Canela, Pablo Bernasconi, Magdalena Fleitas, María Teresa Andruetto y otros referentes de la literatura infantil participan de actividades y recuerdan el impacto en su vida de la obra de la madre de Manuelita.
Una pregunta recurrente que reciben libreros, bibliotecarios, docentes y promotores de la lectura es por dónde empezar a armar una colección literaria de calidad para chicos y chicas: qué libros y qué autores conviene elegir para que se enganchen con las historias cuando todavía son pequeños para leer solos o pasan muchas horas con videojuegos y demás chiches tecnológicos. Si hubiera que dar una sola respuesta a esa duda frecuente hay un nombre que nunca falla: María Elena Walsh. Sus cuentos, poemas, canciones y espectáculos musicales abren la puerta a un universo excepcional poblado de personajes maravillosos, humor delirante, rimas inteligentes, tramas absurdas, juegos de palabras, capas de sentido para descubrir a distintas edades. A diez años de la muerte de la autora, compositora y cantante, su obra permanece en el centro de la creación literaria para la infancia como el sol de una galaxia en permanente expansión.
A modo de homenaje a una de las grandes firmas de su catálogo, el grupo Penguin Random House organiza un ciclo de actividades con autores como Canela, María Teresa Andruetto, Pablo Bernasconi, Gabriela Massuh, Laura Ramos, Adela Basch, Liliana Cinetto y Cecilia Pisos. “El mes del Reino del Revés” se desarrollará entre la fecha de la muerte de Walsh (el domingo 10 de enero) y la de su nacimiento (el 1 de febrero cumpliría 91 años). Habrá charlas, lecturas, talleres de rimas y limericks (esa forma poética que María Elena combinó con la picardía de las coplas criollas) y un concierto en vivo de Magdalena Fleitas inspirado en el repertorio popular de Walsh. La programación se podrá seguir online desde las distintas cuentas de Penguin en Instagram y también se podrán ver luego en el canal de YouTube de la editorial.
El domingo a las 10 Canela, que fue editora de Walsh en Sudamericana y todavía se sorprende por la atracción que causa la autora en los chicos de varias generaciones, hará un recorrido por la vida y la obra de la poeta en la charla GPS: Guía para sobrevivir. ”Recuerdo la revolución que significó para los que trabajamos para niños la aparición de María Elena en el mundo de la creación. Y me pregunto sobre su vigencia: cómo puede ser que aquello que nos revolucionó a quienes escribíamos, cantábamos y actuábamos por entonces siga fascinando a los chicos de hoy”, dijo a LA NACION.
En su biblioteca, Canela conserva primeras ediciones de los libros de Walsh, aunque no tiene todos porque se los regaló a sus hijos y nietos. “Hace poco, mi nieta de cinco años estaba en casa y me escuchó cantar ‘Manuelita’. Desde la otra habitación gritó: ‘¡María Elena Walsh!’. Con la introducción del disparate y el juego como medio poético, su lenguaje no se limita a la rima. Transmite placer en el uso de las palabras y tiene una gran capacidad para contar una historia que guarda otro texto entre líneas. Por ejemplo, cuando canta ‘La pájara pinta’, que lo toma del folclore, otra fuente de su poética, dice: ‘Yo soy la pájara pinta / viuda del pájaro pintón / mi marido era muy alegre / y un cazador me lo mató’: ahí ya está sintetizado el drama. ‘Una bala le mató el canto / -y era tan linda su canción- / la segunda le mató el vuelo / y la tercera el corazón’: es una metáfora sencillísima y potente. Ella decía: ‘Es difícil escribir sencillo’. Desnudaba las palabras y trabajaba mucho los poemas, no eran fruto de la casualidad”, agrega Canela. Entre otros poemas, elige uno de sus favoritos: “La viborita se va corriendo a Vivoratá para ver a su mamá / La cabeza ya llegó pero la colita no / Ter-mi-nó”. “Tiene 21 palabras. Es maravilloso”.
