Carmen Puch y Velarde, la heroica esposa del general Güemes.
Murió el 3 de abril de 1822, a los 25 años de edad y a poco de perder a su marido y a su hijo.
3 de abril de 2022.
Un día como hoy, pero de 1822, expiraba en Horcones, Rosario de la Frontera, María del Carmen Puch y Velarde, esposa del general Martín Miguel de Güemes, asesinado nueve meses y 13 días antes.
Según datos biográficos aportados por el historiador Atilio Cornejo, doña Carmen había nacido en la ciudad de Salta el 21 de febrero de 1797, en la “Casa de los Puch”, Calle de la Estrella (hoy Ituzaingó). Era hija de don Domingo Puch, español oriundo del pueblo de Olariaga, Vizcaya, y de doña Dorotea de la Vega Velarde. Tuvo cuatro hermanos: Gerónimo, Manuel, Juan de la Cruz y Dionisio que llegó a ser gobernador de Salta.
Contrajo matrimonio con el teniente coronel Martín Miguel de Güemes, el 10 de julio de 1815, cuando contaba con 17 años de edad, y fue madre de tres varones: Martín del Milagro (2/9/1817), Luis (21/7/1819) e Ignacio, fallecido a poco de nacer y, según dato aportado por el Lic. David Slodky, nacido el 31 de julio de 1820.
A los cuatro días de consagrado su matrimonio, Güemes informó de su boda al Director Supremo don Ignacio Álvarez Thomas en los siguientes términos:
“Excmo Sr.
Consultando la tranquilidad de mi espíritu, el mejor servicio de Dios y de la Patria, he contraído matrimonio el 10 del corriente con Da. María del Carmen Puch, hija legítima, y de matrimonio del teniente coronel graduado Dn. Domingo Puch, y de Da. Dorotea de la Vega Velarde, de las principales y más antiguas familias de este pueblo. Sus virtudes morales, su acrisolada conducta y su decidido amor al sistema de América, y demás bellas cualidades que la adornan son bien notorias a cuantos la han tratado. Tengo el honor de comunicarlo a V.E. para su superior inteligencia y fines conducentes; ofreciendo, como ofrezco su sinceridad, afecto y respetos.
Salta, julio 14 de 1815. Firmado: Martín Güemes”.
La más bella.
Para el Dr. Bernardo Frías, Carmen era “la mujer más bella de su tiempo; de tez blanca, de cabello rubio y abundantemente crespo; sus ojos de un azul profundo, su estatura más bien baja; tenía una bondad tan elevada como su hermosura”.
Pero mucho antes de que Frías se refiriera a la belleza de Carmen, otros hombres adscriptos a la causa patriótica o no, aportaron datos similares sobre esta dama salteña. Así por ejemplo, el 10 de agosto de 1815, el Dr. José Andrés Pacheco de Melo le escribe a Güemes a días de su casamiento: “Me hallo repuesto de mis males y de todos modos dispuesto a tu servicio y el de madame Carmen, con quien me aseguran te has casado. Doyte la enhorabuena por la elección tan acertada que habéis hecho, tanto por la hermosura de esa señorita cuanto por las virtudes que la adornan. Hazme la gracia de ponerme a sus órdenes”.
Un año después, y superado el conflicto entre Rondeau y Güemes luego del “Pacto de los Cerrillos”, aquel le escribe desde Jujuy el 29 de abril de 1816 diciéndole al despedirse del gobernador de Salta: “Mis finos afectos a su Carmen divina”.
Más formales son las referencias a la esposa de Güemes, de Belgrano, Pueyrredón y Alejandro Heredia, aunque siempre y con respetuoso afecto le llaman “Carmencita”.
Y así fue que por mucho tiempo, cuando se hablaba de la esposa de Güemes, las referencias más notables solo se referían a su belleza personal pero poco, o casi nada, al papel que había cumplido al lado de su esposo, como mujer comprometida con la causa patriota. En este punto hay que destacar que Carmen provenía del hogar de los Puch, hogar que desde un principio abrazó la causa de la Independencia. Era la casa de don Dionisio Puch, quien además de sostener “Mi patria es la patria de mis hijos”, aportó hartos bienes y dinero para la Guerra de la Independencia. De manera que doña Carmen provenía de un hogar compenetrado con los problemas políticos de la época y por lo tanto referirse a ella solo resaltando su belleza es al menos injusto. Fue sin duda una heroína, como bien resalta David Slodky en su trabajo “Al encuentro de la heroína Carmen Puch de Güemes” (2007), al transcribir un párrafo de la carta que el Marqués de Tojo envía a Güemes el 9 de septiembre de 1816: “Dile a mi brujita -dice Fernández Campero- que será una heroína si sigue acompañándote”, y concluye: “Exprésale que la quiero porque dulcifica tus trabajos”.
PUBLICADO EN EL TRIBUNO DE SALTA.
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