Origen del virus: el misterio sigue.
LEO RAMÍREZ Y DAN MARTIN *
Se cumplió un año desde la primera muerte de coronavirus confirmada en China, la de un hombre de 61 años que solía acudir al mercado de pescado de Wuhan. Casi dos millones de muertes después, la pandemia está fuera de control en todo el mundo y ha causado decenas de millones de enfermos y el descalabro de la economía mundial.
China, que ha controlado en gran medida la pandemia en su territorio, sigue poniendo trabas a los intentos independientes de averiguar los orígenes del virus y de dar respuesta a la cuestión central de cómo se transmitió de los animales a los humanos.
Quedan pocas dudas de que el virus que puso al mundo de rodillas surgió en diciembre de 2019 en un mercado de Wuhan, en el centro de China, donde se vendían animales salvajes para su consumo, y se cree que el patógeno apareció en una especie de murciélago no identificada. Pero las pesquisas terminan ahí, pues tropiezan una y otra vez en un revuelto de pistas que sugieren que el virus podría haberse originado previamente, fuera de Wuhan.
Establecer el origen es vital para poder atajar futuros brotes rápidamente, indican los virólogos. Esa pista podría marcar la pauta a la hora de tomar decisiones políticas sobre si hay que sacrificar poblaciones de animales, poner en cuarentena a las personas afectadas o limitar la caza de animales salvajes o los contactos entre humanos y animales.
China fue elogiada por haber informado con prontitud sobre el virus y por divulgar su secuencia genética, en comparación con su comportamiento durante el brote de SARS de 2002-2003, que ocultó al principio. Pero no en todo ha sido tan transparente.
Las autoridades de Wuhan intentaron tapar el brote en un primer momento y después malgastó semanas preciosas negando la transmisión entre humanos.
Desde el principio, las autoridades chinas declararon de forma tajante que el brote empezó en el mercado mayorista de mariscos Huanan de Wuhan. Pero los datos de China de enero de 2020 muestran que varios de los primeros casos no guardaban relación con el mercado, lo que sugeriría que el origen del virus podría estar en otro lado.
La versión de China dio un giro en marzo, cuando un responsable para el control de enfermedades, Gao Fu, dijo que el mercado no era la fuente, sino una “víctima”, un lugar en el que el patógeno simplemente se amplificó.
Desde entonces, China no consiguió atar ningún cabo, facilitando con cuentagotas información sobre las muestras animales o ambientales recabadas en el mercado, que podrían ser de ayuda para los investigadores.
Ahora, una misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) está en el limbo, después de que China les negara la entrada. El sábado, un responsable de Salud de China afirmó que el país estaba “preparado” para que el equipo de la OMS, formado por diez expertos, visitara Wuhan.
Qué se les permitirá ver a los científicos una vez allí o qué esperan encontrar un año después también es una incógnita. Los expertos afirman que las autoridades podrían haber destruido o limpiado pruebas cruciales.
Las razones que llevaron a China a actuar con tal secretismo no están claras, pero el Partido Comunista –en el poder– tiene un largo historial de eliminar información que pueda ser políticamente dañina. Denunciantes y periodistas que compartieron detalles por internet de lo que sucedió en las terroríficas primeras semanas del virus han sido amordazados o encarcelados.
Puede que Pekín quiera esconder olvidos o fallos en la regulación o la investigación para evitar bochornos a nivel interno o que salgan a la luz “retrasos” globales, apunta Daniel Lucey, epidemiólogo de la Universidad de Georgetown. Quizá el mercado de Wuhan no sea el punto de salida. Según él, el virus ya se había propagado rápidamente por Wuhan en diciembre de 2019, lo que indicaría que estaría circulando desde mucho antes. Es así porque a un virus puede llevarle meses o hasta años desarrollar las mutaciones para convertirse en altamente contagioso.
Por si las dudas no fueran suficientes, en diciembre China dijo que en Wuhan, al principio de la epidemia, podrían haberse dado hasta 10 veces más casos de covid-19 de los declarados en ese momento. En cualquier caso, el rastro se ha perdido, y las pistas que han ido apareciendo solo han servido para crear más confusión, como las que apuntan que el virus podría haber existido en Europa y en Brasil antes del brote de Wuhan, nunca confirmadas, pero que China aprovechó para desviar la atención.
* Periodistas de AFP. Shangai.
Publicado en Diario "Río Negro", 13/01/2020.
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