A María Teresa Andruetto, que el viernes 22 a las 18 dialogará con Pablo Bernasconi sobre el legado de María Elena, también le fascina la vigencia de una obra creada hace más de cinco décadas. La escritora cordobesa tiene, igual que Canela, una nieta de 5 años que adora las canciones y los poemas de Walsh. “Son muy pocos los artistas que logran la belleza de la permanencia: que un niño de hoy se emocione, se sorprenda, se ría con las mismas frases que una niña de mi época”, asegura Andruetto, que disfruta tanto de la “María Elena de los niños” como “la de los adultos” con canciones que la marcaron como “De mis tiempos”, “Como la cigarra” y el tango “El 45”, que define como “tierno e irónico”.
Como una tía piola, de esas que son siempre las favoritas por su humor y su complicidad, María Elena devino en tesoro familiar sin proponérselo. Muchos de los argentinos que hoy rozan los 50 crecieron con los libros, los discos y los espectáculos musicales creados por Walsh y, a la hora de elegir material de calidad para sus hijos, no dudaron y eligieron los que llevan la firma MEW. De esa valiosa herencia que transmitieron con orgullo hablarán Cecilia Fanti (miércoles 13 a las 17), Natalia Kiako (jueves 20 a las 17) y Johanna Wilhelm (miércoles 27 a las 17) en la serie de charlas en primera persona “Crecer y criar con María Elena Walsh”, en el marco del homenaje organizado por PRH.
El ciclo incluye también lecturas de “La Plapla” (lunes 11, a las 21), “Tutú Marambá” (lunes 18, a las 21) y “El Gatopato y la princesa Monilda” (lunes 25 a las 21), a cargo de la editora María Amelia Macedo. Además, Cecilia Pisos dictará un taller de rima y limericks al estilo de MEW (jueves 14, 21 y 28 a las 18) y Gabriela Massuh, autora de la excelente biografía Nací para ser breve (Sudamericana), recorrerá la vida y la obra de Walsh en un diálogo con Laura Ramos (viernes 15 a las 18).
Para el cierre (lunes 1 a las 18) está programado un concierto en vivo por Instagram de Magdalena Fleitas, que dijo a LA NACION: “Voy a hacer un homenaje con canciones de su repertorio y algunas de mis canciones inspiradas en su obra. María Elena tiene un repertorio muy amplio, inspirado a su vez en ritmos folclóricos nacionales y latinoamericanos. Su folclore no está estereotipado e incluye chacarera, zamba, vidala, carnavalitos, chamamé. Voy a tomar ese hilo folclórico para hacer un viaje junto con María Elena de Argentina al mundo. Igual que en su obra literaria, en sus canciones propone jugar: con las palabras, con las historias, con el ritmo”.
Bernasconi, que nació en 1973, fue lector de Walsh en la infancia: “Me la leía mi mamá. Tengo guardados sus libros y después se los leí a mis hijos, Franco y Nina. Y les cantaba las canciones. Es un legado que viene en las venas, que dejó una huella en mí y sentí la necesidad de traspasar ese legado a mis hijos”, dice el autor e ilustrador, que recuerda la timidez y la emoción que sintió la primera vez que habló con la autora de “El reino del revés”. Hace más de 15 años, le encargaron que ilustrara una serie de cuentos y dice que ella, en la primera charla, lo trató con severidad y desconfianza hasta que, después de varias conversaciones, entraron en confianza. “Me pasó como cuando conocí a Quino: casi no le puede hablar porque sentía que estaba frente a un prócer como San Martín”, cuenta Bernasconi. “Con María Elena siento lo mismo que por un puñado de seres que nos han cambiado la vida, escritores que nos iluminan lugares que de otro modo no hubiésemos conocido, o que hubiésemos percibido de forma muy diferente. Es la clase de personas, que a través de su arte, se vuelven, sin saberlo, nuestros seres queridos”.
Publicado en Diario "La Nación", 8 de enero del 2020.
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