ya en el gobierno, en el segundo turno de la transición democrática y liderado por Carlos Menem, recurrió en consulta más veces de las que se saben a sus conocimientos y su versación jurídica y económica.
Protagonista central de aquellas primeras dos décadas de vida constitucional (1983/2003), si bien no estaba retirado de la actividad política militante, mantenía un rol más activo como consejero o consultor de los principales dirigentes de la UCR, y de sus bloques parlamentarios.
Se ha conocido la noticia de su fallecimiento, a los 71 años, y las instituciones del sistema democrático y la Unión Cívica Radical en particular, han perdido a uno de sus defensores más formados y sagaces.
* Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.
Publicado en Diario "La Prensa", 3 de enero del 2021.
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